Capítulo XXXV: La llamada.

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Un año. Un año es el tiempo que ha pasado desde que Amelia se casó con Chris, un año desde que había dejado a Javier. Hacía ya tres meses que había dado a luz a su primogénito, chris lo había llenado de toda clase de regalos y ropa a juego. El plan recién comenzaba, dentro de la USB encontraron algunos documentos que Rogelio había escondido allí, uno de ellos era su ubicación actual. 

―¿Seguro que es allí? ―apuntó con el dedo índice la pantalla.

―Amelia, es la dirección que me marca aquí...―el pequeño se removió en su silla y comenzó a llorar―. Oh tranquilo bebé ―Chris se levantó y cargó al bebé―, todo estará bien cariño. 

―Tenemos que ir allí lo antes posible ―Amelia miró a Chris, quien le daba un beso en la frente al pequeño.

―Es muy lindo tu hijo ―Amelia estiró los brazos para cargar la bebé, cuando lo tuvo, le besó una mejilla provocando que el bebé sonriera―. Me gustaría tener uno propio.

―¿Estás despreciando a mi hermoso Javi? 

―Claro que no, sabes que yo quiero a este hermoso niño ―abrazó por la espalda a la mujer y a su bebé―. Yo los amo a los dos.

―Y nosotros te amamos a ti, Chris ―le dió un corto beso en los labios.

El timbre de la casa sonó, Chris fue a abrir y algunos murmullos resonaron en el vestíbulo, cerró la laptop y caminó hacia el vestíbulo. Sara cargaba tres bolsas de regalo con una envoltura de nubes.

―¡Mira quién está allí! ―gritó la mujer de cabellos rubios. Dejó las bolsas sobre la mesa de centro y caminó hasta ellos―. ¡Que hermoso te has puesto, Javi! ―cargó al bebé y le dio un beso debajo del mentón, el bebé soltó una risita tierna.

―¡Sara, mírate te ves hermosa! ―acarició su gran vientre―. ¿Ya saben si será niño o niña?

―Por eso hemos venido ―Antonio se acercó a ella con los brazos abiertos, ambos se dieron un cálido abrazo―. Tu serás quien se encargue del baby shower.

―A mi no se me da bien hacer eso... 

―Amelia por favor, Chris te puede ayudar ―le suplicó Sara―. Por favor ―Amelia miró a Chris, él asintió con entusiasmo.

―Esta bien, solo avísame cuando sea tu cita con el doctor y vamos.

―¿Ya ves? Te dije que aceptaría si sonsacábamos a su pequeño hijo ―el pequeño Javi tenía la vista perdida en la parte de atrás, el sofá estaba lleno de bolsas y uno que otro peluche.

―¿Han traído todo eso?

Los dos asintieron, Sara dejó en el suelo alfombrado al pequeño y fue gateando directamente hasta un gran oso de peluche color marrón.

―Será mejor que vaya acomodar todo esto ―suspiró Chris.

―No espera ―Amelia lo detuvo del brazo―. Antes debemos decirles...

―Es verdad ―chasqueó los dedos―. Iré por la computadora, esperen aquí.

―¿Qué es lo que quieren decirnos? ―Antonio hizo a un lado unas cuantas bolsas y se sentó en un sofá, Sara se sentó en una silla.

―¿Recuerdan la USB que Rogelio dejó? ―asintieron sin comprender nada―. En esa cosa esta su ubicación actual.

―¿Que? 

―Así es ―Chris volvió con la computadora en mano, la dejó sobre la mesa de centro y se sentó en el suelo, Javi gateó de vuelta y se subió a sus piernas―. En este instante está en Monterrey.

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