Capítulo XLI: Día tres - Cazando ratas.

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Los días pasaron demasiado rápido, Sara había dado a luz a una linda niña a la que habían decidido llamar Carlotta. Antonio y Chris habían estado planeado el orden en el que iban a comenzar, en cuanto a Amelia, ella salía a perderse por un largo rato en el bosque junto con Tadeo y Javier. Después de tener varías charlas con su hermano mayor había tomado una decisión antes de partir de vuelta a México. 

Un auto deportivo negro esperaba por ella, subió en la parte trasera y arrancó. 

―¿Estas segura de querer hacer esto? ―preguntó Antonio mientras la miraba por el retrovisor.

―¿No es lo que querían?

―No queríamos...

―Ya cállense, me provocan dolor de cabeza ―le interrumpió Amelia, sacó sus audífonos y se los colocó, reprodujo la canción que había estado escuchando desde esa mañana. 

Cuando llegaron Amelia fue la única en salir del auto, botó sus cosas en el asiento trasero y cerró la puerta de golpe. Suspiró y avanzó hacia el porche. Miró sobre su hombro, Antonio y Chris la miraban. Toco la puerta y esperó.

―¡Oh por dios! ―gritaron desde adentro, la puerta se abrió. Patri estaba de pie con una gran sonrisa en el rostro―. ¡Estas viva! ―dio un paso al frente y la abrazó, Amelia le correspondió el abrazo un poco incómoda.

―¿En donde esta Javier? ―preguntó en cuanto la chica de cabellos de colores se separó de ella.

―Esta en la cocina con Fer... ―hizo a un lado a la chica y entró directamente a la cocina―. Necesito decirte algo ―Javier estaba de pie sosteniendo una cerveza, Fernando estaba a su lado junto con Javi Díez.

―¿Es Amelia? Creí que tu...

―No tengo mucho tiempo, así que vamos arriba ―Amelia lo tomó del brazo y subieron las escaleras hasta la habitación principal―. Escucha, esto no lo hago por que yo quiero, lo hago en caso de que algo de verdad nos pase...

―¿De que hablas? ―preguntó Javier dejando la cerveza sobre el buró, Amelia dio pequeños golpes a sus caderas y suspiró.

―Antes de que yo me fuera me di cuenta que había cometido algo... ―comentó nerviosa―. Es difícil para mi, han pasado meses y... Regresé a México por esto, para encarar a mi padre y terminar con todo esto, pero las cosas se me salieron de las manos, créeme que yo no contaba con esto, pero así fue como pasó y ahora tengo que regresar y...

―Amelia ―Javier la detuvo, la sostuvo de los hombros―. Tranquilízate un poco mujer y dime por lo que has venido aquí.

―Es tu hijo ―dijo después de una larga pausa―. Antes de irme lo supe, no hubo ninguna aventura, jamás te habría hecho algo así ―Javier dejó caer sus brazos

―¿Por que no me dijiste nada? ¿Por que simplemente escapaste?

―Esa noche te lo iba a decir, pero cuando te dije todo de mi tu... ―se cubrió la boca con los dedos― simplemente lo que hiciste esa noche... Me dio miedo y decidí irme sin decir nada, cuando llegue a México se lo dije a Chris, él me apoyó durante todo estos meses...

―Estas mintiendo, tu hermano me lo dijo. Los Davalos no..

―A menos que sea para protegernos, eso fue lo que yo hice, por esa razón estamos aquí... Por eso Chris me trajo de vuelta, Javier ―caminó hasta él y le tomó las manos―. Si algo nos llegara a pasar... Por favor ―acarició su rostro―, cuida de él ―suplicó con la voz temblorosa―. Cuida de nuestro hijo y dale la vida que yo no pude tener, por favor.

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