Capítulo XXIII: Visitas.

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―¿Antonio? ―habló Amelia detrás de Javier con el bate preparado para dar un golpe.

―¿Amelia? ―respondió el hombre sorprendido por el cambio de su hermana. Ya no poseía aquella larga melena de chinos, su cabello le llegaba a la mitad del cuello, su piel era un poco más bronceada.

Amelia dejó caer el bate y corrió hasta sus brazos, dio un pequeño brinco y Anotnio la abrazó, él solía cargar a su hermana de esa forma cuando eran más pequeños, ella durmiendo sobre su hombro, sus piernas rodeando su cintura y sus brazos rodeando su cuello. Amelia comenzó a sollozar, no podía creerlo, sentía que no lo había visto desde hace cinco años. Los dos lloraron, por su reencuentro y por la muerte de su madre.

―Shh... ―sovó su espalda como solía hacerlo cuando ella estaba triste―. Ya estoy aquí Mel ―Antonio miró a Javier, su rostro se había relajado al ver que no era ninguna amenaza para ella, Antonio lo veía con cara de pocos amigos. Amelia bajó y limpio las lágrimas de su rostro.

―¿Qué hacen aquí? ―Antonio miró incómodo a Javier―. Oh lo siento... Él es...

―Sabemos quién es él... ―interrumpió su hermano―. Es un gusto conocerte ―dio un paso al frente y le estrechó la mano nervioso―. Soy el hermano mayor de Amelia... Ella es Sara ―miró a la chica detrás de él y lo saludó sonriente―. Es mi esposa y secretaria...

―Es un gusto ―respondió confundido―. Pues vaya, creo que tienen muchas de qué hablar así que...

―No ―interrumpió Antonio ansioso por hablar―. Bueno, sí...

―Bien... ―contestó Javier incómodo―. Iré a la cocina... ―dio unos pasos hacia atrás―. ¿Tienes hambre? ―miró a Sara y ella asintió, los dos desaparecieron..

―¿Me puedes explicar qué está pasando? ―preguntó Amelia

―Te podría preguntar lo mismo . Mamá murió ―Amelia se sentó en uno de los sillones, actuó como si no hubiera oído―, mamá...

―Te escuché la primera vez... ―respondió, tenía la mirada baja y pasaba sus dedos por unas cicatrices en sus brazos―. Lo siento... ―miró a su hermano y palmeó a su lado para que se sentara.

―¿Te has vuelto a cortar? ―Antonio tomó uno de sus brazos, había una larga cicatriz casi en medio, en otro había unas muy peculiares, eran circulares, parecían las mordidas de un vampiro o algo así.

―De hecho es una historia complicada ―rió―. Esta fue hecha por un loco que intentó violarme... ―el rostro de su hermano había palidecido―. ¿Qué hacen aquí? ―preguntó cambiando de tema.

―Nuestro padre contrató a alguien para que te siguieran ―Amelia sintió como todo se rompía dentro de ella―, pero tranquila, él es un buen amigo. Le dio información falsa y no le habló de tu... "relación" ―hizo las comillas con los dedos― con Javier.

―Tengo una linda relación con él... ―respondió ofendida y evadiendo lo que se estaba temiendo―. Me mudé con él hace unos días... ¿No es bonita esta casa...?

―Amelia... ―interrumpió Antonio―. No puedes detener lo que está por venir, él está por venir ―Amelia se levantó del sofá y retrocedió horrorizada, sentía frío, mucho frío. Chocó contra Javier, lo miró nerviosa.

―¿Quien vendrá? ―preguntó incrédulo. Amelia se posó detrás de Javier, como si eso la protegiera de todo.

―Mi padre... ―susurró Antonio, Amelia palideció más y después se desplomó.

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