Capítulo XXXIX: Día uno.

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—¿Entonces si los conoces? —Leo seguía un poco confundido. Habían tenido que subir a su habitación y encerrarse en el baño para hablar solo ellos dos.

—Es su familia, la mujer que esta embarazada es Sara, esposa de Antonio, él mas joven es Tadeo y Christopher es el barbón.

—Vaya, que familia. Pero si Amelia te dejo fue por algo, creí que no quería meterte en nada de esto...

—¿Pueden salir del baño? Mi estúpido hermano y cuñada llevan casi una hora en el de abajo, necesito darme un baño —la risita de un bebé acompaño la queja—, si tu también necesitas uno, hueles igual que tu padre...

—Yo huelo a hombre.

—Si, un hombre que no se ha bañado en tres días.

—Y tu hueles a una mujer que no se ha bañado en mas de un mes.

—Eres un...

—El baño es suyo —Leo salio del baño, Javier lo acompaño.

—Primero yo —Chris entro al baño y se encerró. Se escucho el agua correr y después con su gruesa voz comenzó a cantar..

—Ese bebé es muy lindo —Leo se acerco a Amelia―. Vaya, tiene tus ojos...

—La heterocromía es muy fuerte en mi familia.

—Su cabello es castaño —hablo Javier.

—El cabello de Chris era así cuando era un bebé.

—Yo iré a acomodar lo que traje, lindo bebé, es bueno saber que no estas muerta Amelia —Leo agito la mano y salio de la habitación.

—Le llamaste Javier.

—Si, su bisabuelo se llamaba así, Javier Antonio. Es por eso que mi hermano se llama así.

—¿Por que tu otro hermano de llama Tadeo?

—Eso es cosa de mi padre, según el hijo mayor tenia que llamarse como su padre, alguno de sus nietos tendría que portar el otro nombre de su padre así que...

—Ya entendí —su hoz era una combinación de celos, tristeza y alivio—. Es un lindo niño.

—¿Verdad que si? Se parece mucho a su padre —Chris salio con muda de ropa nueva. Pantalones negros, tenis blancos y una playera del mismo color. Sus castaños cabellos caían sobre su rostro goteando.

—Es nuestro turno mi cielo —Amelia tomo la muda de ropa y se metió al baño.

—Gracias por dejarnos quedar.

—Cuando dijiste que necesitabas ayuda...

—Ya se, ni siquiera yo creí llegar hasta este punto —colgó la toalla en que cuello y comenzó a secar su cabello con una mano, camino hasta la cama y se sentó—. Martín perdió la cabeza, ni siquiera se tentó el maldito corazón. Al principio tuve miedo, de verdad creí que les había pasado algo...

—¿Por que?

—Cuando llegue al hotel donde habíamos quedado no los encontré, todo estaba arruinado y lleno agujeros en la pared. Creí lo peor. Después recibí la llama de Antonio diciendo que su vuelo apenas saldría, eso me alivio, llegue aquí antes que ellos.

—¿Que piensan hacer ahora?

—Antonio y Sara compraron una quinta, estaremos allí un tiempo en lo que el bebé de Sara nace, después seguiremos con lo nuestro.

—¿Con lo suyo? —Chris dejo la toalla sobre la cama.

—Javier, la razón por la que Amelia te dejo fue esta, ella no quería que te metieras en esto ―suspiró―. La ventaja que nosotros tenemos es que cubrimos todo adecuadamente y Martín no sabe de tu relación con ella.

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