―Bien. Llevaré al señor James a la cochera, veremos los autos y volvemos a cenar.
―De acuerdo, mi niña. ¿En el despacho?
Llevaba seis meses negándome a entrar en el comedor y sabía que esa pregunta era la forma de Annie de recordarme que debía seguir viviendo y que no debía restringirme, pero yo sentía que ese espacio era digno para compartirlo en familia y no comiendo sola, además de que evocaba demasiados recuerdos maravillosos que a solo seis meses de la partida de Bernard Clayborne, eran aún demasiado dolorosos.
Pero tenía razón, no debía restringirme, debía seguir viviendo y esta noche tenía buena compañía, así que tal vez era el momento de dar un paso adelante.
―No, en el comedor.
La cara de Annie y la de Gerald se llenó de sorpresa, pero no porque fuera malo, sino todo lo contrario. En cambio para Benjamin, ser testigo de eso lo había dejado algo extrañado y confundido, así que recordé que pronto debería explicarlo.
― ¿Segura?
―Si, por completo ―Sonreí― Solo deja el lugar de papá y el de mamá libres. ¿Puedes hacer eso por mí?
―Claro ―Ambas nos sonreímos y finalmente volví a tomar el brazo de Benjamin, para luego pedirle que me acompañara.
Caminamos en la oscuridad por un sendero de piedra, iluminado por pequeñas luces blancas de neón que aparentaban ser el reflejo de las estrellas que asomaban su primer fulgor y mientras lo hacíamos, pasamos por el lado de la piscina, la cancha de tenis, las casas del personal de servicio y por un hermoso jardín de rosas que estaba perfectamente ordenado para formar un divertido laberinto en el cual me había entretenido por horas en mi niñez y que justo en el centro tenía una hermosa fuente de agua.
―Esta casa es realmente enorme ―dijo mientras miraba de un lado a otro cada una de las instalaciones y caminaba lentamente por el sendero con ambas manos dentro de los bolsillos del pantalón, mientras que mi brazo aún rodeaba el suyo y se entretenía jugando con el borde de su chaqueta que estaba desabotonada.
―Sí, lo es ―suspiré― Se suponía que llevaba incluida una familia feliz, pero finalmente me quedé sola en ella. La verdad es que he pensado seriamente en venderla, pero su valor es muy alto y dudo que alguien quiera comprarla. O pueda hacerlo. Además, alberga bonitos recuerdos al menos.
―Entiendo.
Continuamos caminando a paso lento, solo escuchando mis tacones crepitar sobre los pentágonos de piedra perfectamente colocados uno frente al otro para formar el camino y el cantar de los grillos que estaban escondidos en algún lugar. Fue en ese momento en que recordé que pretendía aclarar lo que había ocurrido con Annie por lo de la cena.
―No entro al comedor hace seis meses ―Por un instante se detuvo, volteó suavemente para mirarme, lo que logré notar de reojo mientras trataba de no responderle de la misma manera, ocultando mi mirada en el horizonte, porque no sabía si iba a ser capaz de continuar, pero finalmente tomé una bocanada de aire y concluí en un suspiro― Es un lugar tan familiar... que entrar en él sin mis padres, me da escalofríos.
―No necesitas hacerlo ―Continuó con la caminata, pero esta vez con la mirada pérdida en el prado que se colaba entre las piedras y yo hice lo mismo, algo confundida, sin entender a qué se refería, lo que pareció descubrir inmediatamente porque aclaró el punto― Entrar ahí. No necesitas hacerlo. No ahora al menos.
―Ah, si, lo sé. Pero quiero hacerlo. Ya es tiempo.
― ¿Segura?
―Si. Además, me siento bien compartiendo ese lugar contigo ―confesé sorprendiéndome incluso a mí misma con lo que había dicho.

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Born to you [TERMINADA]
Roman d'amourLa brillante economista Karin Aurore Clayborne, es la flamante heredera de la astronómica fortuna de sus padres, que fallecieron en lamentables circunstancias. Rodeada nada más que de su fiel servidumbre, al hacerse cargo de los negocios familiares...