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Consideré seriamente la idea que mi querida Anna me sugería, pero la verdad es que de pronto lo vi como una oportunidad. Si, era tiempo de superar -al menos en parte- el duelo por la pérdida de mis padres. Tal vez Benjamin era quien el destino había enviado para ayudarme en eso, así que finalmente descarté la posibilidad.

―No, Annie. Yo soy la responsable de lo que está pasando y si, podría pedirle que se cambie de habitación, pero... ya es hora, ¿no? Debo superarlo ―Me acerqué a ella dejando la orden de medicamentos sobre la bandeja y tomándola por ambos extremos― Dame eso, yo lo subiré.

― ¿Estás segura?

―Sí, tranquila. Pídele a Lenny que lleve a Alexa a su casa y que de regreso traiga esos medicamentos y luego él, Gerald y tu necesitan descansar. Yo me haré cargo.

Por un momento pareció dudarlo y me cuestionó con la mirada, pero finalmente cedió. Debía hacerme cargo yo misma de este asunto porque era yo la única culpable de ello, así que finalmente soltó la bandeja y tomó el papel.

―De acuerdo, está bien. Cualquier cosa que necesites...

―Lo sé, Annie, pero ya es tarde, vayan.

―Bueno, yo me despido. Te veo en la oficina el lunes ―afirmó Alexa besando mi mejilla en signo de despedida, mientras Anna salía con Lenny― Recuerda que el miércoles llego con mis cosas.

―Sí, sí, lo tengo presente. Estoy ansiosa de hecho ―Sonreí.

―Y yo.

―Gracias por ayudarme ―Alcé los hombros― Ya sabes, a no pasar la noche con la policía.

―No te preocupes, seguro se lo merecía, pero no tanto ―Sonreímos― Solo procura no asfixiarlo con la almohada esta noche.

―No prometo nada, pero lo intentaré.

Nos despedimos entre risas y salió.

No estaba segura de estar cómoda con el hecho de volver a entrar a la habitación que había sido de mis padres, pero finalmente decidí que sí, que era momento de enfrentarlo y que aunque no quisiera, debía hacerlo.

Subí las escaleras con el cuidado suficiente para no derramar el café que llevaba en la bandeja y en el más absoluto silencio entré, casi en puntillas para no despertar a mi inesperado visitante.

Solo una pequeña luz en la mesita de noche alumbraba, la que evidentemente no era suficiente para la enorme estancia que estaba rodeada de pequeños detalles -que eran muy propios de mi madre- y que parecía haber olvidado. Pero permanecían ahí, intactos, como si todo hubiese estado sumido en una cápsula del tiempo de lustrosas paredes caoba, con muebles del mismo estilo y varios cuadros de paisajes alucinantes, además de pequeñas fotos enmarcadas sobre el anaquel, donde se dejaban ver los tiempos más felices de la familia Clayborne y que solo había permanecido limpia e incólume gracias a Annie, quien se encargaba de mantener ese pedacito de pasado pulcro y aseado.

Tratando de evitar que todo ello me abrumara, solo caminé hasta la mesita de noche, donde dejé la bandeja de manera cuidadosa y manteniendo el más absoluto silencio, que solo fue interrumpido por el resonar de la cerámica de la taza contra la del platillo. Hice una mueca de molestia por ello y luego volteé hacia Benjamin para comprobar que no lo hubiese despertado, pero me encontré con sus atrayentes y provocativos ojos azules mirándome directamente a los ojos.

―Lo siento. Te desperté ―susurré.

―No, lo hizo el medico cuando llegó ―balbuceó aun con la pereza en el cuerpo.

Born to you [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora