― ¿Recuerdas ese lugar? ―dijo de pronto, sacándome de la burbuja de pensamientos en la que estaba y apuntando hacia una tienda de vestidos de novia.
"Muy apropiado, señora Peyton" Pensé y por un segundo creí confirmar que Benjamin ya le había informado a su madre los planes de matrimonio.
― ¿Recordarlo? ―La miré extrañada― No. Creo que no.
―Cuando eras pequeña... ―Comenzó a contar mientras se tomaba de mi brazo y nos preparábamos para cruzar la calle― ...tú y tus padres vinieron de visita. Salimos a pasear y en el escaparate había un vestido rosa que te llamó tanto la atención, que tu padre no dudo en entrar y hacer que te lo probaras.
Bastó con que dijera eso, para que uno de mis recuerdos volviera a mi mente.
― ¡Te vez hermosa, Kiki! ―exclamó mi padre cuando me veía dar vueltas con dificultad. El vestido era demasiado pomposo para una niña tan pequeña.
― ¿Verdad que sí? ―respondí con ilusión, obnubilada por los brillos que llenaban el tul rosa.
―Creo que nos falta una cosa ―sugirió la amable señora que nos atendía.
Abrió una gaveta de cristal y unos segundos más tarde, sacó una hermosa tiara que puso sobre mi coronilla.
― ¡Mírate, cariño! ¡Eres toda una princesa!
―Ahora si lo soy ―balbuceé mirando mi reflejo en un espejo mucho más grande que yo.
Desde ese momento y por años, al crecer, cada vez que mi vestido de princesa rosa se volvía demasiado pequeño para seguir usándolo -o yo me volvía demasiado grande para ellos-, mi padre pedía uno nuevo a la misma tienda donde habíamos comprado el primero. Siempre el mismo diseño, siempre el mismo color. Exactamente el mismo vestido con el que me veía en mis sueños.
― ¡Es aquí! ―exclamé apenas llegamos a la puerta ― ¡Aquí es donde mi padre pedía los vestidos!
― ¡Claro, querida! ¿A qué más creías que me refería? ―interrogó con algo de ironía y no pude evitar sentirme culpable por no contarle las nuevas noticias.
Entramos a la tienda y automáticamente, como aquella vez, toda mi atención se fue a las telas, la pedrería y los brillos.
Entrar ahí era como conocer el lugar donde se forjaban mis sueños o al menos la ropa que usaba en ellos y por un segundo pude sentir la presencia de mis padres en aquel lugar.
― ¡Señora Peyton! ¡Bienvenida! ―La voz de una chica recibió a mi suegra, pero yo no le presté mayor atención. Estaba perdida en el paraíso de los vestidos― Lamento tanto su perdida. Sé que mi madre estuvo en su casa ayer, pero yo no pude ir. Ya sabe, con tres niños es prácticamente imposible y no quería llevarlos para que interrumpieran.
―No te preocupes, querida y gracias. Pero no estoy aquí por eso. ¿Karin? ¿Querida?
― ¿Si? ―Me volteé a mirarla y me encontré con una chica que seguro no era mucho mayor que yo, pero que definitivamente tenía algo en mi contra. Si no, no me hubiese mirado de esa manera.
―Ven acá ―Extendió su mano y yo se la tomé para acercarme a ambas― Déjame presentarte. Karin, ella es Adele Winchester, la hija de la dueña de la tienda. Adele, ella es Karin Clayborne, la prometida de mi hijo.
Así fue como supe que Benjamin ya le había contado a su madre los planes de matrimonio y aunque me encantó oír de su voz la palabra "prometida", la cara de la pobre chica decía todo lo contrario. A ella no le había gustado nada enterarse de la noticia.

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Born to you [TERMINADA]
RomanceLa brillante economista Karin Aurore Clayborne, es la flamante heredera de la astronómica fortuna de sus padres, que fallecieron en lamentables circunstancias. Rodeada nada más que de su fiel servidumbre, al hacerse cargo de los negocios familiares...