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¿¡Cómo era capaz de decir algo así!? ¡Era un completo imbécil! ¡No podía dar crédito a semejante ataque! Y juro por las memorias de mis padres que tuve la intención de llorar, pero no, no iba a permitírselo, ni a él ni a nadie, por lo que en ese preciso momento, dejé que la ira me nublara el pensamiento por completo y sin pensarlo, violentamente me zafé de su mano, volteé rápidamente con la mía empuñada y le di un certero golpe en la nariz que lo obligó a inclinarse y soltar un quejido gutural y estruendoso por el dolor.

― ¡Karin! ¿¡Pero qué mierda tienes en la cabeza!?

No me había percatado de la presencia de Alexa en el estacionamiento, pero escucharla recriminarme de esa manera, me hizo entrar en razón. Me quedé paralizada por mi actitud descontrolada y gélida al sopesar lo que había hecho.

Ella corrió hasta Benjamin para mirarle la nariz que comenzaba a sangrarle profusamente y lo ayudó a sentarse en el borde de la calle.

―No exageres, solo fue un puñetazo. Y se lo merecía ―Estaba aterrada ante mi irracional reacción, pero mantendría mi postura hasta la muerte. ¡Él se lo había ganado!

― ¡Karin! ¡Por Dios! ¿¡Quieres matarlo!?

―No es mala idea ―ironicé.

Mientras Benjamin se quejaba y retorcía del dolor, Alexa intentaba contenerle la cabeza hacia atrás y presionarle la nariz para detener la hemorragia y aunque exteriormente me mostraba despreocupada e incluso conforme con mi acto, no lo estaba en absoluto e incluso, aún no podía despegar los pies del lugar donde había quedado.

― ¡Haz algo, Karin! ¡Por Dios!

― ¡Está bien! ¡Está bien!

Rápidamente busque mi teléfono móvil, en mi pequeño bolso y cuando lo encontré, disqué rápidamente el teléfono de Lenny, a quien al responderme, le indiqué que estábamos en la parte trasera del hotel y que era mejor que viniera por nosotros lo más pronto posible si no me quería detenida en un cuartel policial dentro de pocas horas.

Al parecer mi amenaza había dado resultado, porque en un par de segundos, Lenny ya estaba aparcado a pocos metros.

―Bien, Lenny está aquí. Llevémoslo a la casa y en el camino llamas al Doctor Lucas. No creo que sea tan grave, pero si te deja más tranquila.

―Karin, cállate y sube al maldito auto ―ordenó.

Y como no estaba en posición de presentar ninguna queja ni moción al respecto, simplemente obedecí entrando al auto a toda velocidad.

Me pareció gracioso ver a Alexa con las manos puestas sobre la nariz maltratada de Benjamin, mientras los dos caminaban con dificultad hasta donde yo estaba, porque él continuaba mirando hacia arriba. Me reprimí la tentación de reír porque ya había arruinado todo lo suficiente.

―Bien, con cuidado, señor James. Entre al auto ―Él obedeció― Karin, pon tus dedos sobre el tabique y presiónalo.

― ¿¡Yo!? ¿¡Por qué!?

― ¡Porque esto es tú culpa, maldita sea! ¡Hazme caso! ―gritó furibunda tomándome por sorpresa.

―De acuerdo, de acuerdo.

―Benjamin, pon la cabeza sobre el regazo de Karin y no dejes de mirar hacia arriba.

Entre quejidos alzó su mano para hacer un gesto de afirmación y sin más se recostó en el asiento, posando su cabeza sobre mis muslos mientras que yo obedecía las órdenes anteriores de mi asistente -que esta vez parecía más mi madre-, poniendo los dedos de mi mano derecha sobre el tabique de su nariz y haciendo una leve presión.

Born to you [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora