―Volveré pronto. Lo prometo.
No tuve otra opción que hacer ese pacto porque sabía que sin él no me dejaría ir, pero por sobre todo, porque en lo más profundo de mi alma sabía que era cierto.
Volvería, así me tuviera que enfrentar al mismísimo demonio para cumplir con ello.
No sabía qué estaba pasando exactamente entre nosotros. Solo sabía que ese hombre había llegado a mi vida como un huracán, que había puesto cada cosa de cabeza y que me había estrechado en sus brazos para ponernos a ambos al borde de un risco del que podíamos caer en cualquier momento, pero caer con él probablemente era el más grande de los éxitos.
Mientras me llevaban al quirófano y luego me preparaban para poner la anestesia, solo logré concentrarme en un pensamiento.
Algo muy, muy, muy grande estaba pasando en mi vida, que no estaba bajo mi control y que era como una caída libre con la cual ni siquiera sabía dónde llegaría, pero con la que me sentía perfectamente a gusto.
¿Acaso estaba enamorándome de Benjamin James? ¿Acaso estaba dispuesta a saltar hacia el infinito si fuera necesario, siempre y cuando fuera con él? ¿Así es como se siente el amor? ¿Cómo podía pensar en amor si solo llevábamos un par de semanas acercándonos? ¿Todo podía ocurrir tan rápido? ¿Sentirá él, lo mismo por mí? Cuando dijo que yo era la mujer que amaba, ¿era cierto? ¿O solo era una estrategia?
Todas y cada una de esas preguntas se metieron en mi cabeza, sin mencionar otras tantas que no alcancé a redactar mentalmente porque una de las enfermeras puso una máscara de oxígeno que cubría mi nariz, mi boca y terminaba en la barbilla y me ordenó contar en cuenta regresiva desde diez. Cuando llegué al nueve todo se esfumó de mi cabeza excepto la imagen de Benjamin y cuando alcancé el siete, todo se volvió obscuridad.
Corría por el césped entre risas y chillidos, solo veía mis pies y el bordillo de mi hermoso vestido de princesa de color rosa sacudiéndose mientras mis pasos eran cada vez más rápidos, porque estaba escapando de ellos.
Era primavera, el sol brillaba en su máxima expresión, el suelo estaba lleno de pequeñas flores blancas y violeta y el aroma propio de esa época del año se colaba por mi nariz como un dulce perfume.
No podía seguir corriendo para siempre porque terminaría por asfixiarme, así que me detuve tras un árbol de cerezo en flor, al borde de un lago de aguas cristalinas en las que vi mi reflejo y me di cuenta de que ya no era una niña, que mis veinticinco años estaban presentes y que por alguna extraña razón me sentía cómoda usando ese vestido, aunque al mundo le pareciera ridículo.
Estaba perdida en ese pensamiento cuando sentí unas fuertes manos sobre mis hombros y al saber quién era, solo sonreí.
―Kiki, un día de estos vas a matarnos corriendo esta maratón.
― ¡Ay, papá! ¡No exageres! ―Ambos nos reímos y luego me volteé para que me estrechara entre sus brazos.
―Mi princesa... debo irme.
―No, papá. No te vayas ―supliqué comenzando a llorar.
―Cariño, no importa lo que pase, siempre estaré contigo ―Me dedicó una dulce sonrisa y puso su mano derecha sobre mi pecho― Aquí.
―Pero no es lo mismo ―Hice un mohín infantil― ¿Y si me voy contigo?
―Ah, no, señorita. No puede ―Me regañó en tono burlón.
―Pero...
―No. Tienes demasiado por hacer ―interrumpió.
―Nada importa si tú no estás conmigo.

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Born to you [TERMINADA]
RomanceLa brillante economista Karin Aurore Clayborne, es la flamante heredera de la astronómica fortuna de sus padres, que fallecieron en lamentables circunstancias. Rodeada nada más que de su fiel servidumbre, al hacerse cargo de los negocios familiares...