│Capítulo veintidós│

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Cuando mencionó comer a esa hora, pensé dos cosas: una, para mí no era una comida, sino apenas mi desayuno; también creí que debido a la hora nos veríamos en la necesidad de ir al bar

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Cuando mencionó comer a esa hora, pensé dos cosas: una, para mí no era una comida, sino apenas mi desayuno; también creí que debido a la hora nos veríamos en la necesidad de ir al bar. Me sorprendí cuando en realidad fuimos al comedor a pesar de que esté estaba vacío.

—Raquel, María y Nat: esperen aquí —hablaba Diana cuando entramos al comedor—. Las nuevas acompáñenme a la cocina.

Me asustó mucho, pensaba que sería víctima de un interrogatorio o algo similar. Nataly me tranquilizó con una sonrisa y susurrando "tranquila, no muerte". Ángela y yo caminamos hacía el sitio donde las cocineras preparaban la comida, dos pasos detrás de Diana.

—Bien. ¿Cuáles son sus nombres?

—Me llamo Ángela, un gusto señorita Millioti—le saludó estrechando su mano, desconocía su apellido pero al parecer Ángela no, ella siempre tan oportuna e informada.

—Soy Alaia Liddell, es un gusto señorita.

—¿Y por qué me hablan como si fuera de la realeza? —comentó sonriente.

No teníamos realmente qué responder a eso, por lo que solo nos miramos mutuamente ¿Sería que nos habían mentido respecto a su identidad?, ¿alguna mala broma de Nataly?

—Primero, mi nombre es Diana Alicia Millioti Miller y me parece un nombre terriblemente enredado y extravagante; solo llámenme Diana. Y segundo: sé que suelen tratarme como si fuera una especie de princesa por traer cosas a este lugar, pero la verdad es que también odio eso. Por eso, llámenme Diana y trátenme como cualquier otra persona. Lo de señorita suena lindo, eso se queda —rio mirándonos.

—¿Le ayudamos a cocinar?

—¡Oh! No, no, no. Yo cocino sola. Las traje aquí para que me hablen un poco de sus vidas —de nuevo nos quedamos en silencio, no sabíamos como iniciar una conversación así. Ella volvió a vernos—. Por favor, no me hagan comenzar un interrogatorio porque lo haré.

—Yo tengo un hijo —comenzó Ángela—, su nombre es Alan, pero tuve que dejarlo con su padre para proteger al que estoy esperando —tocó su vientre con cariño y su tono se volvió triste—. Pensaba que podía volver con mi esposo y mi hijo después, pero cuando llegué me enteré de que era imposible.

—Lo lamento mucho Ángela. Desde hace tiempo estoy buscando una forma de sacar a las personas de este lugar; aunque, la verdad es que con como están las cosas allá afuera, tampoco quiero llevarlos donde no hay nada para ellos. Verás que pronto encontraremos una solución —consoló a Ángela con un cálido abrazo, después volvió a la tabla de picar y se dirigió hacía mi sin mirarme—. ¿Tienes algo que decirme que no sepa, Alaia?

—¿Qué cosas sabe exactamente sobre mí?

—Por medio de las noticias sé que eres la mujer más buscada por eso de asesinar a Wilson. Gracias Nat sé sobre una cosa importante que tienes resguardada. Y por otras fuentes entiendo que gracias a tu irrupción en una clínica abortiva algunas mujeres te siguieron los pasos en un repentino arrepentimiento.

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