│Capítulo treinta y cuatro│

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Ángela había dejado en mí con sus últimas palabras la responsabilidad de ir con su familia para avisar de su muerte y presentar a la pequeña recién nacida

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Ángela había dejado en mí con sus últimas palabras la responsabilidad de ir con su familia para avisar de su muerte y presentar a la pequeña recién nacida. Sin embargo, ni en sueños Raquel o Nataly me permitirían moverme hasta allá; mucho menos después de lo que había pasado con ella.

No pude ver al esposo de mi amiga, ni a su hijo, la verdad es que no sabía si realmente me hubiera gustado verlos y tener que decirles lo que había sucedido. Raquel fue la responsable de esa tarea, aunque se mantuvo callada sobre lo que pasó con ellos. La pequeña también estaba a cargo de la enfermera, no sabía que pasaría con ella.

Fue hasta un par de días después que me enteré de lo que sucedió.

Nataly me contó sobre el reporte que Raquel había dado, de lo que a su vez el esposo de Ángela había dicho; un poco enredado el asunto.

—Hacía mucho que algo así no sucedía ¿Sabes? Desde que Raquel llegó aquí ha procurado dar los mejores cuidados a las madres. Normalmente si alguien no resiste el proceso de parto es el bebé, no la madre —reflexionaba— Raquel se puso bastante mal, no puede creer que no pudo detener la hemorragia.

Me dijo que el hombre parecía destrozado cuando supo lo de su esposa, pero decidió canalizar su frustración en odio: no quería saber nada de su pequeña recién nacida. Al parecer, ahora su plan era alejarse de todo; volvería con su pequeño hijo a Kansas, deseando nunca haber dejado que su esposa entrara aquí.

Dijo que era muy normal un comportamiento así de parte de los familiares. Pensar que la madre cometió el peor error de su vida, y todo estaría bien de no haberle permitido quedarse con el bebé nunca. En este caso el hombre tenía otro hijo que cuidar, sin ganas de saber más sobre "quien arruinó su vida".

—¿Entonces que va a pasar con la pequeña?

—De toda la tragedia que esto significa, al menos ha pasado algo relativamente bueno... ¿Recuerdas a Karen?

—Sí, sí. La profesora, y la fan número uno de tu hija.

—Si, ella. Bueno, Karen lleva mucho tiempo esperando por una adopción. Afortunadamente hace tiempo que no había una muerte así..., ya que el padre no quiere saber nada de la bebé, Karen se hará cargo.

No quiero seguir recordando lo que sucedió esa ocasión, fue sinceramente una de las peores cosas que tuve que pasar.

Solo resta decir que coloqué una vela en ese pequeño rincón bajo un puente, junto con todas las demás personas que se negaban a ser olvidadas por quienes las conocieron alguna vez; sean madres o hijos que nunca pudieron ver.

Karen nombró a la niña Ángela, en mi opinión, esa era la mejor elección.

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