│Capítulo dieciocho│

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Había comenzado a adoptar una rutina: levantarme para hacer yoga con Raquel, bañarme de ser posible, desayunar, rondar con Nataly, comer, jugar con los niños de la escuela, ir al bar a ver televisión y revisar el maternal

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Había comenzado a adoptar una rutina: levantarme para hacer yoga con Raquel, bañarme de ser posible, desayunar, rondar con Nataly, comer, jugar con los niños de la escuela, ir al bar a ver televisión y revisar el maternal. Pero este día cambió totalmente mi rutina, ya que Nataly tenía una larga historia que contar y valla que era larga.

Cuando me levanté fui a mis ejercicios matutinos como de costumbre,  pero está vez me acompañaba Ángela, ella esperaba ir a escuchar la historia y adaptarse conmigo a la rutina. La acompañé al comedor y comenzamos a conversar mientras esperábamos en la fila, era la primera vez que me formaba.

Manteníamos una conversación de lo más común acerca de nuestra familia y otras cosas cotidianas, preguntas sobre Texas y demás. Sabía que las cosas conspirativas sobre el gobierno eran algo de lo que Ángela debiera enterarse, al parecer eso era para un grupo exclusivo: Nataly por su antiguo trabajo, la mujer del bar por su relación con el comandante y yo por mi experiencia con Carlos.

Aún con eso, sabía que no era un impedimento para que Nataly contara su historia. Por algo Ángela y yo estábamos juntas y nos cansamos de insinuar recordando su promesa de hablarnos de ello.

—Está bien, ya entendí, sé que no quieren seguir escuchando sobre los pañales de Tracy. Solo esperen a que terminemos de comer y les contaré.

Terminamos el desayuno con gran emoción y fuimos a refugiarnos a hablar en mi pequeño cuarto.

—Está bien —suspiró mientras sentaba a su niña en sus piernas—. Todo comienza cuando decidí estudiar leyes, derecho. Claramente, era le mejor estudiante en la mejor escuela.

—¿Esto tiene que ver con tu estatus con esa mujer? —preguntó Ángela.

—Digamos que así comienzan las cosas —continuó—. Cuando aún estaba en la carrera, capté la atención de la OCN: ellos me ofrecieron un trabajo de lujoso sueldo y una enorme oportunidad de crecimiento laboral desde antes de graduarme.

—Yo ya sabía que estabas en la OCN, pero eso tiene nada de malo ¿O si? —comenté— Digo, hasta donde entendí, eras abogada para las mujeres que acusaban ¿No?

—No. Ese es el problema, mi trabajo consistía en todo lo contrario: yo me encargaba de condenar a esas mujeres y sus niños.

Cuando dijo eso, comencé a recordar las noticias que alguna vez escuché: recordé a Nataly con traje, el cabello recogido y llena de elegancia saliendo de los tribunales mientras algunas personas le gritaban. Había llevado algunos juicios importantes hasta donde recordaba y era la abogada principal de la organización.

Cuando me dijo que trabajó para la OCN, la imaginé como esa que se encarga de negar o aceptar los permisos parentales; ahora que entendía que su trabajo era mucho más que eso, la veía de una manera distinta. Ángela también parecía impresionada y Nataly aunque parecía avergonzada, su actitud era más bien fría.

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