│Capítulo diecinueve│

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—Una noche me quedé hasta tarde en la oficina, revisé cientos de documentos sobre el sujeto en cuestión: su nombre era desconocido hasta el momento, pero tenía una ficha de crímenes esperándole

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—Una noche me quedé hasta tarde en la oficina, revisé cientos de documentos sobre el sujeto en cuestión: su nombre era desconocido hasta el momento, pero tenía una ficha de crímenes esperándole. Había pasado el día entero entrevistando a algunos oficiales con la esperanza de hallar una pista con respecto a su paradero. No había información alguna útil para mí, encontré más datos que me contradecían que alguno que me favoreciera.

—¿Cómo qué? —pregunté intrigada en la historia de Nataly.

—Como que en realidad el hombre contó con su permiso parental en regla cuando lo solicitó, se le había negado una vez comenzaron sus antecedentes penales. ¿Qué ironía no? —lanzó sin afán de obtener una respuesta— Además ella era la primera mujer que dejaba embarazada, eso podía ser una laguna en el caso que esperaba la competencia no conociera.

"El punto es, que cuando salí de la oficina me encontré con ese hombre: no había ni una sola foto o retrato hablado de él, pero una corazonada me dijo que se trataba de ese que buscaba tanto. Estaba muy obscuro y él me esperaba desde el frente del edificio; cuando lo vi intenté volver a ingresar a la oficina, pero ya no era posible abrirla: eran las 2:45 a.m. y el edificio tenía una especie de alarma, luego de las 11:00 p.m. puedes salir pero no entrar.

"Comencé a caminar como si no sucediera nada mientras llamaba a la policía discretamente; no lo había visto moverse de su sitio, pero cuando reaccioné estaba detrás de mí cubriendo mi boca, mi celular calló y él me amenazó con un arma. Creo que no hace falta decir que fue lo que me hizo después.

Nos callamos, Ángela y yo lanzamos inevitablemente una mirada hacía la pequeña con una lástima disfrazada. A pesar de que Nataly no soltaba ni una sola lágrima, era notorio que recordarlo le hacía romperse por dentro.

—No dijo absolutamente nada en todo ese tiempo, la única manifestación de sus palabras fue un mensaje que me dejó escrito en el vientre.

—Puedo preguntar ¿Qué decía el mensaje? No escuché de eso en las noticias.

—No lo escuchaste porque me encargué de que no se declarara abiertamente.

En lugar de narrarlo, está vez tomó mi mano y nos llevó detrás de la escuela donde no había nadie. Una vez allí se levantó la blusa un poco y nos dejó ver una cicatriz difusa, pero notoria aún "por buscarme" decía. Su piel parecía estar cerca de borrar el mensaje, cerca, pero aún podía leerse.

—Después de eso estaba con la ropa medio destrozada tirada en un callejón obscuro, cubierta con una bolsa de basura. Volví afuera del edificio donde el hombre me había atacado y tomé mi bolsa, de ella obtuve una pluma, la desarme y en ella metí algo de su semen, también rescaté mis uñas postizas son restos de su sangre cuando lo arañe y los cabellos que le arranqué; él pudo más que yo, pero no iba a dejarlo ir solo así. Llamé a Diana porque la verdad no sabía a quién acudir en ese momento, afortunadamente la calle estaba tan sola que nadie se llevó mis cosas.

"En fin, ella llegó por mí y me ayudó dándome hospedaje ese día y con apoyo moral. Al día siguiente tomé las muestras que tenía y las llevé al laboratorio, reporté la violación y estaba lista para continuar con el juicio, nadie podía creer como era tan terca y mucho menos lo aceptaba; sin embargo, cinco días después de eso, todo había acabado y recibí un ascenso. El ADN era todo lo que me hacía falta para ganar, y una vez que lo obtuve era como si encontrara la última pieza del rompecabezas.

"Estaba feliz, había pasado un trago enormemente amargo, pero ahora podía seguir con mi vida de una manera mejor. El problema surgió, cuando en medio de la celebración del ascenso me percaté que no había tomado la pastilla de emergencia.

—¿Qué? —irrumpí alarmada— ¿Por qué no la tomaste?

—¡Estaba ocupada! Fue un error muy estúpido, pero cada vez me surgían más cosas: estaba ocupada con el caso, el reporte de violación, las insistencias de Diana por dejar mi trabajo y cientos de cosas más. Sencillamente lo olvidé. En ese momento corrí a la farmacia por ella y la tomé aunque su probabilidad de funcionar era mucho más baja. Revisé frenéticamente el calendario de mi ciclo menstrual y me alarmé al notar que estaba en un período fértil. Solo podía calmar mis nervios y esperar lo mejor.

"Unas semanas más tarde me percaté del retraso en mi periodo, fue una pesadilla, era la primera vez que me sucedía en toda mi vida. Corrí a comprar una prueba de embarazo: positiva —apuntó con un susurro triste—. Corrí y compré dos de cada marca existente en la farmacia pensando que si una sola daba negativa aún tenía esperanza. Claro que todas dieron el mismo resultado y eso fue devastador.

—¿Quería abortar? —susurró Ángela.

—Naturalmente que lo pensé. ¿Cómo iba a defenderme después de haber condenado a una mujer por exactamente la misma situación? ¿Cómo iba a justificar la paternidad? No sabía que hacer y no podía acudir a mis compañeros de trabajo, así que corrí a ver a Diana desesperada. Ella, bueno ¿Qué podía decirme? Me ofreció apoyo para cuidar al bebé cuando naciera y que su organización estaría gustosa de tenerme como su abogada. Aún con eso al día siguiente fui a la clínica para la interrupción de mi embarazo.

—Espera ¿entonces abortaste y salió mal? ¿Qué sucedió?

—Lo que sucedió fue que el doctor me dijo que no iba a poder tener más hijos si me realizaba el procedimiento. Realmente antes no había considerado esa posibilidad muy seriamente, tenía en mente la idea de tener hijos algún día. Pero nunca era el momento, siempre debía ascender de puesto y cuando llegaba buscaba subir un escalón más y otro más. De esperar el momento idóneo, no me hubiera detenido hasta tener el puesto de Wilson —sonrió—. Así que decidí tener a esa niña en el momento menos idóneo; y a pesar de todo no me interesaba, amaba a esa niña aunque solo fuera un pedacito de carne más pequeño que una uva y jamás la hubiera visto. Yo misma fui la más sorprendida de tener amor maternal, siempre creí que era un hielo. 

"Mis compañeros dijeron que estaba loca, que era una hipócrita y no me podía enfrentar a un caso así, sería despedida y quizá podría ir a la cárcel; tenían razón en todas sus amenazas para mi futuro. Estaba cerca de rendirme, pero me miré al espejo y me dije: Oye, si la mejor abogada del país no puede con esto ¿Quién más podría? Tómalo como un reto a ti misma en tu carrera.

—Fue entonces lo del gran juicio —señaló con una sonrisa Ángela— ¿no es así?

—Si, lo fue —respondió ella con esa sonrisa cómplice.

—Espera, yo no sé cuál juicio —interrumpí.

—Después he de contarte Alaia, hora debemos ir a comer o mi niña va a morir de hambre —respondió tomando la mano de su pequeña— ¿Les parece si almorzamos en la cafetería? Pagaré lo que comamos.

Demonios, realmente era una mujer chismosa. Necesitaba saber más de esa historia y estaba completamente arrepentida de no frecuentar las noticias.

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