Capítulo 39

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Narrador omnisciente

Comenzaron a pasar los días bastante tranquilo casi como si estuvieran predeterminados a que suceda así por la mañana ambos se despertaban con pocos minutos de diferentes, era tranquila la convivencia entre los dos como si tuviera la vida resuelta completamente y solo les quedaba de disfrutar su compañía. Pero no era así, nunca lograría vivr así de tranquilo y sin preocupaciones, aunque ambos lo sabía perfectamente eso no le quitaba lo encantador de esos días.

Así mismo, ambos seguían sus propios objetivos, por su lado Masky comenzaba su búsqueda de esas carpetas, por mando de su amó, mientras que ella se había encargado de esconder todo pero de tal manera que si sabía del lugar seria algo demasiado obvio pero al no tener una idea de su paradero nunca se cruzaria por la mente de nadie ese específico lugar.

Ahora era una tarde ordinaria para el resto para ellos dos se entretenía con un simple juego de cartas en la sala de la casa junto al calor de la chimenea, pues a pesar de todos el clima había cambiado muchísimo, las temperaturas en tan solo un par de días fuero tan diversas que era indescriptible, unos días antes hubieras podido hasta andar de mangas cortas pero ahora era necesario un suéter lo suficientemente grueso para no pasar frío, pero al tener un hogar todo se resolvía con prender las leñas y listo, cualquier rastro del frío desaparecía enfrente a las llamas amarillas.

(TN): bien que decides apostar  —hablo al ver la carta que recibió y después dirigir su mirada al centro de la mesa  que contaba con una importante suma de dinero y otros objetos.

Tim: si gano me diras dónde esta la carpeta —sonrió maliciosos, pensando que se tiraría para atrás.

(TN): trato, pero si yo gano quiero que me des tu chaqueta —sonrió maliciosa.

Tim: estas confiada, aceptó —sonrió— bien una cosa más si gano esta noche te hago mía.

(TN): oh que propuesta mas indecente pero no creo que tengas esa suerte.

Tim: quien dice me siento con suerte esta tarde, bueno algo mas quieres aposatar antes de perder todo.

(TN): quiero —mordió ligeramente sus labios y pensó— me vas a deber una favor

Tim: esta bien —sonrio— lista —dejo las cartas sobre la mesa— escalera de diamantes.

Ella abrió un poco su boca, por sorpresa y después sonrió traviesa— eres malo pero nada supera a la escalera real —sonrió dejando carta por carta sobre la mesa y al terminar con ambos brazos junto todo el dinero de la mesa para dejarlo de su costado, riendo con malvadad— mi chaqueta  cariño.

La expresión de Tim fue unica estaba serio y se podría decir que algo molesto pero termino aceptando su derrota— quien lo diría que mi novia ganaría.

(TN): la suerte estaba de mi lado.

Tim: eso parece —suspiro quitándose su chaqueta— la cuidas —le costó entregarla pero ella se la termino quitando y la abrazó hundiendo su rostro en la misma.

(TN): sabes que te amo ¿Verdad? — comento al verlo serio.

Tim: si pero eso no quita el que perdí mi chaqueta y no tendré ninguna información además de que no puedo estar contigo ya que ese es mi castigo —suspiró frustrado.

(TN): Oh —se levantó para acercarse a él— pobre de mi bebé —lo abrazó por los hombros y beso su mejilla— eres mal perdedor pero puede que te de una recompensa que piensa con eso amor o prefieres una revancha.

Tim: no gracias ya no tengo que apostar, prefiero la recompensa — sonrió.

Ella sonrió y se sentó sobre sus piernas con las suyas a cada lado de su cuerpo dónde lo abraza por el cuello y si avisar lo besa, él la observó con sus ojos cerrados por un momento hasta que la siguió dejándose llevar por ese suave vaivén de sus labios, prosiguió en abrazarla por su cintura atrayendo sus cuerpos para después con gran deseo ir subiendo sus manos por su espalda pero las volvió a bajar con lentitud hasta llegar a su cadera donde apretó su piel. Ella lo comenzo a torturar bajando sus besos desde sus labios hasta el mentón para luego bajar por su cuello dándole pequeños besos mezclados con delicadas mordeduras, al escuchar gruñir o suspirar algo excitado comenzó a murmurar cuanto la amaba y le encantaba lo que estaba haciendo pero justo en ese momento en el cuál él le levantaba el suéter tocaron la puerta.

Tu Cordura No Volverá || Creepypastas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora