capítulo 22

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Despertar al lado de James es algo increíble, tanto que pensé que nunca volvería a pasar, recuerdo los días en Miami, su cuerpo casi desnudo al lado mío, y ahora estamos así, abrazados piel con piel, disfrutando de nuestra compañía. Me despierto y veo que son las siete, ¡Mierda! Se me hará tarde para llevar a casa a Emmy, me meto rápidamente al baño y me cambio, ya habrá tiempo de bañarme en casa, además que no traigo más ropa íntima.

-¿Ann? -Escucho la voz de James aún adormilado. Ahora entiendo porque casi siempre llega tarde, es algo normal en él.

-Ya es tarde James, Emmy debe ir a la escuela -suelto algo apenada y él me mira boquiabierto.

-¡Es verdad! ¡Lo había olvidado! -exclama pasandose las manos por el rostro, como si quisiera despertarse de una buena vez, pero pareciera que este hombre tiene una gran resaca.

-Puedo pedir un taxi, no creo que quieras levantarte aún -digo divertida, pero el niega con un gesto.

-Estás loca si piensas que te dejaré ir sola. -Se levanta rápidamente y se acerca a mí atrayendo mi cuerpo hacia el suyo. Contemplo lo sexy que se ve aún recién levantado.

-Se nos hará tarde James -sentencio divertida y pone los ojos en blanco.

-De acuerdo, vámonos -responde desanimado acariciando mi mejilla. No puedo creer que aún quiera sexo mañanero.

Bajamos enseguida y me encuentro con Emmy despierta, la miro confundida y me percato de la presencia de Rachel, quién sostiene una sonrisa en su rostro. -Me he tomado la atrevimiento de despertar a Emmy y desayunar con ella -dice esbozando una sonrisa y Emmy se lanza sobre ella rodeando sus piernas con sus pequeños brazos.

-Rachel es muy buena -suelta Emmy con su frágil voz. Es muy afectiva, le encantan los abrazos y convivir con las demás personas.

-Te lo ageadezco -respondo amablemente, extiendo los brazos y Emmy corre hacia mí rápidamente al darse cuenta de eso.

-Vamos ya -indica James después de hablar con su chófer, almenos eso parecía el tipo alto y fornido-, y decirle no se qué cosas.

Tomo a Emmy en brazos y me despido de Rachel, quien se ha portado de maravilla conmigo, me agradó muchísimo y espero volvernos a ver. Al parecer ella y Emmy se llevaron de maravilla. James se despide de su hermana y enseguida nos dirigimos a su auto, me abre la puerta educadamente y el chófer gigante hace lo mismo con la puerta de Emmy.

El trayecto no es muy largo para mi buena suerte. Aún falta media hora para la entrada de Emmy y aún se tiene que bañar y cambiar, recordándolo bien, también debo peinarla. Sin darme cuenta de cuánto tiempo pasó, me sorprendo al ver que ya estamos en la entrada de mi casa, ni siquiera me di cuenta cuando estábamos acercándonos. Bajamos inmediatamente y James coge un maletín pequeño, al verlo frunzo el ceño, no es el mismo maletín que lleva todos los días a la oficina. No me pregunten como es que me doy cuenta de la diferencia si no es mucha, ¡Y no! No soy una acosadora, tampoco tengo vigilado a este manjar de hombre día y noche, aunque pensándolo bien me encantaría. ¿Qué mierda estoy pensando ahora? -Deja tus calenturas. -Me regaño a mi misma en voz casi inaudible.

-¿Qué has dicho? -Escucho preguntar a James y me sonrojo inmediatamente. ¡Vaya mierda!

-Que hace algo de calor -miento y espero que no me haya escuchado bien.

-Ya me imagino porqué -susurra con voz sensual muy cerca de mi oído, lo que me hace estremecer en ese preciso momento. ¡Joder! Si había escuchado, ¡Y muy bien!

Nos adentramos a la casa y enseguida subo a la habitación de Emmy para que se dé una ducha, queda poco tiempo y no estoy segura que alcance a estar lista para cuando llegue la señora Lizzie por ella. -Aquí está ya listo el uniforme. -Señalo sobre la cama donde lo he puesto tendido.

El arte de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora