capítulo 5

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El día en el corporativo esta vez ha sido relajante, apenas llevo dos semanas trabajando pero siento que me voy adaptando mejor a lo que necesito aprender, aunque no es mucho en realidad. Me pongo a revisar en el ordenador algunos documentos que James me ha encargado, pero debo admitir que me he distraído un poco buscando imágenes de bailarinas, intento dejar de hacerlo pero me resulta imposible, me gusta observar cómo se ven realizando tantos movimientos, incluso algunos que ni siquiera yo puedo lograr.

Cierro las pestañas al escuchar unos pasos acercándose a mi cubículo, elevo la vista encontrándome con James e intento parecer concentrada en "mi trabajo" —¿Has terminado con lo que te pedí? —pregunta y lo miro sin saber que decir. ¡¿Y ahora?! Mierda.

—Yo, en realidad, estoy atorada con una duda desde hace rato —miento rascándome la nuca para que parezca un poco más creíble.

Él me mira extrañado pero enseguida se acerca a mi lugar, rodeando el escritorio y quedando justo detrás de mí, recargando sus brazos sobre el escritorio. Me pongo nerviosa al sentirlo tan cerca pero intento hacer que mi cerebro funcione para seguir con mi excusa.

—¿En qué tienes problemas? —pregunta observándome a los ojos.

—En esto de aquí, no se muy bien como debe de ser. —Indico algo en la pantalla y por inercia muerdo mi labio inferior preocupada.

Lo veo esbozar una sonrisa, lo que me hace dudar si se ha creído mi mentira o no. —Mira, aquí lo que tienes que hacer... —continúa explicándome detalladamente los pasos que anteriormente me había dicho, y obviamente lo había entendido, ¡pero nimodo que le diga eso!

Me distraigo prestando atención al movimiento de sus facciones mientras habla, su mandíbula tan marcada y la barba que la rodea se ve demasiado bien. —¿Entendiste? —pregunta tomándome por sorpresa. Pestañeo un par de veces y asiento apenada.

—Cualquier duda pregúntame —dice regresando a su sitio.

Me quedo como estúpida viendo el ordenador y prosigo con el trabajo, haciendo lo que ya debía tener hecho.  No sé cuánto tiempo pasa para que termine pero mi cuerpo empieza a cansarse, o más bien, a enfadarse.

***
El día de ayer fue tranquilo, y las labores no fueron demasiadas, hoy no parece que será así, ya que con solo poner un pie en la oficina James me mandó a llamar.

—¿Se le ofrece algo? —pregunto al llegar hacia su escritorio.

Me hace una seña para que me acerque y así lo hago, rodeo su escritorio quedando justo a su lado. Me señala algunos datos que hay en la pantalla mientras me da indicaciones de lo que debo hacer. Creo que esto comienza a asustarme, no estoy acostumbrada a hacer más cosas que no sean contestar llamadas, agendar citas y todo eso.

—¿Sucede algo? —pregunta tomándome por sorpresa.

—No, es solo que me cuesta un poco familiarizarme con tantos datos —suelto con un deje de diversión.

Él sonríe de vuelta y prosigue a seguirme explicando. Me siento agotada de tanta información y él parece notarlo, cosa que le agradezco. Y cuando pienso que mi cabeza se hará una revolución ahí adentro James me pide algo extremadamente fácil, solo dictarle información.

—¿Me lo has pedido porque soy muy torpe verdad? —pregunto desanimada.

El parece divertido con la situación. —Entiendo que aún te falte familiarizarte con todo esto, no te preocupes, irás aprendiendo poco a poco —responde quitándome un gran peso de encima.  No quiero que me despidan a las dos semanas de haber conseguido empleo.

James me indica mover la silla hasta su lado y así lo hago, comienzo a dictarle mientras el captura la información en el ordenador, el único colmo sería que estuviera dictándole mal, eso sí que me daría vergüenza.

El arte de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora