capítulo 49

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Observo a Ann salir por fin de los vestidores y me apresuro a alcanzarla, su mirada es indiferente y comprendo el motivo, pero así es también ella, ambos somos unos exagerados. Entrelazo nuestras manos al tomarla y ver que no se resiste. Caminamos en silencio hasta la salida, encontrándonos con Rafael que nos espera en el auto.

Saludamos y responde cortés. Después Subimos al coche y en cuestión de segundos lo pone a andar. El trayecto es silencioso y un poco agobiante, Ann se muestra indiferente, pero más de una vez la he pillado observándome y se voltea rápidamente cuando me doy cuenta.

-¿Estás molesta en vez de preguntarme porqué he venido? -susurro en voz baja haciendo que se gire a verme, su mirada es distante y podría jurar que ya se enojó.

-¿Debería estarlo si lo primero que haces es celarme antes de saludarme? -ironiza con una falsa sonrisa desviando nuevamente su mirada.

Respiro profundo intentando guardar la calma, tomo su mentón haciendo que se gire hacia mí para que sus ojos me confirmen lo que realmente siente en estos momentos, justo en ese instante esbozo una sonrisa inconscientemente.

-Lo siento, es sólo que me desconcerto verlos tan juntos, tu también eres muy celosa, no lo puedes negar. -Enarco la ceja con una sonrisa provocativa, haciendo que en sus labios se dibuje una por igual.

-De acuerdo. Sólo recuerda que te amo James, sólo a ti. -Su mano acaricia mi mejilla con tanta ternura, tal como ella es.

Rodeo su frágil cuerpo con mi brazo y la envuelvo en un cálido abrazo, del cual me recibe gustosa. -Y yo a ti pequeña.

-¿Y por qué has venido? -pregunta intrigada.

-Te extrañaba, y no estuve tan ocupado con el trabajo, así que quería darte una sorpresa.

-Supongo que la he arruinado ¿verdad? -Su rostro se entristece y niego rápidamente. Tomo su mentón y me acerco hasta sus labios dejando un beso sobre ellos.

-Claro que no pequeña. Ven aquí. -Tomo su mano y bajamos del auto al aparcar en el aeropuerto.

La guío hasta adentrarnos al jet dónde nos recibe Rudd y Milly con un saludo cortés, respondo al saludo y antes de entrar por completo cubro los ojos de Ann con mis manos.

-¡James! ¡¿Qué haces?! -Su voz se exalta a la vez que suena dievertida por la situación.

-Tú sólo camina un poco más -indico acompañándola con cuidado mientras la guío hasta una división del jet que cuenta con una pequeña habitación.

-Comienzo a asustarme -advierte moviendo sus manos ligeramente.

-Tranquila, ya puedes ver -susurro sobre su oído al momento que descubro sus ojos poco a poco dejando ver la decoración con rosas y aroma.

Se gira hacia mí con un gesto de sorpresa. -¿Y... Esto? -pregunta con una gran sonrisa.

-Creo que necesitas relajarte un poco, ven acá. -Tomo su mano con suavidad y la dirijo hasta la cama, invitándola a sentarse junto a mi.

-¿Y esto no se irá de un lado a otro en el vuelo?

Su curiosidad me causa ternura al ver su gesto de confusión, ella es tan sencilla, tan inocente y madura a la misma vez. -No pequeña, descuida.-respondo acariciando su mejilla.

-¿Qué hay en esa bandeja? -Señala rápidamente lo que no pensé que vería tan pronto, sí que tiene hambre.

Tomo la charola y la extiendo hacia ella quitándole la tapadera. -Ve tú misma.

-¡Esto se ve delicioso! -Su expresión se llena de felicidad y alegría, haciéndome sentir satisfecho.

-A comer entonces, creo que debes morir de hambre -bromeo recibiendo de vuelta una mirada fulminante-. Me está dando miedo señorita Collins -añado dramatizando.

El arte de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora