Veinte años después... En Denver.
Anette POV
—Mami, mami, Melanie no quiere jugar conmigo. —La pequeña Jud jala mi blusa insistiendo en una y otra vez.
Dejo de lavar la vajilla y me giro hacia ella. —¿Pero qué ha pasado? ¿Por qué no quiere jugar contigo? —pregunto intrigada.
—¡Está hablando por teléfono con su novio! —exclama en un gesto de enfado que me hace reír.
—Tranquila Jud, ya se desocupará tu hermana y jugará contigo, mientras dile a tu prima Stephanie.
—No, ella no me quiere prestar su muñeca —suelta haciendo berrinche.
—Ve a jugar con ella, recuerda que a tu tía Sam le gusta mucho verlas juntas. —Le recuerdo y esto parece animarla.
—Esta bien, iré con ella pero no le prestaré a mi muñeca yo tampoco —advierte con un mohín y sale disparada hacia la sala.
Ver en lo que nos hemos convertido me hace sentir nostálgica. Tengo dos hermosas hijas, mi pequeña Jud de cinco años, y Melanie de dieciocho, ella es tan espontánea, divertida pero un poco atolondrada como yo, y obviamente como lo era mi madre, por eso le puse su nombre, sabía que le quedaría a la perfección.
Aún recuerdo cuando me enteré que estaba embarazada de Melanie. Entré en una mezcla de felicidad y crisis emocional, me aterraba la idea de ser madre tan pronto, estaba casi histérica, dudosa de si sería o no una buena madre, pero eso es algo de lo que no puedes estar segura hasta que lo llevas a la práctica.
Flashback
Las náuseas y mareos no me dejaban estar quieta. Cada vez que me levantaba tan siquiera para ir al baño, era un mareo seguro, y cada bocado que entraba salía en cuestión de minutos.
—¡Madre mía! ¿Qué fue lo que me comí? Tuvo que ser algo echado a perder —susurro sintiendo náuseas.
—Ann, ¿estás bien? —pregunta James acercándose a mí con un gesto preocupado.
—Estoy mareada, y tengo ganas de vomitar —digo haciendo una mueca de asco.
—¿Hace cuánto que estás así? —pregunta James sorprendido.
—Algunos días —respondo restándole importancia—. ¿Por qué?
Él me observa con un gesto de preocupación que me incomoda. Me pide que lo espere en la habitación mientras va a la farmacia por algo, acepto sin darle mucha vuelta al asunto, tengo mucho sueño como para andar de preguntona.
Veinte minutos después James regresa, aunque no me hubiera dado cuenta de no ser porque me ha movido de un lado a otro hasta despertar. Le pido que me acompañe y le abro espacio en la cama, pero entonces él me entrega una caja que tomo pensando que es medicamento, ¡Esto me irá bien! Pero cuando veo de lo que se trata me quedo estupefacta.
—No, no estoy embarazada —digo incrédula por lo que me ha traído.
—Ann, no tengamos esta discusión nuevamente, solo hazla y salgamos de dudas —insiste haciéndome recordar aquel momento en el cual James también pensaba que estaba embarazada.
—De acuerdo cariño, solo para que estés tranquilo. —Le doy un casto beso sobre los labios y me dirijo al baño para hacerme la dichosa prueba.
Leo las instruciones hasta que me queda claro como es que funciona el dispositivo, minutos después por fin le entiendo y comienzo con el procedimiento. Espero hasta que el resultado aparezca en el cuadrito para que James se tranquilice. Entonces lo que veo en la diminuta pantalla no es lo que esperaba. —No, espera, esto debe tener un error—susurro preocupada y veo el dispositivo esperando que cambie de resultado. Pero no pasa, solo pasan los minutos.
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El arte de amar
RomanceAnnette Collins es una chica que nace con el arte en su sangre, su mayor deseo siempre ha sido lograr ser una bailarina de ballet profesional y reconocida por el mundo, todo se complica cuando por azares del destino, se queda sola con su hermana men...