capítulo 47

228 29 11
                                    

Me adentro quedándome sorprendida ante lo que mis ojos observan, el interior es muy amplio y tiene muchas divisiones; el mobiliario en tonos grises, crema y café, hacen un juego armonioso y muy elegante. Rudd comienza a guiarme por el jet, mostrándome cada lugar y explicándome donde puedo hacer cada cosa, llegamos al baño, y aunque es pequeño, es suficientemente elegante y lindo.

—Cualquier cosa no dude en preguntar, la estará atendiendo Milly. —Frunzo el ceño girando mi vista hacia donde me indica, en ese instante me encuentro con una mujer que no pasa de los treinta, su figura es esbelta y el cabello rubio cae sobre sus hombros.

—Buenos días Señorita Collins, soy Milly y estoy para servirle en lo que se lo ofrezca. —Se presenta la rubia con un gesto amable extendiendo su palma y agradezco devolviéndole el saludo.

Menos mal que James no suele viajar aquí, no me gustaría que esté viajando solo con esta muchacha. Ruedo los ojos ante mis estúpidos celos e intento relajarme, debo dejar de actuar y pensar como una cría. No entiendo cómo teniendo este jet James no lo utiliza, recuerdo que todos los viajes que hemos hecho han sido en vuelos de aerolínea, aunque no logro entender porqué. Me dirijo a uno de los cómodos sillones y me recuesto allí, mientras Milly se dirige a un área aparte.

Siento un malestar en el estómago al sentir como vamos despegando lentamente, me agarro con fuerza del sillón imaginando que caeré en cualquier momento, cosa que no sucede para mí buena suerte.

***
—Señorita Collins, hemos llegado —Escucho una voz femenina que me despierta rápidamente.

Observo desconcertada a mi alrededor, y recuerdo que estoy en el jet de James, sonrío como estúpida al darme cuenta que me quedé dormida durante todo el trayecto, finalmente estoy en los Ángeles de nuevo.

—Muchas Gracias Milly. —Esbozo una sonrisa y ella devuelve el gesto amable.

—Abajo hay un auto esperando por usted, la llevará a dónde le indique —dice y frunzo el ceño confundidam ¿Un auto? ¿De qué mierda habla la chica?—. El señor Anderson ha dado la orden de tenerlo a su disposición, la regresará aquí cuando le indique, cualquier cosa él nos puede informar directamente.

Proceso la información e inmediatamente sonrío como tonta, nunca me había sentido tan extraña y tan fuera de lugar... Pero genial. Agradezco a Milly y enseguida bajo por las escaleras, donde me espera un hombre uniformado un poco mayor. Al llegar me ayuda con el equipaje y enseguida subimos al automóvil.

—Bienvenida señorita Collins. Mi nombre es Rafael. —Saluda amablemente extendiendo la mano y correspondo al saludo.

—Buenos días, creo que usted ya sabe el mío, así que... Mucho gusto —bromeo provocando una sonrisa en él.

Subimos al auto y en cuestión de segundos lo pone en marcha. Observo el trayecto que recorremos hasta llegar al maravilloso teatro, siento mi estómago enloquecer porque estos malditos nervios comienzan a aparecer nuevamente y no logro controlarlos aún.

Me adentro al teatro despidiéndome antes de Rafael, que no alcanzo a escuchar bien lo que dice pero prosigo con mi camino. Mis nervios están haciéndome una mala jugada, solamente espero que no me den ganas de ir al baño en pleno ensayo. Siento mis manos sudar al localizar a Mark junto a algunas otras personas, camino decidida hasta llegar ahí, tragándome mis estúpidos nervios.

—Buen día. —Saludo a Mark cordialmente estrechando la mano.

—¡Annette! ¡Me alegra tenerte de nuevo por aquí! —responde a mi saludo afectuosamente.

—Se lo agradezco —digo apenada al darme cuenta que todos me observan ahora.

—No hay de que Collins, mira te presentaré al equipo. ¡Qué digo equipo! Esta será tu familia, ¡Ya lo verás! —suelta con una gran sonrisa reflejando su dentadura blanquecina.

El arte de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora