capítulo 20

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-Hermanita, ¿Cuándo saldremos otra vez con James? -pregunta Emmy mientras le ayudo a cambiarse.

-No lo sé Emmy, no creo que sea posible -respondo un poco confundida, Realmente no sé que pueda pasar entre nosotros.

Bajamos a la cocina y sirvo el desayuno, lo pongo en la barra y comenzamos a desayunar. He preparado unos sándwiches calientes y licuado de fresa, a Emmy le encanta el licuado de fresas, y a mi también a decir verdad. Terminamos y la peino rápidamente, le he hecho una coleta media y le he puesto un moño grande, recuerdo que a mí casi no me gustaban, pero a ella le encantan.

-Que te vaya muy bien mi niña -digo dándole un casto beso en la frente.

-Gracias hermanita, te quiero -responde ella con su tierna voz y enseguida se va en el transporte escolar.

Cojo mis cosas y me adentro al auto, conduzco por un tiempo un poco largo, pues el tráfico este día está bastante pesado. Aparco el carro una vez llego al corporativo y me adentro a él faltando cinco minutos para mi hora de entrada, mis compañeros me saludan amablemente y regreso el saludo. llegar hasta la oficina me doy cuenta que James no se encuentra, como la mayoría de las veces, así que me voy a mi cubículo, al entrar me quedo boquiabierta cuando veo una caja de chocolates puesta sobre mi escritorio. Por mi mente se cruzan mil ideas y supongo que debió ser James, aún recuerdo el arreglo de flores que me mandó en mi cumpleaños. Me acerco hasta mi escritorio y tomo la caja, que por cierto es muy linda, tiene un listón rojo brilloso que termina en un gran moño. Abro el sobre que se encuentra sobre el listón y frunzo el ceño cuando leo lo que dice. No dejaré que te dejes derrumbar por alguien que no te valora, te quiero, Stuart.

Mi emoción cesó al ver que mi mente me traicionó, pensé por un momento que podría ser James, eso me había ilusionado un poco. -Hola. -Escucho una voz masculina y al voltear me percato que se trata de Stuart. ¡¿Qué mierda le pasa?! ¿Como se le ocurre venir a mi trabajo?

-¿Qué haces aquí? -cuestiono alarmada, aumentando mis nervios de que entre James en cualquier momento y se arme un gran lío.

-No tienes que trabajar aquí Anette si no quieres, puedo conseguirte algo mejor -suelta con voz firme mientras se acerca a mi, acuna mi barbilla entre sus dedos y sus palabras me dejan atónita, ¿Y porque mierda querría irme de aquí?

-No estás en tiempo libre, no son horas de visitas. -La voz de James me saca de mis pensamientos, su rostro se ve bastante tenso y enseguida Stuart se aparta de mí posicionándose enfrente de él.

-No tienes por qué tratar a Annette así, estoy seguro ya está harta de trabajar aquí, no merece sufrir por alguien como tú -suelta Stuart molesto, haciendo que el ambiente se vuelva tenso.

-Nadie te está preguntando, así que lárgate antes que te saque de aquí. -Me sorprendo ante la reacción de James, veo que Stuart se pega más a él y voy inmediatamente a separarlos, no quiero que hagan una pelea justo aquí, están locos éstos hombres.

-James, porfavor. -Miro suplicante y él rueda los ojos.

-¿Defendiendo a tu noviecito? -ironiza con burla y siento mi sangre calentarse ante sus palabras, ¡¿Qué mierda le pasa?! Ya regresó a su estado de bipolaridad.

-¡Lárgate! -espeta girandose hacia Stuart, quién me ve con un aire de decepción pero se marcha.

-¿Tanto te cuesta decirme la verdad? -suelta con desprecio, sus ojos reflejan dolor y siento mi corazón casi salirse del pecho, esto no me puede estar pasando, nunca puedo estar un día bien con James.

Se va enfurecido hasta su escritorio y me quedo en mi área de trabajo pensando en todo lo ocurrido, ¿Qué mierda estaba pensando Stuart? Me pongo a revisar la agenda, pero no logro concentrarme cómo quiero, todo esto va de mal en peor, hoy debo hablar muy seriamente con Stuart, nunca le he dado motivo para que se haga ilusiones, y por otro lado la actitud de James me desespera, no somos absolutamente nada, no entiendo por que actúa de ésta manera, no tiene ningún derecho a reclamarme nada. -Annette. -Escucho su voz y me hace dejar mis pensamientos a un lado, respiro profundo repetidas veces y tomo mi agenda para ir a ver qué se le ofrece a don hielo.

El arte de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora