Capítulo 8

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Abrí la puerta y la sostuve por un momento. Siempre he hecho esto ante cualquier persona que venga atrás mío, pero lo cierto es que no quiero ser amable con este chico. Quiero decir, puede que suene como una chica de secundaria, pero vamos, solo llevo tres días como universitaria. Dejé que la puerta se cerrara y la cara de Aaron a través del vidrio no tenía precio. Cerró los ojos creyendo que la puerta lo golpearía, y al notar que no fue así, me miró con los ojos muy abiertos. Sentí pena por un momento, pero al ver que una pequeña sonrisa de lado se le escapaba, no pude aguantar la risa.

—Perdón, ¿quién es usted? —escuché que alguien dijo en el micrófono, y mi sonrisa se evaporó del todo. Había olvidado en donde estaba. Giré sobre mis talones y sonreí. Más o menos 20 estudiantes estaban sentados en el auditorio y el gran Jeff Koons me hablaba justo en ese instante. Sentí el hombro de Aaron rozar con el mío y la cara de Jeff cambió por completo —. Aaron Stephenson, por favor hombre, sube aquí —dijo el hombre. Busqué un puesto en lo alto del salón justo al lado de dos chicos —. Este chico va a ser la próxima revelación del arte, amigos —dijo Koons y lo abrazó dándole breves palmaditas, de esas típicas de los hombres. ¡Vaya!, cuánto daría yo por unas palabras así viniendo de él. <<De Koons, sí, unas palabras así de Koons, no de Aaron. >> —pienso, y recuerdo el mensaje que me llegó.

Al sacar el celular de mi bolsillo ahogo un grito. La pantalla tiene una grieta en toda la mitad, lo desbloqueo y está perfecto, solo se ha dañado un poco la pantalla. <<Eddie>> dice la pantalla y lo abro

—Holaaa, ¿a qué hora quieres que pase por ti? —1:02 p.m.

—Holaa, estoy en una charla/conferencia con Jeff Koons, no sé cuánto se vaya a demorar —1:20 p.m.

— ¿Con Jeff? ¡Genial! No hay lío avísame cuando termines. :) —1:21 p.m.

—Okay, adiós :) —1:21 p.m.

—¡Uy! Por fin se acabó. Ya tengo el culo entumecido —dice el chico sentado a mi lado y yo río por su vocabulario. No me imagino qué diría mi madre si yo llegara a decir algo así. Pero tiene razón, estoy adolorida después de casi dos horas sentada. Bajo las escaleras del auditorio y veo que Jeff está recogiendo sus cosas. Así que decido ir hasta él.

—Hola, mucho gusto, soy Lara Brown. Siento mucho haberlo interrumpido de esa forma. Admiro mucho su arte —digo extendiendo mi mano y él la estrecha firmemente.

—Mucho gusto Lara, te felicito porque en esta industria siempre es muy importante aceptar los errores y pedir perdón ¿Eres estudiante de arte? —dice.

—No, no yo empecé hace unos días diseño de modas —digo y la luz amarilla de la tarima me molesta en los ojos.

—Una muy buena carrera. Te deseo los más grandes éxitos —dice regalándome una amplia sonrisa.

—Muchas gracias, un placer conocerlo —digo y acto seguido salgo del salón. Miro los pasillos, los estudiantes entran y salen riéndose, pero no logro reconocer a nadie. Ni a él. Decido escribirle a Eddie, y veinte minutos después su camioneta frena justo en frente mío.

—Guau!, te ves muy bien —dice Eddie cuando subo al coche que huele a maravilla. Siento que mis mejillas se ruborizan. Es algo que no me gusta. No me gusta que los demás sepan cuando algo me da vergüenza, y que lo noten.

—Gracias. Tú también —digo sincera, ya que tiene puesta una chaqueta de cuero que combina con su cabello oscuro. Abrocho mi cinturón y noto con el rabito del ojo que Eddie me mira mientras lo hago. Lo miro y él sonríe. Últimamente las personas que conozco se ven como modelos. Eddie es el tipo de chicos que son el amor imposible de todas las chicas en la escuela, sin duda alguna.

— ¿Te molesta si paso a recoger unas cosas a la escuela? —pregunta concentrado en la carretera.

—Claro que no. Me encantaría poder conocer Parsons — digo.

—O.K. Hoy te llevaré a uno de mis restaurantes favoritos. Tenemos reservación a las cuatro y media y ya van a ser las cuatro.

— ¿Reservación? Creí que iríamos a McDonald's —digo, y noto que cuando ríe sus ojos se hacen chinitos.

—Es un lugar hermoso. Sé que te encantará. Se llama The River Café —dice, y asiento.

—Bien, pero luego de comer vamos por helado de McDonald's —digo.

—Claro que sí. Buen plan — dice y reímos.

Al salir del auto la brisa sopla en mi rostro y nos dirigimos al gran edificio. Eddie me conduce por el interior hasta el último piso en donde hay una mujer alta, del tipo de mujeres que uno sabe que son importantes en la industria. Alta y rubia. Le entrega un sobre blanco. Mientras tanto yo estoy asombrada con el lugar. Todo es muy moderno, y en los salones hay chicos trabajando en maniquís y con máquinas de coser.

—Listo ya podemos irnos —dice Eddie, y pone su mano fría en mi cintura descubierta por mi sweater corto. Lo hace inconscientemente para poder entrar al elevador, sin embargo, su tacto me pone la piel de gallina.

— ¿Qué es? —pregunto. Y dos chicos entran al elevador, mirándome de pies a cabeza. Eddie se pone en frente mío. Es alto, por lo que me tapa totalmente de ellos. Su gesto me hace gracias y lo miro confusa.

—Los conozco. Sé cómo son —susurra en mi oído. Su respuesta no me convence, sin embargo, sé que no hay ninguna otra explicación para que sacara el macho que lleva dentro. Así que asiento.

— ¿Y qué es? —pregunto nuevamente. Paula haría algún comentario sobre lo curiosa que soy, pero lo cierto es que así soy.

—Ah sí, son las invitaciones del desfile de modas que hace Parsons para los que nos vamos a graduar —dice.

— ¿Con sus diseños? —digo.

—Así es. Por eso estaré tan ocupado planeando todo.

—Es genial —digo y salimos del elevador.

—Nos dan solo tres entradas. Y quisiera darte una —dice a mi lado.

— ¿A mí? —pregunto—. Quiero decir, claro, me encantaría, pero, ¿por qué yo?

—No lo sé. Solo me gustaría que estuvieras ahí —dice y sonríe. Siento como mis mejillas se calientan, y sé lo roja que debo estar << ¡por queeeeé!>>.

—Ahí estaré —digo mientras nos subimos al auto.

—Ahora sí, vámonos que llegaremos tarde —dice Eddie y antes de arrancar la camioneta me entrega una invitación. El papel es grueso y tiene impreso un sello con una gran P dorada de Parsons.


Hilos de Amor (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora