Capítulo 30

216 19 7
                                    

*Narrado desde el punto de vista de Eddie*

— ¿Qué haces aquí? —le digo al idiota de mi primo. Desde que supe que se besó con Lara no tengo otro sentimiento hacia él que no sea odio.

—Necesito que hablemos —dice él tan tranquilo.

— ¿Hablar de qué, Aaron? ¿Sobre la traición de mi primo hermano?

—Ya déjate de bobadas, Eddie. Ella se cansó de que fueras "el señorito perfecto" —dice Aaron entrando al apartamento.

—No sabes lo que dices. —digo con furia —. Yo sí la quiero. Tú solo utlizas a las chicas.

—No, no con ella. Quiero algo de verdad con Lara. Y no espero que lo entiendas, pero ella es distinta. Es tan... —empieza a decir, pero mi rabia no desaparece y lo empujo fuerte en el pecho y él se tambalea hacia atrás.

— ¡Cállate! ¿Crees que no sé lo increíble que es?

—Eddie, yo no planeé esto —dice y yo miro hacia otro lado. No quiero cometer una locura.

—Largo, Aaron.

— ¿Irás a la fiesta? —dice y lo fulmino con la mirada. Pero una fiesta no suena nada mal —. Frank dará una hoy.

—Es sábado —digo sabiendo que sus fiestas son solo los viernes.

—Alargó la fiesta dos días por su cumpleaños.

—Como sea. Ahora lárgate. No quiero verte —digo. Demonios no soporto verlo.

—Adiós, primito —dice provocándome, y sale por la puerta.

Camino por la cocina desesperado. Desde el primer día que la vi con sus maletas de Chanel, parecía una princesita. Quería que fuera mi princesita. Y lo conseguí. ¿Qué rayos hice mal? ¿Ahora ser buen novio es malo? No quiero pensar que se fue con Aaron porque algo le hizo falta de mí. Jamás la presionaría por algo que no quisiera hacer. Nunca vi en Lara algún indicio de tener relaciones. Es tímida. Así que solo quise esperar todo lo que fuera por ella, para que conmigo se sintiera cómoda. La quiero aunque sea para pasar tiempo a su lado... No puedo seguir aquí en este apartamento. No puedo aguantar las ganas de ir a su apartamento cada vez que voy en el elevador. Presiono el botón del último piso y, pensando en que ella no me ha llamado, presiono el del primer piso. Iré a esa fiesta. Quiero olvidarla. No lo soporto más. Me embriagaré con alcohol o con una mujer.

Me pongo lo primero que veo en el closet. Normalmente miraría algo de buen gusto para verme con Lara, pero esta noche no. No me veré con ella, así que cualquier cosa estará bien. Un jean negro, una camiseta sencilla y mi chaqueta de jean son lo que uso, junto a tenis negros. La verdad se ve mejor de lo que creí, excepto por mis asquerosas ojeras que llevan tatuado el nombre de Lara.

Las fiestas de Frank comiezan normalmente a las nueve, y ya son las ocho y cincuenta. Primero debo pasar por la gasolinera a llenar el tanque. Salgo del apartamento y, seguidamente, del edificio. Conduzco hasta la gasolinera y lleno el tanque. Me detengo un momento en la tienda veinticuatro horas y compro una cerveza. Jamás haría esto. Beber mientras conduzco. Pero hoy me importa un pimiento.

Llego al Edificio de Frank, bajo de la camionta y, con un portazo, cierro la puerta. Escupo en el suelo al imaginar en donde rayos se abran besado y lo peor fue que luego volvió por "las llaves". ¿No habrá sido solo otra mentira? Ya no sé ni qué pensar.

Subo las escaleras de dos en dos y entro al apartamento. Está repleto de gente. Todos restriegan sus cuerpos con los otros y beben en vasos rojos. De la mesa tomo un vaso y me lo bebo enseguida, acompañándolo de otro. Es asqueroso el sabor, pero, con saber que olvidaré un poco, se me pasa. Me recuesto en la encimera y observo a la gente. Una chica pelirroja pasa enfrente mío y me mira un buen rato mientras camina. Tiene puesto un vestido de lentejuelas rojo. Es ajustado y el corte recto. Recuerdo cuando aprendí a confeccionarlo. Parece muy sencillo, pero tener que dejarlo a la medida perfecta, no lo es. La observo en la oscuridad. De fondo suena mi cancion favorita: One Kiss de Calvin Harris. Ella baila justo frente a mí agitando su cabello liso; mueve sus caderas de un lado a otro, pero me sorprendo al ver su rostro que me mira desafiante, y una leve sonrisa aparece en su maquillado rostro. Le sonrío de lado y sin pensarlo dos veces me acerco a ella. ¡Qué carajos! Estoy soltero y ella está muy buena.

—Bailas muy bien —digo llegando a su encuentro.

—Gracias —articula sobre la música. Tiene los ojos claros; parecen grises — ¿Quieres acompañarme? —dice y sonrío.

—Claro que quiero —digo tomándola por la cintura y la acerco mucho. Normalmente me fijaría si mi cercanía le molesta, pero no lo hago y ella parece conforme.

Mueve sus caderas y cada vez se acerca más a mí. Pone sus brazos alrededor de mi cuello y sonríe con malicia. Bailamos al grandioso ritmo de la música. Miro sus carnosos labios y como los muerde. Tan solo una pequeña distancia nos separa, pero ni corto ni perzoso, junto nuestros labios. Ella me recibe metiendo su lengua en mi boca. Muerdo su labio inferior y bajo mi manos por su espalda pegando más nuestros cuerpos.

— ¿Quieres ir a algún lugar? —pregunta ella y soprendido pienso en si debería hacerlo. Claro que sí. decido sin pensar demasiado.

—Vamos a mi apartamento —digo y sonríe.

La tomo de la mano y bajamos lo más rápido posible por las escaleras. El viento pega directamente en nuestros rostros y su cabello se eleva. No sé que sea, si el alcohool o la sensacion de libertad, pero reímos a carcajadas. Corremos hacia la camioneta y al subir pongo música. Subo todo el volumen y ella a mi lado abre la ventana. Prendo el motor y acelero rapidísimo. Una vez llega el coro de Wild Love de Elle King, saca la cabeza por la ventana y canta a todo pulmón. La observo un rato y, como su cabello se enreda por el viento y la velocidad a la que conduzco, río a carcajadas.

— ¡La, la, la, la, la, la, love you all day! —canta ella y yo la acompaño.

Conduzco tan rápido que en menos de diez minutos estamos frente al "Eddieficio". Sin mucho esfuerzo estaciono y, una vez apago el motor, la miro. Tiene la nariz roja por el frío, y sonríe al ver que la observo.

—Ven —le ordeno, y ella lo hace, poniéndose a horcajadas dobre mí. La beso; y a su cuello también.

— ¿Vives aquí? —dice mientras le dejo besos en las clavículas.

—Aja... —digo besándola.

—Qué coincidencia. Aquí vive mi mejor amiga. Debo escribirle —dice, pero la callo con un beso.

—Bien... —digo.

—No me gustó —dice agitada — dejarla... con ese tal Aaron —agrega con los ojos en blanco.

— ¿Aaron? —pregunto frunciendo el ceño —. ¿Cómo se llama tu mejor amiga?

—Lara. ¿Por? — ¡Demonios!

Hilos de Amor (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora