Capítulo 20.

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—Eddie está en el estacionamiento. Espero que te mejores —dice Aaron. Creí que se había ido. Salió hace como una hora y no había vuelto. Ahora sin dejarme decir nada, se va.

No dejo de pensar en sus palabras. Ni siquiera puedo creer que haya dicho esas cosas. Creí que no le había importado lo del sábado. Cuando fui por las llaves, él dijo: "Como quieras". ¿Qué podía hacer yo? ¿Quién me aseguraba que no se besa con muchas chicas en esas escaleras? No puedo negar que por Aaron siento algo más que una amistad. Pero bien dice él: no podría ser. Cuando estoy cerca a él, veo cada cosa que pasa, pero no creí que él pudiera sentir algo similar. Creí haber dejado esto en el pasado, pero ahora va a verse con Grace. Una hermosa chica, rubia, y que será modelo. Aparte a ella le parece encantador y ama su hoyuelos. ¿Y yo? ¿Por qué debería importarme eso? <<Tienes novio, Lara>> ¿Y si no tuviera? ¿Lo llamaría ahora mismo? Sí.

—Princesita, ¿qué pasó? ¿Por qué no me llamaste antes? ¿Por qué Aaron te trajo? —dice Eddie entrando.

Le cuento todo lo que pasó; le aclaro que ya estoy bien. Eddie me hace muchas preguntas respecto a Aaron. Le digo algunas cosas, pero, claro está, reservando los momentos que nunca debieron pasar.

—Me alegra tanto que ahora estés bien. Lo siento tanto. No debí dejarte.

—No pasa nada. Ya estás aquí. ¿Y tus clases? —pregunto recordando la conversación por la tarde.

—No importa. Ya veré qué hago.

—Gracias —digo sincera y me da un pequeño beso en los labios —. ¿Puedes pasarme el celular? Esta en el bolso. Llamaré a mamá. Me mataría si no le digo en dónde estoy.

— ¿Comiste algo? —pregunta dándome el celular y yo niego —. Iré a la cafetería. ¿Quieres café?

—Por favor.

—Ya vengo, princesita.

Busco en los contactos a mamá, y en el tercer timbre contesta.

—Hola, hija. Ya empacamos todo.

—Ma —digo, y lo que había dejado dentro de mí todo el día, sale; y las lágrimas empiezan a salir.

— ¿Qué pasó? ¿Lara?

—No te dejes engañar de mi voz mamá. Estoy en el hospital, pero ya estoy bien. No quiero que te preocupes... Es solo que...

— ¿Cómo así que estás en el hospital? —dice sin hacer caso a mis advertencias.

Después de un rato hablando con mamá, las lágrimas desaparecen.

Tengo sentimientos encontrados por lo que me pasó a causa de la ansiedad, por Eddie, por mamá... Además de Aaron y su confesión; como se comportó hoy conmigo; la forma en la que me levantó en brazos, lo preocupado que estaba. O eso parecía. Eddie volvió con una hamburguesa, papas, gaseosa, helado, café y galletas de chispitas.

— ¿Cuándo me comeré todo esto? —pregunto sorprendida.

—Son tus cosas favoritas. No sé qué querías —dice y yo solo quiero abrazarlo.

—Ven aquí —digo. Me incorporo y extiendo los brazos. Él deja todo en la mesita a mi lado y va por mí. Lo abrazo y suspiro.

—Te quiero, princesita —no digo nada; solo lo abrazo más fuerte —. Vamos a comer. Yo te ayudaré.

—Sí, por favor. No creo poder con todo. Gracias —digo dándole un besito.

En lo que queda de la tarde y la noche, Eddie se queda junto a mí. Cuando son las nueve le digo que debería ir a descansar a su apartamento, pero insiste en no dejarme sola, y yo lo agradezco ya que me hace muy feliz su presencia. Reímos y hablamos de diferentes cosas, me cuenta los detalles de las prendas en las que está trabajando y su experiencia en toda la carrera. Yo lo escucho atenta; me fascina hablar de moda y más con él. Hasta que no puedo más y me quedo dormida después de tomar café con galletas. Eddie se queda dormido en el sofá enfrente mío.

—Lara —dice Eddie y yo me despierto. Me da un beso en la frente y sonrío —. Tu madre llamó; dijo que acababa de aterrizar, pero iba a desayunar con tu hermano y a comprarte cosas para cuidarte. La enfermera dijo que un doctor vendrá a verte y, si todo está bien, te darán salida.

—Está bien. Necesito ir al baño — digo, y por primera vez desde que llegué, me pongo de pie, sin embargo me siento muy bien, y con toda la energía.

El doctor llega minutos después y me dice que estoy perfectamente y ya puedo irme. En cuanto ve a Eddie su cara de sorpresa no se hace disimular. Sé bien que suponía que estaría con Aaron. Aun así, no dice nada y después de firmar algunas cosas, finalmente salimos y en su auto nos dirigimos al apartamento.

— ¿Cómo te sientes? —pregunta Eddie y agarra mi mano mientras conduce.

—Bien. La verdad me siento muy bien. Quisiera ir a clases. No quiero perder ninguna materia.

—No, de eso nada. Te dijeron que descansaras.

—Lo sé, pero son las últimas semanas del corte.

—No pasará nada por dos días que faltes.

—Debo ir a comprar un lienzo —recuerdo.

—Tengo unos cuantos en el apartamento. Ahorita te doy uno.

—Gracias amor —digo y su cara de sorpresa es evidente. Nunca he dicho algo así, pero Eddie hace que se me salga. Él sonríe.

—De nada, princesita —dice y estaciona en el apartamento. Bajamos y cogidos de la mano llegamos hasta mi apartamento. Me duele un poco la cabeza, pero el resto de mi cuerpo está intacto, excepto por lo mucho que estornudo. Una simple gripa. Entramos a mi apartamento y me siento en el sofá.

— ¿Segura que está bien que te deje sola? —pregunta. Ya le he dicho que llegará tarde a la escuela.

—Sip. Ve. No quiero que pierdas clases. Ve y te pones más guapo. Además mamá ya casi llega. Acaba de escribirme —digo. Eddie finalmente se despide y sale a su apartamento. Entra un mensaje al celular y leo "Grace".

—Amiga,¿qué te pasó? ¿Por qué no viniste a la escuela ayer? ¡Debo contarte lo fantástico que es Aaron!

Okay, Aaron estuvo con ella ayer. Fue fantástico. ¿Y no le dijo lo qué me pasó?

—Estuve en el hospital. Acabo de llegar. No podré ir.

— ¿QUEEEEÉ? Hagamos algo: cuando se acaben las clases voy para tu apartamento. ¿Sí?

—¡Sííí! Necesito adelantarme de lo que hicieron y de lo que hagan hoy.

—Te llevo todo. Nos vemos allá. Besos.

Hilos de Amor (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora