14.
La alarma volvía sonar por tercera vez. Y me asombró que esta vez papá no ingresara furioso a abrir las ventanas y despertarme para practicar.
Me levante de golpe recordando que papá no estaba en casa y que se había llevado consigo a Russel.
—Mierda —me quejé.
Me quité las sabanas y corrí hasta el baño. Hoy debía pasarme por el bar para practicar algunas piezas con Nathan, pero entre el sueño y las pocas energías que me quedaban de la noche de ayer había olvidado poner un recordatorio en mi celular.
Entre a la ducha y me bañé lo más rápido que pude, al salir con mi ropa interior lo único decente y adecuado que encontré fue un abrigo deportivo gris y unos pantaloncillos negros, de igual manera deportivos, me calce el primer par de tenis que encontré y baje corriendo las escaleras.
Mi cabello mojado se enredó con el cierre de mi abrigo, y en cada intento de correr lo único que causaba era halar del mechón atascado.
El celular comenzó a sonar cuando cerraba la puerta de casa y corría a la calle para tomar un taxi. Contesté cuando un taxi se estacionó y me permitió entrar.
—Al bar interactivo Night&Stronger —el hombre que manejaba me miró con rareza por el retrovisor.
Mi celular seguía sonando, ignore al hombre y conteste.
—No me regañes Nath, ya estoy en camino —espere gritos al otro lado de la línea.
—Creí que habías muerto, Alexa. Debías estar aquí hace dos horas.
Mire el reloj.
Básicamente llevaba tres horas retrasada.
—Ya estoy llegando, solo no te enojes, prometo quedarme ahí hasta la noche.
—Está bien.
Al cortar la llamada me arrepentí de haber prometido quedarme.
Baje del auto y pague el viaje. El bar estaba abierto, y desde afuera se escuchaban los quejidos de los boxeadores que entrenaban, al entrar vi a Josh y Erick en el cuadrilátero, los dos golpeaban un saco de boxeo mientras el señor Rowling los animaba a más.
—¡Alexa, hola!
Me acerque a la zona VIP. Sentía la adrenalina que los chicos emanaban al golpear los sacos.
—¡Hola señor Rowling!
Sonrió y detuvo a los chicos.
—Es hora de Simon, necesito un momento a solas con él, pueden ir a tomar una ducha, nos vemos hoy —indicó mientras los chicos se secaban el sudor— y también recuerden que hoy solo abrimos barra.
Los chicos asintieron bajando del cuadrilátero, tal vez y ellos estaban tan familiarizados con el horario que ya no les hacía falta que les recordaran.
—¿Y Nathan? —quise saber, no quería que me dejara plantada después de tanto desespero por llegar aquí.
—Salió por unos encargos, regresa luego.
Vi a Simon subir por una esquina de la lona, estaba distraído en los vendajes que se colocaba alrededor de las manos, no se percató de mi presencia, lo cual me mantuvo un poco tranquila.
—¡Hombre! Espero que no vengas con resaca como Erick y Josh.
Simon sonrió como si de un chiste se tratara.
—Te dije que nos veríamos ¿no? —sus palabras no fueron dirigidas al papá de Nathan— y aquí estamos Alexa.
Sonreí como una adolescente enamorada, pero yo no estaba enamorada, solo un poco embobada por los músculos que Simon dejaba al aire. Solo traía puesto unos pantaloncillos, los cuales debían ser viejos, ya que varios rasguños y partes rostas le dejaban ver sus piernas.
ESTÁS LEYENDO
La melodía del luchador.✅
Teen FictionSimon Hoyles vive bajo la traición de su hermano mayor, después de todo el tiempo que ha pasado intentando superar aquello se le es muy difícil olvidarlo. Ha tenido que pasar noches enteras bajo golpes de otros para poder así calmar sus angustías y...