35.
Simon.Alexa se detiene, agradezco a Dios que haya entendido mis miradas, pero sé que ahora se encuentra aterrorizada, mirando a los hombres con el terror hasta por los cielos. Y la entiendo, yo estoy igual, y puede que peor, le han disparado a Will me han tomado por completa sorpresa al regresar de la caminata, y puedo jurar que nos estaban espiando desde que llegamos. ¡Joder! ¿Por qué los malditos problemas no se acaban de una buena vez por todas? Que se acaben y pueda ser todo paz y tranquilidad.
—Simon, Simon —siento la sangre de Will escurrirse entre mis manos, no puede morir, no, no en mis brazos, no por culpa de esos hombres, no de esta manera.
Siento mi vista arder, y siento el trozo de mi corazón que pertenece a mi mascota despedazarse poco a poco. El hombre calvo llega con su arma hasta mi cabeza, lo caliente del metal me hace retroceder, pero una de las manos del hombre me hace detenerme, mira a Will y ríe como si de un chiste se tratara.
—Ves lo que les sucede a tus queridos cuando tu hermano no paga a tiempo —Will gime dolorosamente— pobre perrito, ya tendrá mejor vida en el cielo.
Miro de reojo a Alexa, no se ha movido, pero sus manos tiemblan.
—Tranquilo Simon, tranquilo —el arma me quema la piel— si no quieres verla muerta deshazte de tu hermano lo más antes posible, nos está trayendo problemas al negocio con eso de que llama a la policía para dejarnos al descubierto.
Will vuelve a gemir, y siento que este es su último gemido de vida. Siento que mi vida ya no tiene sentido, que todo por lo que yo luchaba se va poco a poco junto a Will. Lo abrazo con todas mis fuerzas, deseando que todo esto sea un sueño y que él no este desangrándose en mis brazos, pero la vida me trata como una mierda, y aquello malo a lo que le temía se presenta frente a mí.
Nadie transita la calle, ni un puto policía.
—Ya tienes el recado Simon —aleja el arma y apunta una vez más a Will— tres días. Si regreso y Aaron está aquí, juro que ella— señala a Alexa— será la siguiente.
No tengo fuerzas para nada, pero me las arreglo y hablo.
—Si cumple —mi voz es un susurro— si Aaron se va, debes tener palabra y no acercarse a nosotros.
—Hecho —acaricia a Will.
Desaparecen igual de rápido a como aparecieron. El sentimiento de temor desaparece y junto a los nervios se convierte en dolor. Me tiro de rodillas con mi mascota en brazos, intentando asimilar toda la sangre que derrama, que Will, el animal que robó mi corazón desde que lo vi ahora no tiene posibilidad alguna de salvarse.
—¡Llama a Emergencias! —grito, pero Alexa no reacciona— ¡Llama alguien joder!
Alexa se aleja, cubriéndose la boca con sus manos, ahogando un grito. Mi cuerpo tiembla, y por primera vez en mi vida no siento mi cuerpo. Mi vista arde y lo primero que siento al tocarlo es mi corazón derrumbándose, mis manos tiemblan y mi respiración se detiene. Intento recordar cada uno de los pasos para curar una herida de esta magnitud, pero mientras corro a casa lo único que pasa por mi mente es que Will puede morir en cualquier momento.
Entro y apresuro el paso a mi habitación, coloco a Will en mi cama y busco alcohol, gasas, vendas y mis herramientas para coser y cortar. Cuando regreso con lo necesario miro el rostro de Will se nota su sufrimiento, su dolor, sus ganas de dejar de luchar y marcharse de aquí, y con eso siento lo que queda de mi corazón desaparecer, siento como termina de desmoronarse. Dejo que las lágrimas salgan mientras desinfecto las herramientas, y me preparo para sacarle la bala a Will.
—Will quédate conmigo —le ánimo— como prometimos, uno para el otro Will. Tú te quedas y yo también, juntos, para siempre... No te duermas Will —lo empujo contra mi pecho— si no te duermes prometo darte la cama solo a ti —cierro los ojos y proceso a introducir la herramienta.
Él gime desesperado por el dolor, pero si no le saco la bala no podré sellar la herida.
—Haré que Aaron te sirva de mi desayuno, lo prometo. ¡Es una promesa, Will! ¡Solo no te duermas!
Mi voz comienza a ser quejidos, y no sé ni cómo le hago para seguir firme.
—Es una promesa Will... Una de las verdaderas —termino por sacarle la bala y comienzo a limpiarlo y coserlo— por favor... regresa, ven juguemos.
Sus ojitos están cerrados, y puede que no resista porque perdió mucha sangre, pero aun así lo termino de curar y salgo con él en brazos hasta la sala, Alexa me mira, está llorando y con su voz entre cortada me dice que los veterinarios están por llegar.
No me puedo atener al hecho de que Will muera, porque con él lo haría yo. Will estuvo conmigo desde el día en que pensé que yo ya no merecía vivir, él estuvo ahí para darme las fuerzas y los ánimos de seguir. Y ahora no se pude ir cuando yo puedo hacer que se quede.
Un tipo de ambulancia se estaciona frente a la casa, salgo, con Alexa detrás mío. Las puertas del auto de abren y dos hombres me permiten el paso, toma a Will y comienzan a hacer lo posible para mantenerlo vivo. Subo, pero detengo a Alexa cuando ella lo hace.
—Pero... —se queja.
—No Alexa —el corazón me duele por lo que voy a decir— vete y no vuelvas, no hoy, no mañana. No quiero que te suceda lo mismo, y no le digas nada a los Rowling.
La beso, sus manos pasan a mis mejillas y me limpia las lágrimas.
—Te quiero —la miro esperando que esta no sea la última vez que lo haga— no me busques por favor.
Guardo la mirada de aliento que me da cuando las puertas se cierran. Regreso mi mirada a Will y veo como los veterinarios asisten a mi mascota. Me hacen preguntas, pero no logro responder nada, estoy en shock, tanto por mi mascota, como por haber dejado a Alexa sola. Sé que hice mal, pero debo mantenerme lejos de ella mientras se arreglan las cosas, mientras hago lo posible para que Aaron salga de casa, para que todo esté tranquilo.
Necesito mucho tiempo para recuperarme de los problemas, pero por ahora me conformo con los tres días para explicarle a Aaron sobre su ida y a mis padres sobre Will y los problemas. Y cuando todo acabe, cuando verdaderamente todo acabe, regresaré con Alexa y la haré feliz, no dejaré que vuelva a derramar ni una sola lágrima.
Porque ella merece lo mejor de mí. Mi mejor versión.
—¿Qué ha sucedido al cachorro?
Uno de los veterinarios duerme a Will para que no sienta dolor.
—Le han atravesado con una bala —respondo con dolor.
—Es bueno que le hayan sellado la herida, de lo contrario, hubiera muerto.
El corazón vuelve a mí. Miro a Will y sonrío.
—¿No va a morir? —me siento inmensamente aliviado.
—Por lo menos no tiene tantas posibilidades de hacerlo.
Por lo menos...
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Disfruten de mi dolor.
A demás, one question: ¿Se sentirían igual de desesperados como Simon al ver así a sus mascotas?
Yo sí, yo creo que moriría por mi mascota.
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La melodía del luchador.✅
Ficção AdolescenteSimon Hoyles vive bajo la traición de su hermano mayor, después de todo el tiempo que ha pasado intentando superar aquello se le es muy difícil olvidarlo. Ha tenido que pasar noches enteras bajo golpes de otros para poder así calmar sus angustías y...