Epílogo.

7.3K 478 87
                                    

Simon.

2 años después.

Siempre pensé que mi vida acabaría siendo el peor de los desastres, que en el mejor de los casos mi cuerpo acabaría tirado en un callejón vacío, me desangraría y nunca nadie sabría de mí, siempre pensé que todo se acabaría, tanto mi sufrimiento como mi maldito deseo por herir. La mayor parte del tiempo en que deseaba todo eso me sentía como un niño soñando, soñando con cosas que nunca llegarían a cumplirse, como cuando un niño pedía a Santa Claus la paz del mundo, pero este, como no existía, no hacía nada. Pero todos estos años fui ese niño, ciego, nublado por las mentiras, por la traición y el dolor.

Me aferraba a una realidad errónea, dejando a un lado a las personas que en verdad se preocupaban por mí. Me aferre tanto a mi dolor que un simple raspón en mi piel me era algo normal, ver sangre derramada para mí solo significaba dinero. Paz, para mi esa palabra tan solo era una ilusión, y que el amor era una de las muchas bromas de la vida.

Pero ahora tenía a Alexa, y todos esos pensamientos fríos y distantes a los demás eran solo malos recuerdos. Tenía a Alexa y nada más me podía hacer feliz, porque ya todo se había acabo, y con papá, mamá y Aaron viviendo lejos todo me era más tranquilo, ellos estaban a salvo y yo también. Ya podía vivir como siempre lo quise, con mi prometida caminando por la casa, riendo a carcajadas y vistiendo cómodamente.

Y me encantaba hacer mi sueño realidad. Me encantaba despertar y tenerla a mi lado, dormida, con su cabello desarreglado y sin maquillaje, verla me daba la fuerza suficiente para seguir. Para vivir.

—Simon —me da la espalda, su vestido de encaje blanco necesita de mi ayuda para cerrarse.

—Puedes dejártelo así, no creo que haya problema en eso.

La escucho bufar por lo bajo. Me acerco riendo y subo la cremallera hasta sus hombros.

—Bellísima —le digo.

Regresa su mirada a mí y sonríe. La amo, de eso no cabe duda, la amo como para pasar toda mi vida a su lado, sin importar lo que tenga que dejar para hacerla feliz.

—No irás con eso a la inauguración —su sonrisa pasa a ser una mueca de disgusto—. Julissa te matará si te ve así.

—¿Qué? Es tan solo un festejo, no tengo porque ir tan presentable.

—Es la inauguración de tu bar, ¿crees que a tus socios les guste verte así? Das mal aspecto, Simon.

Rio por lo bajo mientras ella corre al armario busca ropa para mí. Will entra impaciente a la habitación, cojea un poco por el incidente de hace unos años, pero se ha recuperado bastante desde ese día. Las cosas han transcurrido así; Luego de haber tomado un vuelo a Londres, y de haber llegado a último momento a la presentación de Alexa, le he jurado amarla hasta el final de mis días, después de eso las llamadas y mensajes eran diarios, ella me llamaba por las noches y yo gustoso le contestaba, después de todo no fue un mes tan duro. Cuando regreso nos instalamos nuevamente en la casa, yo conseguí trabajo como veterinario y ella como maestra de música.

Al pasar de un año su padre tocó a nuestra puerta, se disculpó y pidió frente a todos volver a ser representante de Alexa, además de eso prometió no entrometerse en las noches que ella decidiera tocar en el bar. En ese mismo año nos dimos cuenta que Alexa había clasificado para tocar en una orquesta nacional, esa noche tomamos como locos y lo celebramos al por mayor.

También, fuimos invitados a la boda de Aaron, me negué varias veces a asistir, sin embargo, terminamos yendo. Aaron se disculpó conmigo y yo acepte sus disculpas, ahora él está felizmente casado y su esposa lleva ocho meses de embarazo, me alegro mucho por él. Así que, tres años después, Alexa y yo nos encontrábamos camino a la inauguración de nuestro bar interactivo, siento Rowling un buen socio y Nathan un pianista experimentado, decidimos abrir nuevas puertas a jóvenes que tenían talento, y así poder hacer de pequeñas personas, grandes sueños.

—Me gusta la manera en la que te ves con traje —me besa y se aleja para mirarme.

Le he pedido matrimonio a Alexa hace unos meses, ella aceptó. Fue un día tan hermoso tanto para nosotros como para Nathan, ya que la chica que tenía como novia le había anunciado que sería papá. La vida era graciosa de cierta forma, porque ahora todo era felicidad y estabilidad, ahora las heridas se ocasionaban por falta de atención o por despistados, no porque boxeo o porque mi rabia me había llevado a herir.

—¡Llegaron!

Julissa salió del bar, con un vestido tan largo como el de Alexa. Josh y Erick reían en la entrada, viendo como yo intentaba no rascar mi cuerpo por la incomodidad que el traje me generaba.

—Ya volvemos amor.

No tuve la oportunidad de preguntarle donde estaría, ya que Ju la tomó por el brazo y se la llevó corriendo. Entre al bar en busca de Nathan, una cantidad enorme de personas se acercaban alrededor del escenario, para escuchar mejor al piano que resonaba entre el salón. Nath tocaba con los ojos cerrados mientras sonría, movía sus dedos en un melodía lenta y relajante. Me alegró ver a Thomas salir entre el gentío, se acercó a mí y me saludo con un abrazo.

—¡Mi socio! —me miró el cabello y el traje— Vaya como te cambia esa chica.

—Otros aires, otra vida —reímos.

Nathan acabó y se despidió del público. Todo era un sueño, mi sueño hecho realidad.

—Amor —mire a un lado, encontrándome con una Alexa muy sonrojada— ¿Me acompañas a los vestidores?

Asiento repetidas veces mientras la acompañaba. Tome su mano, cruzando y esquivando a las personas hasta llegar al pasillo que daba directo con los vestidores, pero se detuvo frente una de las puertas y me empujo contra la pared.

—¿Hice algo malo? —ignoró por completo mi pregunta.

—Lo siguiente que te voy a decir puede generar un susto de infarto, pero quiero que sepas que te amo y esto no nos hará retroceder en todo esto del trabajo.

Asentí repetidas veces.

—Estoy embarazada.

Me atragante con mi propia saliva, Alexa tuvo que golpear mi espalda hasta que el aire logro volver a mis pulmones. Después reaccioné y caí en cuenta que el bebé que Alexa llevaba en su vientre era mío.

Yo.

Simon.

Hoyles.

Iba.

A ser.

¡Papá!




FIN


La melodía del luchador.✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora