II

47.6K 3.9K 1.7K
                                    








II. Remordimiento.





Kian duerme tranquilo en el centro de nuestra cama, había terminado agotado al jugar tanto conmigo.

Miro a mi castaña ponerse su pijama antes de acostarse junto a nuestro hijo, definitivamente ya había pasado aquella etapa en la que podíamos dormir desnudos justo después de haber tenido relaciones. Y siendo honestos, no me importaba.

La llegada de Kian había revolucionado nuestras vidas, mi primogénito era sin duda alguna lo mejor de mi existencia. Lo miraba y no me creía que algo tan bonito fuera mío, que yo al ser una horrible persona fuera su padre. Y por esa misma razón me prometí cuidarlo, para que no terminara igual de roto y dañado que yo. Él sería un mejor hombre.

Apago las luces, dejando encendida únicamente la lámpara en la mesita de noche junto a mi lado de la cama, me acuesto sumiendo un poco el colchón en el proceso a lo que Kian se remueve sin llegar a despertarse.

Thea me mira y le sonrío, estirando mi brazo para poder acariciar su mejilla, delineo su labio inferior con mi dedo pulgar por unos instantes antes de que ella tomara mi mano y la besara. Luce cansada, sus párpados luchan por mantenerse abiertos.

—Si quieres, podemos ir a encerrarnos en el baño un momento. —Me dice, estaba seguro que si yo le decía que si ella me complacería, aún si no tuviera muchos ánimos de hacerlo que digamos.

—Podemos encerramos en el baño otro día. —Respondo declinando su oferta y ella asiente.

"Encerrarnos en el baño" era nuestro ahora código para tener sexo rápido sobre el lavabo o brindarnos caricias que nos satisficieran de momento, generalmente lo hacíamos cuando nuestro hijo se quedaba dormido, no era muy bueno, o lo mismo, pero desde Kian era lo único que teníamos.

—Te amo, Shawn. —Susurra.

—Descansa, cor meum.

Y como cada ocasión que ella me lo dice, termino respondiéndole otra cosa o evitando el tema, quizá lo notaba, quizá no, pero no me importaba, era lo único que podría obtener de mi, al menos por ahora.

No es que ya no sintiera amor por ella, en si, cada maldito átomo que conformaba mi cuerpo la amaba, y parecí amarla aún más cuando me dio a mi hijo. Pero simplemente no podía obligarme a mi mismo a decir esas palabras todo el tiempo, había ocasiones en las que me sentía vulnerable y se lo decía, o bajo la presión de algún acontecimiento importante. Tenía un problema, lo reconocía, y ya llevaba un par de años tratando de resolverlo.

Doy vueltas en la cama sin poder dormir, las horas pasan y no consigo conciliar el sueño, me acomodo de costado, limitándome  a observar a mi castaña dormir como si me tratara de un acosador, su cabello tapaba un poco de su rostro, por lo que con cuidado lo alejo pasándolo detrás de su oreja, sonrío inconsciente, Thea era tan hermosa, en todos los sentidos. Kian al igual que su madre duerme tranquilo, acurrucado contra ella, escondiendo así su cabecita en el costado de mi castaña.

Ambos eran lo más bello en mi vida.

Regreso mi atención al rostro pacífico de mi esposa, retomando mi modo acosador, sus labios se encuentran entreabiertos y una fina línea cristalina baja del borde de estos. Incluso babeando me seguía pareciendo la mujer más hermosa en todo el universo.

La miro, realmente lo hago. El sentimiento de saber que Thea era completamente mía es indescriptible. Había egocentrismo en la acción, una satisfacción de saber que yo había sido el primer hombre en su vida, que yo era el único. Y no me estaba refiriendo necesariamente al acto carnal de tener relaciones, me refería a que yo era el único hombre al que Thea amaba románticamente. Sabía que prácticamente yo la había obligado a hacerlo al poner todo mi empeño para alejarla de Nash, por más que lo quisiera como a un hermano, sinceramente no me arrepentía.

G O L D  |S.M.|   #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora