XXVII

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XXVII. Renunciar.







—¡Su majestad, su majestad!

Los gritos persisten siendo más claros a medida que me acerco a la puerta principal de la casa de los Hallett.

El timbre también suena con insistencia preocupándome ya que podría despertarse Kian. Eran las cuatro de la mañana, apenas y había dormido una hora cuando me desperté ante el escándalo, le quito el seguro a la puerta sabiendo que me encontraría a Enzo ya que era el único al que le había avisado donde estaría, cayendo en lo extraño que todo esto era abrí la puerta.

—¡Gracias a Dios que está bien! —Enzo exclama al mirarme, veo detrás de él y me percato de todos esos autos de seguridad que provinieron del castillo.

Supe de inmediato lo que había sucedido, pero aún así quería que me lo confirmaran.

—¿Qué sucedió? —Pregunto neutral.

Enzo no tardó en responder; —Han atacado el castillo, su alteza.

Había fallado como rey.


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Me siento en la cama esperando por Shawn, minutos atrás ambos nos habíamos despertado ante el timbre de la casa, me había pedido que no lo acompañara y que me quedara aquí a esperar por él, así que lo hice.

Me sentía cansada, quería regresar a dormir, pero no lo hice. Miraba el reloj de mi recámara avanzar, luego de quince minutos la puerta de la habitación se abrió y Shawn entró luciendo distinto.

—¿Está todo bien? —Le pregunté viéndolo acercarse al bolso con ropa que había traído.

Shawn negó. —Abrígate que nos vamos de aquí. —Ordenó a la vez que arrojaba mi abrigo junto al resto de mi ropa  a la cama.

—¿Qué pasó? —Cuestioné sin moverme, observándolo cambiarse su pantalón y playera de dormir por el pantalón de vestir negro y un suéter formal gris. —¿Shawn? —Lo volví a llamar.

—¡Solo haz lo que te digo! —Habló firme, sin elevar mucho la voz. —Voy por Kian, te espero en la sala. —Y dicho eso, partió de la recámara dejándome sola.

Me puse bastante nerviosa, no se me ocurría nada en este momento, ¿qué pudo haber sucedido? Lo único coherente que cruzó mi mente fue su amiga, Anne, quizá le habían avisado algo respecto a ella, eso explicaría su comportamiento y que hayan venido de madrugada a avisarle.

Sea lo que sea, me apresuré a cambiarme, en cuanto terminé acomodé mi bolso y sin más salí de la recámara.

Bajé las escaleras yendo directamente a la sala donde tal y como lo había dicho Shawn esperaba por mi cargando a nuestro hijo quien aún dormía, también se encontraba Enzo, fruncí mi ceja acercándome a ellos.

Al verme Shawn se giró y se encaminó saliendo de la casa, pensé en mis padres, y como si Enzo hubiese leído mi mente habló; —Yo me quedaré a explicarle a sus padres. —Dice, cada vez entendía menos. —Por favor vaya con el rey, pronto.

Guardo silencio y salgo siguiendo a Shawn, en cuanto doy un paso fuera el frío me recibe pegando en mi rostro, pero el frío no es mi mayor preocupación, lo es todos esos autos de seguridad del castillo.

Miro a Shawn esperándome junto a la puerta trasera de una camioneta negra, aún sostenía a Kian, en si, parecía sólo estar esperando a que yo me subiera para él hacerlo, así que continuando con el silencio me apresuré a subir. Esperé expectante a que me pasara a nuestro hijo, pero no lo hizo, se acomodó en el asiento sin soltar a Kian.

G O L D  |S.M.|   #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora