XXXIII. Regaño.Febrero llegó dejando enero como un triste y sombrío recuerdo.
Había ido a visitar la tumba de mi nana, fui sola, Shawn claramente no me iba a acompañar y tampoco permitió que me llevara a Kian, diciendo que un cementerio no era un buen lugar para su hijo.
Por otro lado, no supe que fue exactamente lo que Shawn le dijo a Kian sobre la muerte de su nana, pero mi pequeño se lo tomó bien, decía que la extrañaba, más no mostró tristeza, sea lo que sea, quedaría entre Shawn y Kian.
Enzo es quien me recibe en el salón principal, hace una reverencia antes de que me acerque a él. —¿Y Kian? —Pregunto por mi pequeño.
—Está en el jardín jugando, su majestad. —Contesta y yo asiento pensando en ir a buscarlo.
Pero antes de irme, formulo otra pregunta. —¿Y el rey?
—El rey se encuentra en la sala de reunión con El Consejo. —Me informa, y si bien no lo esperaba, tampoco me sorprende, pues últimamente Shawn había estado muy ocupado ante todo lo que había sucedido. —¿Se le ofrece algo más, su majestad?
Negué. —No, gracias Enzo. —Y con mis palabras hizo una reverencia y se marchó.
Me dirigí al jardín, pero a medio camino me detuve y opté por ir primero a la alcoba y darme un baño para así quitarme toda la ropa negra que había portado al ir al cementerio.
Hice mi camino de regreso justo en el momento en el que los integrantes de El Consejo salían por uno de los pasillos, me detuve y ellos al verme hicieron obligadamente una reverencia mientras me miraban como si fuese un ser inferior, alguien no digno de ser llamada reina. No me era secreto que no les caía bien.
Luego de las respectivas reverencias, siguieron su camino hacia la salida, Shawn también apareció más mantuvo su distancia de El Consejo, claramente él no iba a despedirlos hasta la puerta del castillo, nunca lo hacía. Me miró repasando mi atuendo pero no hizo comentario alguno, yo tampoco emití palabra y sin más tiempo que desperdiciar retomé mi andar hacia la alcoba.
Las cosas con Shawn no estaban bien, desde el día en el que me dio la noticia de la muerte de mi nana nos hemos limitado a ignorarnos, sólo hablábamos si teníamos que decir algo respecto a Kian, algunas noches él dormía en otra habitación, y sin mencionar que nuestro aniversario pasó y ni un "hola" nos dijimos en ese día.
Entro en nuestra alcoba cerrando la puerta a mi paso, elijo un atuendo sencillo y ropa interior para proceder a darme un baño rápido.
No pasan mas de veinte minutos antes de que me encuentre lista y vuelva a salir de la habitación para ahora si ir en busca de mi hijo.
No me vuelvo a topar a Shawn dentro del castillo, pero al llegar al jardín y buscar a Kian con la mirada, lo encuentro junto a su padre, ambos están cerca del laberinto, y sin reparar en mi presencia, el menor de los Mendes ante una aparente distracción de su padre corre hacia la entrada del laberinto.
—¡NO, KIAN, NO! —Gritó Shawn en el momento que nuestro hijo menor entraba en aquel conjunto de caminos confusos. Corrí hacia aquel lugar al mismo tiempo que Shawn también se adentraba siguiendo a su hijo.
Me quedé contemplando la entrada, sólo había estado una vez en el laberinto hace años atrás con Nash, nunca volví a entrar.
Esperé sin otra opción a que Shawn y Kian salieran, miraba pacientemente la entrada hasta que mi esposo apareció con el entrecejo fruncido cargando a nuestro hijo, este último miraba hacia el frente, sus ojos lucían cristalizados y sus labios formaban un puchero.

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G O L D |S.M.| #3
Fiksi PenggemarLa crueldad y la maldad son las columnas que sostienen el castillo, y un Rey desquiciado es quien domina su destino. En un reino donde lo que se creía oro, terminó cayendo al suelo como simples cenizas de lo que alguna vez fue considerado un tesoro...