G O L D |S.M.| #3

XLI

XLI. Felizmente.

Nash

—Yo no soy del que debes preocuparte. —Matt dijo con las manos en sus bolsillos.

Lo miré extrañado. —¿A que te refieres? —Cuestioné sin cambiar mi expresión.

—Yo no soy el único que los vio, Nash.

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Busqué a Shawn dispuesto a hablar con él y contarle lo que había sucedido con Thea, para que así ella no saliera perjudicada por si a esa persona se le ocurría ir y contarle a mi primo lo que había visto.

—Su majestad. —Escuché la voz de Enzo a mis espaldas deteniendo mi andar.

—¿En qué puedo ayudarte, Enzo? —Pregunté volteándome hacia él.

—El rey quiere hablar con usted, está en el despacho, majestad. —Lo primero que cruzó mi mente fue que él ya se había enterado de lo sucedido anoche en la cocina.

—Voy en este momento, gracias Enzo. —Dije mirándolo hacer una reverencia y dirigí mis pasos hacia donde me habían indicado.

No le tenía miedo a Shawn, pero lo que sí me angustiaba era meter en problemas a Thea solo por no poder controlar mis acciones... mis sentimientos. Aunque en el fondo sabía que mi primo nunca le haría daño a Thea, y que de una discusión no pasaría, pero aún así no me gustaría ser el motivo de sus discusiones, la verdad era que no me gustaba verlos infelices, en especial a Shawn.

Abro la puerta del despacho sin molestarme en avisar antes mi presencia, me adentro encontrando a Shawn sentado en el sillón grande, en la esquina derecha de este mismo, sostenía un vaso de whisky y la botella con la mitad de su contenido se encontraba en la mesa frente a él.

Mi ceño se frunció luego de cerrar la puerta. —Son las 10 de la mañana, es muy temprano como para que ya estés bebiendo. —Dije mirándolo consternado, me acerqué a él sentándome en el sillón individual.

—Lo mismo dijo Thea antes de irse con Kian. —Mencionó previo a darle otro trago a su bebida. —Hablando de mi esposa, ¿no has hablado con ella?

No iba a mentir. —Si,

—¿Entonces ya sabes lo que sucedió? —No entendía nada y mi cara debió expresarlo ya que él lo aclaró. —Atacaron el castillo en Año Nuevo.

Palidecí sumergiéndome en recuerdos, mi corazón latió con rapidez y sentí mis labios secarse, ahora entendía porqué estaba ingiriendo alcohol tan temprano. —Querían repetir la historia; no pudieron contigo de niño, ahora quieren a tu hijo. —Sentencié y él asintió.

—Nos quieren destruir, Nash, sólo que no han tenido éxito, pero eso no significa que no lo volverán a intentar. —Dijo mirándome y pude apreciar la preocupación en sus ojos, tenía miedo por Kian.

—¿Y ya sabes quien fue? ¿Que piensas hacer al respecto? ¿Declararás guerra? —Hice pregunta tras pregunta y él se limitó a negar.

—No pienso involucrarte en esto, Nash, solo...

—¿Por qué no? —Lo interrumpí y él me miró molesto.

—Porque quiero protegerte, imbécil, ¿cuando vas a entender que tu seguridad es una de las cosas que más me importa?

—Pero...

—No hay peros en esto, y ni si quiera era eso de lo que quería hablarte. La noche del ataque mataron a Ofelia, sólo quería que estuvieras al tanto de eso. —Soltó y me quedé atónito, no podía creerlo.