XXII

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XXII. Cobarde.







Despierto ante los insistentes golpes en la puerta.

Tallo mis ojos ajustándolos a la luz de la habitación, Shawn gruñe a mi lado tomando una almohada para después ponérsela sobre su cara.

Los golpes persisten por lo que me pongo de pie tomando un abrigo largo que cubriera mi desnudez , asegurándome de que todo esté en orden abro la puerta encontrándome a Enzo.

—¿Que pasa? —Pregunto tratando de ocultar un bostezo.

—Sus padres han llegado, la están esperando en el salón principal. —Mi ceño se frunce.

¿Mis padres? Santo cielo, ¡mis padres! Volteo con rapidez mirando el reloj en la pared, este marca las diez con quince minutos de la mañana, había dormido hasta tarde, olvidándome por completo de que mis papás vendrían hoy por Kian ya que ayer había sido navidad.

—Diles que un momento voy, ¿y Kian? —Pregunto sintiéndome la peor madre del universo.

—Está junto a sus abuelos ya listo, así como también desayunado, el rey le dio órdenes ayer a Ofelia de que se encargara de él. —Asiento aliviada, también había olvidado eso, Shawn jamás dejaría descuidado a su hijo. —¿Se le ofrece algo más? —Cuestiona.

—No, gracias. —Respondo y sin más preámbulos Enzo se marcha.

Cierro la puerta y voy directamente al baño dándome una ducha rápida, cepillo mis dientes y en tiempo récord salgo del baño. Me acerco al guardarropa y me pongo el primer conjunto de ropa interior que encuentro para luego terminar vistiéndome con un pantalón de tela oscura y un suéter azul cielo. Me calzo con rapidez y dándole un último vistazo a Shawn quien sigue durmiendo salgo de la recámara.

Casi corrí atravesando los pasillos del castillo para llegar pronto con mis padres, al entrar al salón principal veo a mi padre jugando con Kian y escucho a mi madre reñir a mi padre sobre qué no le hiciera muchas cosquillas a su nieto, sonrío sin evitarlo, mi mamá solía decirle lo mismo a mi papá cuando yo era pequeña y me hacía cosquillas.

—¡Mami! —Kian exclama entre risas al ser el primero en verme y su abuelo lo deja para que pueda venir corriendo a mis brazos.

Cargo a Kian besando su frente y él me corresponde el gesto besando también la mía.

—¿Cómo estas pequeño mío? —Pregunto apartando un rulo en forma de "c" de su frente, incluso hasta eso había sacado de su padre.

—Bien mami, ¿y mi papi?

—Tu papi aún está dormido. —Contesto y él asiente.

—¿Ya me puedo il con mis buelitos? —Miro a mis padres quienes sonríen en nuestra dirección.

—En un momento. —Le respondo bajándolo y él vuelve con su abuelo. —Perdón por hacerlos esperar demasiado, ayer me dormí algo tarde. —Me disculpo con ellos y mi madre hace un ademán con su mano restándole importancia a mis palabras.

—Descuida hija, nosotros entendemos, también fuimos jóvenes, además, queremos más nietos. —Mi mamá dice y mi papá la mira riéndose mientras que yo me apeno con lo que estaba implicando.

—Ma, por favor. —Hablo, probablemente me había sonrojado.

Mis padres se miran entre ellos riéndose, claramente burlándose de mi. —¿Que tal Navidad? —Mi padre me pregunta a la vez que Kian le extiende un pequeño carro de juguete.

—Bien, ¿y la de ustedes? —Cuestiono abrazándome a mi misma, los había invitado a pasar el día con nosotros, pero no aceptaron.

—También bien, tú mamá hizo su famoso pie, lo que me recuerda que te traje un regalo...

G O L D  |S.M.|   #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora