XVII

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Maratón 2/3






XVII. "No Es Correcto".







—Ven conmigo. —Ordeno girándome para hacer mi camino de regreso al despacho, no me giro para ver si me sigue, pues sé que lo está haciendo.

Salgo del salón principal y al adentrarme en el pasillo escucho sus tacones contra el piso, sigo sin titubear de mis acciones hasta que llego al despacho. Abro la puerta deteniéndome para dejarla pasar primero, Leyna me agradece adentrándose al lugar, me adentro también cerrando la puerta con seguro.

Leyna va junto a la barra, me mira con sus ojos marrones, me atrevo a repasar su figura, sigue exactamente igual a como la última vez que la vi.

—Sabía que terminarías buscándome, eres muy predecible, Shawn. —Dice y yo me encojo de hombros.

—No pienso discutir eso, pero era obvio que lo haría, ¿qué haces aquí? —Pregunto volviéndome a quitar la corona para dejarla sobre la barra.

—El duque es un viejo amigo mío, me invitó y acepté venir. —Responde con inocencia y doy un paso amenazante hacia ella.

—No soy estúpido Leyna, eso ya lo suponía, ¿qué haces aquí? —Vuelvo a preguntar sonando más duro.

—¿La verdad? Estaba aburrida y te echaba de menos, quería verte. —Habla en ese tono meloso que siempre usaba cada vez que quería que la follara, por lo que retrocedo enarcando una ceja.

Leyna sonríe y me guiñe un ojo antes de comenzar a rondar por el despacho, observa todo a su alrededor, para finalmente regresar y tomar mi corona entre sus finos dedos. —Siempre quise venir al castillo, pero tú nunca me trajiste. —Dice sin mirarme.

Me acerco a ella intentando arrebatarle la corona, pero con rapidez se voltea, poniendo la corona detrás de ella a lo que su mano libre se posa en mi pecho marcando la poca distancia entre nosotros.

Está tan cerca de mi que su peculiar olor a gardenias invade mi nariz, puedo observar las escasas pecas en sus mejillas así como sentir su respiración mezclándose con la mía. Leyna sabía cómo jugar conmigo lo cual siempre mantuvo las cosas interesantes entre nosotros.

Pero a mi con la única que me gustaba jugar de esta manera era con mi castaña.

—Supongo que la reina no te satisface tanto como lo hacía yo, ¿recuerdas lo bien que la pasábamos? —Pienso en alejarme pero siento su mano descender por mi pecho y me quedo estático dejando que lo haga. —A ti siempre te gustó que te montara, dime Shawn, ¿ella te monta tan bien como yo? —Llega al borde de mi pantalón y sigue bajando, me mira directamente a los ojos mientras que me acaricia sobre el pantalón, pero yo sólo soy consciente de algo; no estoy sintiendo nada.

Nada, absolutamente nada. Y me siento un jodido y verdadero rey, porque Leyna me está acariciando e insinuando cosas y yo no siento nada.

Lejos de lastimar mi hombría, me siento como el amo del universo, porque incluso mi cuerpo se negaba a reaccionar con alguien que no fuera mi castaña. ¡Por Dios! Thea me rozaba accidentalmente y yo me ponía como un adolescente hormonal.

Finalmente reacciono y me molesto, apartando con brusquedad a Leyna quien me mira mal.

—¿Ahora ya no te funciona? —Me dice como si quisiera burlarse, pero sé que he lastimado su orgullo.

—Solo funciona con la reina, con mujeres lo suficiente desesperadas y ofrecidas no funciona. —Respondo llevando ambas manos dentro de los bolsillos de mi pantalón. —Tengo un hijo y una esposa a la que amo, ¿realmente crees que echaría eso a perder por alguien como tú? No vales la pena, nunca lo hiciste. —Leyna sonríe sin gracia.

G O L D  |S.M.|   #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora