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LI. "Nashty"







Shawn siempre dijo que él no sería débil, por ende, siempre trató de eliminar cualquier cosa que pudiera ser una debilidad para él, para su reino.

El rey de Dinamarca pasó parte de su vida alejando todo y todos, negándose a mostrar sentimientos para así evitar salir perjudicado, pero nunca se detuvo a pensar que desde que tenía memoria, cargó con él su debilidad más grande, su única a decir verdad, porque Nash lo era, él era su más grande debilidad, la única persona a la que protegía hasta inconscientemente.

Nash era su todo, su corazón, su alma, lo que le daba humanidad. Nash era su otra mitad, quien lo completaba... él era lo único bueno en Shawn.

En otras palabras, Shawn no podría ser sin Nash.

¿Pero no era que el rey decía que él era suficiente consigo mismo y que no necesitaba de nadie más? ¿No era que el rey decía que él estaba completo y se sentía suficiente?

Shawn se burló de sí mismo. Ahora entendía la amarga verdad, si él siempre se sintió completo, suficiente, si él nunca necesitó de nadie más, fue porque desde el inicio lo tuvo todo. Desde el inicio tuvo a Nash, él era la razón por la que Shawn se sintió completo. Su suficiente era Nash, y lo supo ahora, porque lo sintió... lo sintió cuando lo arrancaron de sus brazos.

Nash sería llevado a uno de los calabozos en la parte baja del castillo, exactamente un piso debajo de este. Ese era el lugar donde los traidores pertenecían mientras esperaban por su inminente final.

Generalmente, cada vez que alguien era sentenciado a muerte se esperaban veinte días para llevar a cabo la ejecución, Shawn nunca le había dado importancia a esto, pero ahora le parecía cruel que hicieran esperar tantos días los cuales se resumirían en sufrimiento para la víctima.

Shawn salió del salón donde el juicio había sucedido, no le prestó la más mínima atención a su alrededor, ya nada ni nadie más le importaba, sus pensamientos estaban resumidos en Nash.

Recorrió los pasillos yendo directamente a la recámara en la que había dormido los últimos 10 días, necesitaba bañarse y así quitar esa apariencia destrozada que tenía, no podía mostrarse así cuando bajara a ver a Nash, eso no sería bueno para él.

—¿Shawn? —Una voz que él reconocía pero que no esperaba escuchar lo detuvo justo cuando estaba por entrar a su recámara.

Se paró antes de girarse y verla, tan rota como él seguramente estaba, sus ojos grises irritados por su llanto, ella no tardó en echarse a los brazos de Shawn y él le correspondió abrazándola también, el rey necesitaba tanto que alguien lo abrazara, y quien mejor que la duquesa, sólo ella podía comprenderlo verdaderamente en esta pesadilla.

—Tienes que salvarlo, Shawn, tienes que hacerlo. —Sophia le susurró implorándole mientras se aferraba a la tela del saco gris que Shawn vestía.

El rey de Dinamarca la apretujó más antes de esconder su rostro en la curva de su cuello, quería llorar hasta quedarse sin lágrimas, pero eso era un acto inútil que no sirve de nada, así que se alejó de ella sin mostrarse tan bruzo y besó su frente.

—Ya lo tengo todo planeado, Sophi, solo dame unos momentos. —Le dijo antes de limpiar sus mejillas humedecidas, acariciando su piel de manera delicada con sus pulgares. Sophia suspiró, la última vez que Shawn la había tocado así fue hace años cuando aún estaban juntos, y por un segundo Shawn también lo recordó, pero ambos desecharon ese intruso pensamiento rápidamente, no era momento para pensar en esas estupideces. —Habla con Niall y no permitan que Thea se entere de nada, solo díganle que el juicio se aplazó y que continuará dentro de tres días, por lo que su juicio también ha sido pospuesto, y cuando pregunte por Nash limítense a decir que está conmigo.

G O L D  |S.M.|   #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora