G O L D |S.M.| #3

XXXII

XXXII. Un Favor.

Cameron

—Disculpe la molestia, su alteza, pero el Duque Espinosa de España ha llegado. —El mayordomo Lucrecio avisó interrumpió mi leer a través de unos documentos sobre uno de los tratados que pronto tendría que renovar con las Netherlands.

—Hazlo pasar de inmediato. —Ordené dejando de lado los papeles frente a mi, ciertamente de momento me era más importante entablar conversación con Matt.

—Por supuesto, majestad. —Se retiró el hombre después de una reverencia.

Unos instantes después, la puerta del despacho se abrió, Espinosa entró con esa sonrisa radiante que tanto me molestaba, él podría estar a punto de avisarme que había matado a 100 hombres que igual tendría una sonrisa de oreja a oreja.

—Fue más fácil de lo que pensé, ¿puedes creer la falta de lealtad de la mayoría de los humanos? Por eso prefiero a los perros, ellos no hablan y su lealtad es de admirarse. —Habla al momento en el que me arroja un sobre delgado y perfectamente sellado.

—¿Qué es esto? —Indagué antes de abrir el sobre.

—La ultima prueba que necesitaba para convencerme de que efectivamente no me había equivocado, ahora que lo pienso, nunca me equivoco. —Alardeó y sin más decidí abrir lo que mis manos sujetaban.

Saqué el contenido, información y fotografías. Mi sangre hirvió, el muy maldito lo había hecho, ¡había matado a Sky!

—Lo único que no logro descifrar es, ¿por qué lo hizo? —Comentó Matthew sacándome de mi trance. —Lo único que se me ocurre es que quizá a tu princesa no le gustaba la idea de su amiga con Shawn, y quizá la estaba convenciendo para dejarlo, y, Shawn siendo Shawn se molestó y la mató, ya que si lo recordamos, su boda fue meses después de la muerte de Sky.

—Eso suena absurdo. —Sentencié. —Shawn no habría prácticamente matado también a su futuro heredero sólo porque alguien no aprobaba su relación con Thea, su reino le importa más que eso... a menos que no haya sido un heredero y en vez de esperar un príncipe hubiese estado esperando una princesa, tendría más sentido. —Sugerí pero Matt negó.

—Eso tampoco puede ser, pues antes del accidente la ahora reina había ido al médico enterándose que esperaba un varón, Shawn lo tuvo que saber. —Mi ceño se frunció, eso no lo sabía.

—¿Entonces?

—No lo sé, quizá él sólo quería matar a alguien.

—No creo que Shawn sea un asesino por placer, él más bien mataría solo para eliminar alguna amenaza a su reino. —No lo defendía o justificaba, pero esa era la única verdad de la que estaba cien por ciento seguro respecto a él.

—Entonces ahora dime tú, ¿qué amenaza había representado una simple chica como Sky? —Resoplé.

—¡Que no lo sé! ¡Investigar y traerme información es tu trabajo! —Reñí y él rodó los ojos. —Por cierto, ¿ya mataste y conseguiste un mejor espía? —Cuestioné y él negó.

—Aún no es el momento adecuado, recién ha pasado todo, pronto alguien sospecharía de que había un espía infiltrado en el castillo, y si hubo uno, no dudarían en que habría otro. Además, estoy seguro que Shawn no tarda en despedirlo, es un inútil después de todo. —Argumentó y terminé asintiendo, confiaba en el buen criterio de Matthew.

Ambos nos quedamos en silencio, cada quien sumergido en su propio mar de pensamientos. Pensé en aquellos ojos verdes que algún día fueron la luz de mi vida, en aquel cabello rubio en el que mis dedos se perdían. Pensaba en Sky, en lo felices que pudimos haber sido si no me hubiese dado la espalda. Si se hubiese quedado conmigo.