14. Tú vendrás conmigo.

2.1K 203 18
                                    

14

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

14. Tú vendrás conmigo.

Aún no sabía que era lo que hacíamos aquí cuando pudimos irnos hace ya minutos pero no, seguíamos a Clarke como perros oliéndole el trasero. Lo que resulta irónico dado que los perros son primos lejanos de los coyotes.

— No pertenecen aquí.

  No tenía idea de dónde era que estábamos pero de lo estaba segura era que aún permanecíamos en Polis, Murphy le había dicho algo a Clarke y ahora nos encontrábamos aquí; donde sea es que este lugar.

— ¿En serio? —Exclamó con sorpresa fingida Murphy caminando con las manos en los bolsillos dándole una mala mirada a Titus—. ¿Y qué hace mi sangre decorando tu suelo?

— No queda nada para ti en Polis —Le habló a Clarke quien caminaba viendo a sus alrededor—. ¿Por qué no te has ido?

— Eso me encantaría saber...—Murmuré con un bufido cruzándome de brazos.

— Tenemos que hablar sobre Ontari —Explicó la rubia—. Ella no fue entrenada aquí ¿Por qué la dejaste entrar al cónclave?

— Ella tiene la sangre de los comandantes —Al escuchar eso, le preste completa atención a la conversación frunciendo el ceño—. Es su derecho de nacimiento competir por la llama.

— ¿Es cierto que ella está ahí? —Preguntó Clarke llegando a su lado sin dejar de mirar la llama en sus manos, su voz era entrecortada. Se refería a Lexa.

— Claro que si —Fue lo único que respondió Titus para luego guardar la llama en una pequeña caja envolviéndola en un pedazo de tela.

— ¿Qué importa si ella gana? —Sentí como Murphy me tomaba del brazo obligándome a acercarme—. Escúchenme, si tu novia está ahí, no tenemos porque preocuparnos ¿Cierto? Clarke, vayámonos de aquí cuánto antes.

— Si importa —La voz de Titus hizo a Murphy dar un salto—. He servido a cuatro comandantes como guardallamas. Ninguno tan inteligente o fuerte como Lexa kom Triku. La verdad es que ella era así, incluso antes de la ascensión.

— ¿Lo que quieres decir es que no es la llama lo que te hace así? —Hablé llamando su atención—. Solo saca al exterior tu verdadero ser.

— Si, profundiza lo que ya está ahí. Y si el espíritu de la Comandante escoge a Ontari, la Nación Hielo controlará todo y la Gente Cielo enfrentará su furia.

— ¿Y cómo nos aseguramos de que Aden gane? —Preguntó Clarke—. Era la elección de Lexa y tú lo sabes.

— Iba a escoger —Fue lo único que respondió cuando un sonido le interrumpió.

  Era parecido al que los terrestres tocaban cuando la niebla ácida se acercaba pero en este caso no era niebla sino que algo mucho peor.

— ¿Qué es eso? —Murmuró Murphy.

— La trompeta de la victoria.

  Y así Titus se dio la vuelta para caminar hacia la salida cerrando la puerta detrás de él, me voltee y miré a Clarke junto con Murphy.

— Estamos jodidos hasta el cuello —Advertí para luego seguir el camino de Titus.

••••

Al salir del ascensor y llegar hasta la puerta de la sala de la Comandante, pude ver como el desorden y descontrol reinaba en el lugar. Tratando de abrirme paso entre las personas para ver quién era el que había ganado, sentí un tirón de mi brazo como luego sentir como un brazo rodeaba mi cadera apegándome a un torso con demasiada fuerza.

— ¿Qué carajos está sucediendo? —Exigí saber al reconocer a Roan quien me tenía prisionera contra su cuerpo.

Él me miró para luego hacer una señal para que haga silencio.

Desde mi posición, moví un poco la cabeza con la intención de ver quién se encontraba sentado en el trono y cuando lo hice me fue inevitable no clavar mis garras en lo más cercano que en este caso era el brazo de Roan, sin embargo no recibí ninguna queja de su parte salvo por un pequeño jadeo en mi oído.

— ¿Qué significa esto? —Habló Titus una vez frente al trono, frente a Ontari.

Los jadeos de asombro y exclamación no tardaron en llegar luego de que Ontari sacara de una bolsa una cabeza, la cabeza de Aden. La cabeza del niño.

Forcejee contra el agarre de Roan para poder ir y hacerle pagar por haber matado a ese niño que no quería nada más que enorgullecer a su difunda Comandante.

— Si te ve, te cortará la cabeza también —Mi sangre se heló al sentir la calidez de su aliento en mi oreja y cuello.

— La quiero ver intentarlo.

— Clarke, Malia, tenemos que irnos —Habló Murphy a nuestro lado mirándonos y a la rubia a un lado, quien lo único que pudo hacer es asentir.

Mi atención volvió a la terrestre frente a todos nosotros, pateó el cuerpo de Aden a sus pies haciéndolo rodar por las escaleras como si fuese solo un saco de basura más para luego arrojar la cabeza del niño a los pies de Titus.

— Yo gané.

••••

— Despacio, Roan, debemos hablar con Titus —Habló Clarke mientras tiraba de su brazo con la intención de soltarse del agarre de Roan quien también me sostenía.

— Créeme, ahora Titus está de rodillas en frente de Ontari.

— No —Respondió—. No es posible que apoye que alguien que corta cabezas de niños mientras duermen.

— Si...eso niños iban a morir igualmente —Clarke se zafó dándole una mala mirada.

— Tu la apoyas también —Y con eso una sonrisa ladeada apareció en el rostro de Roan.

— Es la Nación Hielo.

— Lo que sea mejor para tu pueblo ¿No es así? —Quise reír al darme cuenta como Clarke sin saber estaba utilizando sus propias palabras en su contra.

— Exacto. Como matar a cada hombre, mujer y niño de monte Weather fue lo mejor para los tuyos —Una risita burlona salió de mi garganta al oír las palabras de Roan.

— Eso es un buen punto —Comente viendo con sorna a la rubia.

— Cállate, Malia.

— Oblígame —Gruñí.

— El túnel es acá —Indicó Roan deteniéndose, Murphy no tardó en pasar por su lado.

— Bien, gracias.

— Salve tu vida de nuevo, ahora mi deuda con Lexa está saldada —Miré como Roan le hablaba a Clarke, él aún no se dignaba a soltarme—. La próxima vez que no veamos, no será como amigos.

— Oye ¿Qué mierda crees qué haces? —Gruñí tirando de mi brazo con la intención de soltarme mientras él volvía por donde habíamos venido—. Suéltame, tengo que irme.

— No —Respondió dándose la vuelta para verme, su agarre se intensificó haciéndome gruñir. Una sonrisa ladeada apareció en su rostro al oír eso—. Tu vendrás conmigo.

𝗠𝗮𝗹𝗶𝗮 |𝖡𝖾𝗅𝗅𝖺𝗆𝗒 𝖡𝗅𝖺𝗄𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora