Una adolescente de 17 años que fue encarcelada solo por el simple hecho de ser particularmente extraña a los demás.
El Arca manda a 100 prisioneros a la Tierra para poder probar si es habitable de nuevo, ella formará parte de esos 100.
El problema e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Wanheda y sus amigos están encerrados —anunció Echo ingresando a la sala.
Traía en su rostro una sonrisa victoriosa, mientras que su mano reposaba sobre su espada en su cinturón. Se acercó hasta Roan parado a un lado de la mesa en el centro.
—El resto de los Skaikru parece que huyeron pero estamos listos para alcanzarlos cuando nos digas.
—Aún no —respondió Roan con voz ronca, su rostro siendo alumbrado por las flamas.
—Perdón por decirlo, pero nuestro pueblo no puede pensar que eres débil.
Roan alejó el cuchillo del fuego luego de que la punta estuviera de un color naranja por la alta temperatura. Echo hizo una mueca que logró disimular luego de que Roan apoyara el cuchillo ardiendo sobre la herida de bala.
Roan volteó a verla.
—Dime débil otra vez.
—No quise ofenderlo —susurró.
—Si querías —musitó pasando por su lado, arrojó el cuchillo al fuego y tomó su camiseta para colocársela—. Di lo que tengas para decir.
Echo ladeó la cabeza y tragó en seco dudosa de decirle al rey.
—Hace más de tres años que no estás en casa.
—Te comportas como si hubiera sido mi decisión —Roan río volteando a verla.
—Por supuesto que no lo fue —dijo Echo—. Fuiste un elemento para negociar. Enviarte allá casi destruyó a tu madre...Matar a Lexa en Soulou Gonplei sería tu regreso triunfal. Pero perdiste. Nuestro caciques no te respetan.
Roan se encogió de hombros sin verla mientras seguía colocándose su armadura.
—Pues buscaré caciques nuevos.
Echo suspiro.
—El ejército es leal a ellos, no a ti.
—¿Y a quién eres leal tú? —espetó volteando a verla con disgusto—. Espía.
—Soy leal a mi clan —admitió. Roan rodó los ojos y Echo pensó rápidamente el modo de convencerlo—. Déjame servirte. Puedo ayudarte a hacer lo que tu madre nunca pudo. Lo que Ontari nunca pudo hacer.
—Gobernar sobre todo.
—Gobernar sobre todo —repitió asintiendo—. Trikru está débil y por caer. Y Skaikru es más odiado que nunca. Da la orden de acabar con ambos y nuestros caciques te seguirán. Dales la cabeza de Wanheda y el manto de piel del monstruo en el proceso, y todos te adorarán.
Echo sacó algo detrás de su espalda, un manto que piel de animal que envolvía algo. Descubrió un montón de huesos que entre ellos formaban una gran corona.
