Una adolescente de 17 años que fue encarcelada solo por el simple hecho de ser particularmente extraña a los demás.
El Arca manda a 100 prisioneros a la Tierra para poder probar si es habitable de nuevo, ella formará parte de esos 100.
El problema e...
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En Arkadia Clarke estaba preocupada por la desaparición de Bellamy y Malia, ambos más otro guardia salieron de caza la mañana anterior y ya habían pasado horas y no regresaban. La rubia sabía que si se hubieran desviado de camino o algo parecido le habrían avisado pero no tuvo noticia de ellos desde esta mañana.
Dentro del taller se hallaban la mayoría trabajando o guardando las carnes secas que se cazaban las cuales no eran muchas. La rubia se encontraba hablando con una terrestre que es su amiga cuando de repente un grito en en la entrada del taller llamó su atención.
—¡Es Octavia! —exclamó Harper corriendo hacia una mesa para despejarla.
Por la entrada del taller ingresaba un chico alto y de piel algo morena con el cuerpo de Octavia colgando inerte en sus brazos manchada de sangre y empapada de pies a cabeza.
—Dejó de respirar —notificó Harper hacia Clarke quien se acercó rápidamente hacia la chica.
Depositaron a Octavia sobre la mesa de metal con lentitud mientras Clarke se acercaba a revisarla.
—Hay una herida en su vientre muy grave. Esta cubierta de sangre.
—Primero lo primero —balbuceó Clarke comenzando a hacerle reanimación deteniéndose cada tres para darle respiración boca a boca—. ¿Quién eres tú? ¿Cómo le pasó esto?
El chico que cargaba a Octavia dio unos pasos al frente.
—Ilian, kom Trishanakru —respondió—. Iba de camino a casa en Polis cuando la encontré.
Luego de unas cuantas reanimaciones Octavia despertó dando una gran bocanada de aire para comenzar a toser levemente.
—Llévenla a la enfermería. Ahora —ordenó Clarke.
Monty quien había tenido un altercado con la rubia hace unos momentos corrió a buscar una camilla.
—Le salvaste la vida al traerla —musitó Clarke digiriéndose a Ilian—. Gracias.
El chico solo se limitó a asentir. Octavia movía la cabeza de un lado a otro como si estuviera revisando el lugar y buscando a alguien.
—Tranquila. Tranquila. Vas a estar bien —decía Clarke en un intento de tranquilizarla—. Octavia, perdiste mucha sangre, pero ya estás en casa. Te ayudaré.
Monty se acercó corriendo cargando una camilla que depositó en el piso para que colocar a Octavia en ella así la transportaban a la enfermería.
—Azgeda se acerca... —balbuceó la castaña, casi nadie pudo entender lo que dijo.
—¿De qué habla? —preguntó Monty acercándosele.
—Yo...
—Azgeda se acerca —volvió a repetir esta vez con más claridad.
