10- Desilusión tras desilusión

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—El fin de acerca

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El fin de acerca. Y llegará pronto —decía el hombre en la pantalla de la tableta dando su discurso.

—Eso fue dos semanas antes de las bombas —informó Jaha tendiéndole la tableta a Malia.

La coyote la tomó estando a un lado de Bellamy conduciendo el vehículo y la colocó en el tablero de forma que todos pudiesen observar con claridad.

El mundo está oscuro y se oscurece más todo el tiempo. Todo lo que era confiable se volvió en contra. El gobierno, la religión. Incluso la tecnología se ha vuelto un arma en sus manos para envenenarnos la mente. Sé que sienten dolor. Sé que sienten miedo. Pero no tiene que ser así. Hay una forma de salir de la oscuridad. Puedo mostrárselas. Pueden salvarse. Acompáñenme, acompáñennos. Y justo cuando los Jinetes lleguen...de las cenizas surgiremos.

Bellamy observaba de reojo la pantalla mientras conducía por el bosque, Clarke estaba pegada al asiento de Malia observando con atención al igual que la coyote y Jaha solo oía al ya haber visto todo aquello.

—Por favor, dígame que tiene más que esto —musitó Clarke dándole una mirada a Jaha.

—En los dos años previos a las bombas Cadogan vendió la mayoría de las propiedades del Segundo Amanecer generando decenas de millones de dólares —decía Jaha mientras tomaba la tableta y tecleaba algo en ella—. Pero hubo una cosa que no vendió.

Le tendió la tableta a la rubia.

—Encontré esto en su autobiografía. Es su hogar de la infancia. Su padre construyó un búnker ahí para salvar a su familia. Creo... que Cadogan usó el dinero de la iglesia para ampliarlo.

Malia tomó la tableta que Clarke le tendía y observó con atención mientras trataba de creer las palabras de Jaha.

—Bueno, creció ahi. Quizá lo conservó por su valor sentimental —comentó Bellamy encogiéndose de hombros dando una mirada de reojo.

—Su padre lo golpeaba casi todos los días en esa casa. Odiaba vivir ahí —agregó Jaha, Bellamy hizo una mueca.

—¿Para qué conservarla si liquidas todo lo demás? —preguntó Malia volteando a verlo.

—Porque ese bunker esta ahí —declaró Jaha—. Puedo sentirlo.

Malia todo los ojos sin poder evitarlo.

—Me parece que es un fanático religioso —lo corrigió Bellamy.

—Tal vez. O tal vez...era un líder dispuesto a hacer todo lo necesario para salvar a su gente.

Bellamy volteó y observó a Malia quien hace una mueca al sentir un leve mareo por las sacudidas que pegaba el auto. La coyote soltó un suspiro y agrandó la imagen en la tableta de la casa de madera, para luego mirar al frente y rogarle a quién sea que ese lugar existiese.

𝗠𝗮𝗹𝗶𝗮 |𝖡𝖾𝗅𝗅𝖺𝗆𝗒 𝖡𝗅𝖺𝗄𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora