Amor A Primera... ¡¿Broma?! •♡ Markhyuck ♡• NCT

¿Agradarme?

Mark
Me miré por millonésima vez en el espejo de cuerpo completo que estaba junto al armario, ordené mis mechones de cabello, acomodé mis gafas y sacudí mi chaqueta de mezclilla. Intentaba no parecer tan arreglado pero había tenido demasiado tiempo esa mañana así que no pude evitarlo, no es como que estuviera obsesionado con mi imagen pero me gustaba seguir algunas tendencias de moda, es una costumbre que se me pegó de mi hermano.

Era sábado y yo me había despertado antes de que saliera el sol, la emoción apenas me había dejado dormir así que ni siquiera necesité del despertador, por fin descansaría del caos que había pasado esos días.

Creo que nunca en mi vida había estado tan enfadado por tanto tiempo. No suelo enfadarme con nada ni nadie, así que todo lo que me había pasado desde que llegué al internado me tenía más estresado que nunca. Si no eran los matones del salón era con mis padres, por haberme mandado a este internado; y si no incluso conmigo, por haberles dado en el gusto al venir aquí. Sé que es tonto, pero no pude evitarlo, nunca me había tocado estar en esa posición, así que no tenía ni idea de qué hacer.

Todo empezó con la bendita bomba de pintura que me explotó en la cara, y para rematar tener que vivir bajo el mismo techo que el demonio que me hizo esto. Ni siquiera tengo ánimos de pensar en lo que me decían o en las cosas que hacían para molestarme, pero es que es tan frustrante; he repasado en mi mente mil veces las cosas que les diría a todos, pero cuando estoy frente a ellos siento que no vale la pena, no es como que no pudiera enfrentarlos, solo no quiero meterme en más problemas de los que tengo.

Tomé mis cosas y salí del dormitorio. El pelirrojo que tanto me había estado atormentando esos días estaba a punto de caerse del sofá y su cobertor estaba en el suelo, se veía incómodo como de costumbre, con el ceño fruncido y despeinado. Encima la mañana estaba más fría de lo normal por lo que lo vi tiritar en escalofríos.

Admito que lo odié desde el primer segundo, por todo lo que me había hecho. Incluso pensé en llamar a mis padres para que me sacaran de aquí, pero luego no quise hacerlo, no es como que aún no me quiera ir de este lugar infernal, pero no quiero ser un problema para ellos, no más de lo que ya soy.

Mi problema más grande es que ahora lo odio diferente, porque al fin y al cabo sí me había ayudado ayer, de hecho fue el primer día decente que tuve en este lugar, entonces no sé si lo odio tanto, ni siquiera sé si lo odio, pero vamos, algún tipo de castigo se merecía por lo de la bomba. Lo malo es que ayer se me olvidó que lo estaba odiando tanto, exactamente por eso no soy rencoroso, ni siquiera puedo serlo aunque lo intente, así que si lo traté mal fue mera venganza. Hablando en serio, ¿qué clase de imbécil sería si no le hubiese dado las gracias por lo de la mañana? Ya se había intentado disculpar conmigo y yo lo había tratado como basura, incluso me preguntaba todos los días cómo estaba y esas cosas... pero yo ni siquiera le respondía, ni idea de cómo es que me ha tenido tanta paciencia.

Anoche me quedé demasiado tiempo pensando en esto, ¿debería dejarlo entrar entonces?... no, no hay forma de que me fíe así de fácil, además está la posibilidad de que se vaya pronto, puedo esperar un poco más y estoy seguro de que no se va a morir por dormir en el sillón unos cuantos días extras.

Lo miré de nuevo y seguía tiritando del frío, a punto de caerse. Tampoco podía ser un monstruo y dejarlo así ¿no?. Dudé unos momentos, pero decidí al fin darle una mano con esto, de todas maneras ni notaría lo que iba a hacer, así que dejé mi bolso en el suelo y me acerqué al sillón.

—Hyuck, muévete te vas a caer. —susurré mientras lo empujaba.

Donghyuck chasqueó la lengua en sueños y se acomodó luego de sentir el peso de mi empuje sobre él. Me congelé unos momentos viéndolo, por un segundo pensé que lo había despertado pero no, este chico tenía el sueño tan pesado que estoy seguro de que ni un terremoto lo despertaría. Moví el cobertor hasta cubrir sus hombros y el pelirrojo se volvió a acomodar.