Amor A Primera... ¡¿Broma?! •♡ Markhyuck ♡• NCT

Pizza hawaiana y lasaña

Mark

No sé qué estoy esperando, pero sigo mirando el móvil, no me ha hablado en todo el día pero yo sigo esperando, no sé por qué me importa tanto. Y el conejo azul sigue ahí, pero verlo ahora me deja una sensación amarga. Taeyong está conduciendo, no ha dicho mucho, pero me ha preguntado varias veces si estoy bien, ya se dio cuenta así que mejor me preparo para el interrogatorio. Llevo un audífono puesto, aunque ni siquiera tengo ganas de escuchar música.

Volvíamos del cine, vimos una película que habíamos prometido ver juntos apenas saliera porque Taeyong la estaba esperando, aunque yo no le presté mucha atención. Íbamos a pasar a la pizzería a cenar, pero le pedí que volviéramos a su apartamento ­—que por fin se había decidido a alquilar— y que pidiéramos una pizza a domicilio, no tengo ánimos para estar en medio de un montón de gente. No tengo ánimos para nada y mi playlist no me está haciendo la vida más fácil.

El apartamento estaba a una hora del internado en auto, en realidad la escuela en sí estaba medio retirada del centro, pero no era tan lejos, al menos sabía que estaba ahí si lo necesitaba. No me gustaba que se la pasara de hotel en hotel, aunque a él parecía que no le importaba.

Era un apartamento más menos antiguo, pero bien cuidado. Me recordó mucho al piso en el que vivíamos en Brooklin, tenía un aire americano a más no poder, así que prefería pasar el rato ahí. Me acosté en el sofá a ver el celular. Tenía mensajes de los chicos, así que me puse a responderlos.

—Pedí una Hawaiana. —dijo Taeyong después de colgar el teléfono.

—¿Ah? —dije mirando el móvil.

—La pizza.

—Ah eso...

—Tú odias la pizza hawaiana.

—¿Yo? ah... cierto.

—Dame eso. —me quitó el teléfono—. ¿Vienes a verme a mí o a esta cosa?

—Lo siento.

Me hizo un gesto para que lo dejara sentarse en el sofá. Era uno que conocía bien, siempre lo hacía para sentarse y que yo me recostara y apoyara mi cabeza en sus piernas, y así lo hice. Siempre que tenía la mente hecha un desastre nos sentábamos así y me escuchaba contarle cómo me había peleado con mi mejor amigo, que había oído a mamá y papá pelearse por mi culpa... aunque él decía que yo no tenía nada que ver con sus discusiones, yo sabía que no era verdad. Me consolaba cuando me regañaban por cosas que ni yo entendía y secaba mis lágrimas cada vez que nos decían que era hora de mudarnos a otra ciudad. Odiaba eso, pero no iba a dejar que mis padres lo supieran, pero me contentaba el hecho de que al menos Taeyong pudiera escucharme y entenderme.

—Hace tiempo no llegábamos a esto. —dijo acomodándose en el sofá.

Asentí en un murmullo y me apoyé en sus piernas.

—¿Tengo que preguntar?

—Pues... no sé por dónde empezar.

—Por el...

—No me digas por el principio. —interrumpí.

Empecé a contarle lo que había pasado la semana pasada, pero apenas había empezado y ya se había puesto a sermonearme.

—¡¿QUE HICISTE QUÉ?! —chasqueó la lengua—. No puedo creer que hayas salido del internado sin avisarme. ¿Y si te hubiese pasado algo? ¿cómo me iba a enterar? ¡¡No debiste hacer eso!!.

—Lo sé... lo siento. —levanté mis brazos para alcanzar su rostro y apretar sus mejillas—. No te enfades. Estoy vivo, ¿no?.

—Ya, deja eso... —rodó los ojos y echó su cabeza hacia atrás para que lo soltara—. No vuelvas a hacer algo así.