Nostalgia y una historia sin contar

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Mark

Después de la cena me senté en el sofá de la sala, desde ahí podía ver cómo Donghyuck ayudaba a su madre en la cocina. Entre ruidos de platos y cubiertos, murmuraban cosas y reían. Minnie los acompañaba y pedía ayudar con todo lo que se le ocurriera.

La imagen me hizo sentir un montón de cosas. Se veían tan felices y era todo tan simple pero tan acogedor. Me recordó al tiempo en el que vivimos en Vancouver. Taeyong aún estaba en el instituto y mis padres aún no tenían un trabajo estable. Yo tenía apenas unos siete años y nos quedábamos en un apartamento más bien pequeño, pero a mí me gustaba. Me gustaba la vista que tenía, era un cuarto piso, y por la ventana se podía ver la avenida, llena de autos que iban de aquí para allá, a veces me ponía a verlos y a imaginar qué podía estar haciendo la gente en ellos y hacia dónde irían. En ese entonces mi madre era muy cercana a nosotros y no perdonaba ni una sola cena en familia. Recordé que me sentaba a verlos en la cocina, Taeyong le preguntaba a mamá cómo se cocinaba esto y aquello, desde entonces él desarrolló ese gusto por la cocina y acabó siendo su vocación.

Se oía el cantar de los grillos de la noche, el ruido del viento, los platos chocando entre sí y los cubiertos. La risa de Donghyuck y los reproches de su madre. Todo eso solo gritaba una palabra en mi mente: Acogedor. Me hacía sentir un calor inmenso en mi interior, pero también me llenaba de nostalgia.

Me quedé viendo los cuadros de la pared. Un montón eran de fotos familiares, fotos que parecían tomadas con cámaras de rollo de esas que hay que llevar a la tienda para revelarlas. Pude reconocer a Hyuck en unas cuantas. Me pregunto si existirán fotos como esa de mi familia.

—¡Mark!

—¿Ah? —me volteé a ver a Donghyuck.

—¿Quieres dejar de ser un metiche? —apoyó sus puños en su cadera.

—Lo siento.

—Como sea. —chasqueó la lengua y su semblante se suavizó—. Ven. —me tomó de la muñeca y me arrastró fuera de la sala.

Subimos al segundo piso y me hizo entrar en su habitación. Habían dos camas gemelas en ella. El papel de las paredes tenía diseños que se veían antiguos y se veía desgastado, como el resto de la casa que también parecía sacada de los años setenta.

Noté que sobre una de las camas habían montones de peluches, en las repisas también habían y en el suelo estaba sentado un gran unicornio blanco de felpa que estoy seguro se podía usar como asiento.

Donghyuck se dejó caer en la cama llena de peluches y empezó a tomarlos y examinarlos.

—Yo dormiré aquí, tú puedes dormir en la de allá. —apuntó a la cama que estaba al lado.

—¿Estos son tuyos? —pregunté tomando un pequeño pingüino de peluche y me senté a su lado.

—¿Algún problema con eso?

—No, pero no me esperaba algo así de ti.

—Pues más vale que me guardes el secreto o la próxima bomba irá bajo tu almohada.

—¿Es una amenaza?

—Que inteligente que eres, Markie. —me sonrió irónicamente y me quitó el pingüino de las manos.

—Ay... no te pongas grave, Hyuckie. —le dije sarcástico, haciendo énfasis en el sobrenombre que usaba su madre. Ya era hora de usarlo a mi favor.

Se erizó cuando me oyó decirle así y frunció el ceño.

—¡No me llames así! —exclamó inflando las mejillas.

Ese era el tipo de gesto que me impulsaba a hacer exactamente lo contrario.

Amor A Primera... ¡¿Broma?! •♡ Markhyuck ♡• NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora