Amor A Primera... ¡¿Broma?! •♡ Markhyuck ♡• NCT

Una pizca de confesión

Hyuck

Ese día llegué tempranísimo a la escuela. La última vez que llegué antes de que las clases empezaran había sido para montar la broma en el ­casillero, que supuestamente era de Chenle, pero eso ni va al caso, de todas maneras ya saben de qué va esto.

El punto es que, cuando Nana llegó se abalanzó contra mí y me puso la mano en la frente. Se quejó preguntándome por qué no le había avisado que estaba enfermo y qué diablos había hecho con el Hyuck real. Por suerte me dejó ir cuando el profe de mates empezó su tortura, aunque realmente agradecí un poco eso, así Nana me deja en paz un rato porque le entretienen las matemáticas como el raro que es.

Yo estuve distraído toda la clase, y a ver, sé que siempre lo estoy y que me valen tres hectáreas de pito las materias, pero es que hoy era el colmo, no me soporto ni yo mismo.

La noche anterior la pasé prácticamente desvelado, porque la última vez que vi la hora en el móvil eran las tres cuarenta, hora a la que el rubio de mis desdichas me mandó un mensaje al móvil.

"Buenas noches, Hyuckie"

Era eso, nada más, pero fue suficiente para dejarme embobado, mirando una y otra vez el móvil hasta que me dormí con él y el dichoso colgante de conejito rosa entre las manos. Y ahora ni siquiera tengo batería.

Desperté temprano aunque hubiese dormido hora y media, y me quedé viendo el techo por tanto tiempo que ni siquiera noté cuándo amaneció, estaba absorto en mi mente, fantaseando sobre tonterías peores que hadas y duendes mágicos. Me di asco, en serio.

Pero es que no puedo dejar de pensar en lo que pasó ayer.

No me lo pensé ni media vez para ayudar a Mark. Sé que estaba en mi papel de "no te quiero ver nunca más en mi vida" pero ¿cómo es que lo iba a dejar así? Solo, deambulando como el grandísimo idiota que es, tampoco soy un insensible de mierda que no sea capaz de ayudar a nadie.

Y me importa, claro, eso también. Aunque recién me doy cuenta de lo mucho que realmente me importa.

De ahí en adelante no pude parar, era como si me hubiese soltado a mi mismo de las cadenas (como las de Andrómeda) que me impedían acercarme a él, que me impedían ser sincero con él, y me desaté por completo. Quería tanto ayudarlo, quería tanto hacerlo sentir bien; era doloroso tener que lidiar con esas emociones que ni siquiera eran mías, pero dolían como tal.

Por suerte todo salió bien, mucho mejor de lo que esperaba, de hecho.

Tan bien que siento hormigueos por mi espalda de solo pensar en... eso.

Sentí vergüenza de mí mismo. Mi rostro arde como nunca antes al pensarlo, y ni siquiera me podía dar el lujo de volver a repetir la escenita en mi mente, porque Nana o Chenle me verían y eso me ponía peor, no gracias.

Mark no había ido a clases ese día, y en realidad yo tampoco tenía ganas de ir, pero le había prometido a Mark que le llevaría los apuntes de Renjun, y además guardaba la leve esperanza de verlo en clases hoy, nunca se sabe.

Y sí, sé que él puede pedirle las benditas notas a Renjun directamente, pero denme un respiro, que al menos me sirve de excusa para verlo.

¡Quiero tanto verlo! siento que me voy a desplomar.

En realidad sí me desplomé de verdad.

En el techo de la escuela, la hora del almuerzo juntos era de nuevo más tranquila, porque Chenle había hablado con Renjun y dijo que estaban bien, y Mark y yo habíamos estado juntos, así que —para consideraciones generales— digamos que todo estaba bien, o al menos todo estaba mejorando.