Amor A Primera... ¡¿Broma?! •♡ Markhyuck ♡• NCT

Cupcakes

Haechan

Último periodo del día. Acababa de preguntarle al encargado de las habitaciones qué pasaba con la mía, aunque fui para perder el tiempo un rato, a estas alturas ya ni me importa tanto; pero no, aún no estaba lista y sonaba hasta como si se le hubiese olvidado ir a ver cómo iban las cosas ahí.

Volví al salón y era todo un caos, por lo general nadie le prestaba mucha atención a la profe de artes, pero hoy el desastre era mayor. Me enteré días después de lo que había dicho Mark frente al salón esa vez. Para el festival escolar nuestra clase estaba obligada a hacer cupcakes, en general de todos esos asuntos se encargan los clubes, pero aparentemente no habían estado muy activos últimamente así que nos plantaron esta tarea a la fuerza.

La verdad no me molesta, es divertido y además puedo hacer algo de desorden sin llamar mucho la atención, lo único que me está molestando ahora mismo es Seoyong, que le estaba echando el ojo a Mark desde que lo mandaron a ayudar con las decoraciones, él se veía medio perdido y como nunca se da cuenta de nada tampoco tenía idea de cómo lo acechaban ese grupo de matones idiotas, así que me fui a dar unas vueltas donde estaba él, para asegurarme de que todo estuviera en orden.

Cuando me acerqué a Mark se me quedaron viendo, les lancé una mirada lo más amenazadora que pude y se voltearon a seguir con sus asuntos, intenté hacerlo como si yo fuera el tipo más respetado de toda la escuela, en ese segundo me lo creí, pero en realidad estoy temblando.

­—Oye Mark. —le di toquecitos en el hombro.

—¿Hm? —se volteó a verme.

—¿Ves ese lugar? —apunté la otra esquina del salón.

El chico miró en la dirección que le indiqué y asintió con la cabeza.

—¿Qué con eso?

—Desde allá se nota que nunca en tu vida has hecho esto.

Rodó los ojos, chasqueó la lengua y volvió a lo que estaba haciendo. Noté que tuvo que contener una sonrisa cuando me oyó. No sé para qué se empeña tanto en esconder que cree que soy gracioso, se le nota siempre que le hago alguna broma pero no lo admite.

Me quedé a ver como intentaba meter el glaseado de queso crema a las mangas sin poder evitar hacer un desastre, y mientras seguía echándolo se quedó mirándome frunciendo los labios.

­—¿Te vas a quedar aquí todo el día?

—Si usas esa se va a ver feo. —apunté la boquilla que le había puesto a la manga, era redonda y pequeña, que por lo general se usaba en las decoraciones, no para el glaseado, así que de solo verla se me ponía la piel de gallina, había visto demasiados programas de repostería para tolerar un error así.

Encima del mesón estaban desparramadas otras boquillas, empecé a tomar una por una hasta encontrar la que serviría; una estrella de seis puntas y de las más grandes. Levantó la manga y cambié la pequeña pieza de metal, me extrañó que no se quejara pero me dejó hacerlo sin ningún reproche.

—Ahora sí. —sonreí.

—Gracias, pero no necesito de tu ayuda.

Estos días ya no me parece que le esté haciendo la vida tan difícil, incluso me había dicho que no lo estaba molestando, y tengo que admitir que eso me hizo un poquito más feliz de lo que debería. Estuve llegando tarde a propósito para no verle la cara por lo del incidente en primera instancia, pero al final acabé haciéndolo solo para no interferir más en su vida. Lo bueno es que ya no anda con un humor de perros y hasta me ha despertado por la mañana antes de irse, así que creo que está intentando ser bueno conmigo. Además ya ni siquiera lo acosaban en la escuela, así que ese tema lo doy casi por terminado. Casi, porque aún estoy en su habitación y no veo muchas luces de que eso cambie por ahora, me pregunto qué tanto querrá que me vaya. En mi caso, hay una parte de mi que se quiere ir, la mayor parte, por muchas razones; pero también está la otra, digamos que es un ochenta-veinte, que no quiere hacerlo. De cualquier forma no se supone que yo esté ahí por siempre y si alguien se llega a enterara de eso no creo que me salvaría de unos meses de detención.