BODA

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Amber.

- Tienes que levantarte ya. Lloraste toda la noche y te deje. Pero ya son las tres de la tarde y no puedo aguantar más viéndote en la cama.

- Y yo no puedo soportar que grites tanto.- Le gritó a mi hermana mientras me tapo con una sabana.

Me ha intentado sacar de la cama por más de dos horas pero no, no saldre.

Cuando llegue sin Cole todos me preguntaran que pasó con el y si irá a la boda. Y todavía no quiero enfrentar esas preguntas. Cuando las personas sepan lo que sucedió todo se volverá más doloroso de lo que ha sido. Y me miraran de manera distinta. Con pesar como cuando mis padres se separaron y tuve que mudarme con mi tia, todos preguntaban el porque y como fue y no pienso volver a pasar por eso, ni siquiera he contestado los mensajes y llamadas  de Micaela y Nan que revientan mi telefono.

- Mira se que no quieres que todos te miren raro y dar explicaviones pero si no vas será más sospechoso y darás más que pensar. Si no quieres contar aún que rompiste con Cole, sólo diles que se le presento algo y no pudo asistir. No tienes obligación de contarle a nadie.

Tiene mucho sentido lo que esta diciendo. Si no le quiero contar a nadie no lo haré. Pero si quiero dejar las sospechas en cero tengo que quitarme las ojeras y aspecto de muerte que tengo.

Me levanto de un solo saltó y quedó frente a ella.- ¿Sigues teniendo ese don de ocultar ojeras y trasnochadas?- Le pregunto a Brith.

- Claro que si, eso no se olvida. Bañate ahora.- Me guiña un ojo y sale de mi cuarto.

Cuando mi hermana tenía dieciséis y diecisiete años. Se escapaba de noche y llegaba en la mañana, una hora antes de entrar al Instituto y realmente hacia magia con su maquillaje para no dejar ni una sola duda en su cara de que no habia dormido o acabado de llegar.

Si yo no hubiera tenido que bajar abrir la puerta principal cuando llegaba. En vez de subir por la ventana de su cuarto porque le tenia miedo a las alturas. Jamas lo hubiera sospechado. Antes pensaba que sólo salía con amigas, aunque me parecía algo desesperado salir todas las noches. A hora que conozco a Daymond, se cual era la razón de salir.

Entro a la ducha y trato de relajarme y sólo pensar en el agua que siento en mi piel. Ayer me obligue a ducharme hoy quiero disfrutarlo. Aplicó distintos productos en mi cabello además de shampoo, me depilo las piernas y otras zonas. Después de un rato salgo de la ducha y al entrar en mi cuarto todo está ordenado y encima de la cama está el vestido de dama de honor. Tendré que agradecerle a mi hermana por recoger mi desorden.

Cuando estoy lista y con el vestido puesto llamo a mi hermana a gritos para que venga a mi cuarto a cambiar mi cara de panda. La ducha ayudo, pero sigo viéndome terrible.

Bajamos a la sala y me sienta en un sofa.- Ok. Me demoraré más de lo normal. Pero creo que tendremos buenos resultados. Luego podemos hacer algo con tu cabello, no lo puedes llevar suelto.

- ¿Que? ¿por que?

- Si te maquilla tienes que lucir tus facciones. Siempre lo llevas suelto cambia unas horas quieres.-Su pregunta es retórica. Así que no la contesto y sólo me relajo y cierro mis ojos.

- Al fin podré maquillar a mi hermanita. ¿Sabes que mamá gritaría de emoción no?

- Como digas. Sólo solucionalo.-Me limitó a contestar.

- Sólo queria decirlo. Calma. Relájate esto durará unos cuarenta minutos.

- Que!

- ¿Pensabas que llorar veinticuatro horas seguidas y no dormir nada en la noche sería fácil de ocultar? Soy buena pero esto no lo puedo corregir  en tiempo récord.

CUANDO MENOS TE LO ESPERÉS   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora