GIMNANSIO

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Cole.

Es sorprendente lo que te hace una mujer que se mete en tu cabeza, te da un gran corazón y la fuerza para asumir con pantalones lo que venga.
Si me hubieran dicho hace un año que una chica me cortaría y me mandaría a la mierda y yo terminaría en un bar bebiendo con la mayor porquería de la faz de la tierra y me diera un lección de amor sobre no dejar ir lo que quieres, no hubiera parado de reír y posiblemente diría que esa es la mayor mierda que he escuchado en mi vida.

Pero como nadie me lo dijo y en este momento ya pasaron todos los hechos anteriores, estoy en el gimnasio del instituto haciendo tiros. Esperando a que una rubia de ojos verdes llegue con sus pantalones apretados y pueda darme otra oportunidad.

- Señor Jordan.- Paro de lanzar y al darme vuelta me encuentro con la mirada de desaprobación del entrenador.

Mierda, sabía que me debía enfrentar a tener una conversación con él. Y para ser más precisos, la charla seria estar en la banca después de un par de gritos.

- Entrenador.

- Mira niño bonito. No gastare mi saliva contigo, no soy un idiota como el resto para no saber en que estas metido. He pasado mis últimos 27 años de vida entrenando mocosos con gran talento pero con ego de chicas lindas e idiotas que no valoran el don que tienen. Y creme puedo soportar a un cretino que sabe que juega bien y es un presumido, pero no tolero a un idiota que prefiere perder su tiempo jugando al delincuente.

Este viejo no sabía nada. No estaba jugando al delincuente intentaba zafarme de eso. Si, admito que a los dieciséis años me encantaba la vibra de ser el perseguido pero ya no soy tan estúpido... o eso intento hacer.

- Afloja los puños- suelto el agarre que ni siquiera era consciente que estaba ejerciendo. - simplemente no vuelvas a faltar a un entrenamiento es principio de témpora. Te tengo fe, no me decepciones y tampoco a tu chica. Vi como hablo con los maestros para que no te rajaran. Las chicas como ella las cuidas o las pierdes, trata de que no pase la segunda. Gánatela.

No pude recriminar nada, tenía razón en todo lo referente a Amber. Y saber que había intervenido en mi vida académica mientras no estaba me hizo sentir que le importaba, que a pesar que no tenía ningún conocimiento de porque me había ido solo, trato de mantener las cosas bien hasta que llegara.

Luego de un par de minutos los muchachos comenzaron a llegar.

- Cole, pensé que hoy tampoco vendrías.- Ahston, como siempre tenía esa fachada de me vale un culo pero era el que más cuidaba de todos.- Creo que jamás volverías a faltar si supieras que durante estos días el salón que ocupan las porristas esta en remodelación y tenemos que compartir el espacio con ellas cuando solo tenemos pesas, eso significa hoy y antes de ayer. Los chicos son geniales pero el cuerpazo de Amber no te deja otra opción que mirarla.

Como no se me pudo pasar por la cabeza que mientras yo ayudaba a una rata a llenar esta ciudad de su mercancía, una manda de idiotas podían mirar en todo su esplendor a Amber. Que carajos me pasa?. Si no hubiera pedido el favor a Brad de ser su chófer no habría podido estar tranquilo hasta solucionar mis líos con Daymon.

- Solo espero que ninguno se haya atrevido a tocarla. El solo pensamiento me hace doler de furia.

-No tienes que ir al cárcel por atentar contra alguno. Ninguno lo hizo sabían que sucedería, además a quien la miraba, ella los observaba con aburrimiento y desgana. Hasta hoy que ni los miro por tener los ojos llorosos.

Esta conversación había tomado un rumbo distinto, Amber llego llorando por mi culpa. Puedo soportar el desprecio de personas que jamás estuvieron relacionadas con mi crianza o vida pero las lágrimas de ella. Ni siquiera merezco que me deje tocarla, besarla ni siquiera mirarla.

- Concéntrate aquí. Luego dúchate y arréglalo.

- Ok muchachos 20 suicidios ya. - en entrenador se paró a un extremo y puso el cronómetro al tiempo que iniciamos con la rutina.

En el transcurso de la décima vuelta, la puerta se abrió y entro la profesora de gimnasia con su grupo de porristas, Kendall y sus amigas son las primeras luego otro par de chicas que seguramente han estado enredadas con Thomas, la última que entra es Amber es la más ardiente de todas y no tiene que soltar una sonrisa de follame como lo acaba de hacer Kendall, pero tampoco tiene su cara de emoción con nervios que puso las anteriores veces que estuvo en este mismo gimnasio con su escuadra.

Al voltearse, noto su mirada fría y un poco sorprendida al darse cuenta de mi presencia.

- Parece que no pensó que fueras a venir.

- A puesto a que tú tampoco lo pensaste Taylor.

- Si te soy sincero eso fue exactamente lo que pensé, no eres tan idiota para dejarla tanto tiempo sola. Y aunque creas que tienes todo muy bien camuflado se más de lo que crees, Saludes a Daymon.

Qué. Mierda. Como carajo Taylor sabe sobre la rata de corazón roto está familiarizada conmigo. Obvio, se han escuchado rumores de que los distribuidores se esconden y están expandiendo. Pero para saber nombres específicos debes ser comprador, policía o tener relación directa con alguien en el grupo. Es suficiente que yo este.

- Todos a trotar, dejen a las señoritas practicar. Creen que sus miradas de babosos ayudan. - y con el silbato del entrenador volvemos a la rutina.

***

Después de tomar una ducha rápida y estar listo para salir no puedo aguantar más las ganas de hablar con la rubia que me quita el sueño.

Al salir de gimnasio noto que todas las chicas están saliendo a excepción de una. La mía.

- Amber...- Camino así la grada donde está sentada mientras ella levanta su mirada y me mira con la frialdad del día que nos conocimos. Solo que ese día no llevaba el atuendo súper sexy de porrista.

Trato de solo mirarla a la cara y no a las piernas de maravilla que tiene. No puedo echar esto a perder.

- No imaginaba que te fueras a presentar.- Su tono de desgana y molestia me golpea.

- No podía pasar otro día sin verte.

Su mirada no me da ninguna pista de que me crea, así que me acerco a ella y tomo su mano poniéndola de pie lo cual es un avance ya que no tenia en mis opciones que quisiera algún acercamiento.

- Mira...fui un idiota hoy en la mañana y los tres anteriores días por no confiar y no contarte que me iba.- Solté sus manos y las puse en su cintura- Te dije que nunca he tenido una novia y fui criado por mi abuela porque mi mamá no sabía cómo manejar el papel de criar a un niño. - acariciaba la parte de su espina dorsal con los dedos ganándome un suspiro. Maldita sea quiero que me perdone pero no puedo resistirme.- Siempre fue mi abuela mi tía y Taylor y lo demás me valía. Pero tú eres a la única que quiero y dejare entrar, estoy tratando de acabar mi oscuridad y merecerte. - La acerque a mi pecho y la abrace y pude volver a respirar de nuevo cuando ella me devolvió el abrazo envolviendo sus manos en mi cintura.

- Cole. Me mereces desde que dijiste que tu recompensa era verme sonreír.

Y me beso. Y todo mi mundo tuvo luz.

CUANDO MENOS TE LO ESPERÉS   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora