Simón: Lo más hermoso de mi mundo.

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Keith canta, cierra los ojos, gesticula mientras abre sus labios y deja salir su voz de pájaro mañanero. Sigo tocando, enredándome en sus pasos cortos para rodearlo sin salida, cuidado de no tropezar con los cables de su micrófono.

No mira al público, me mira solo a mí y yo quisiera hacer lo mismo pero un mini escándalo en el fondo de la audiencia llama mi atención.

Mini escandalo porque solo lo notan los involucrados, el público en general sigue atento a nosotros.

Seamos los dueños de todas nuestras memorias, tú y yo contra quien nos diga que esto es incorrecto...— César empuja a Kevin y eso llama la atención de los encargados de evento, que los sacan inmediatamente del lugar. Los amigos de Kevin siguen abucheando en el fondo, casi no los oigo, la voz de Keith opaca sus chiflidos— No puedo separarme de ti ni un solo segundo, porque eres tú lo más hermoso de mi mundo— cantamos al unísono, con canción sosa y todo debo reconocer que sonamos de maravilla, eso o la acústica está buenísima.

Porque eres tú— canto suave.

Eres tú— sostiene una nota aguda, su manzana de adán baila en su garganta y puedo jurar que es lo más erótico que he visto en mi vida, que cante a mi lado por favor, que lo haga para siempre.

Lo más hermoso.

De mi mundo. — Terminamos juntos y la epifanía concluye, nos aplauden de pie, Keith se pone nervioso y trata de no mirar al público mientras de un suave empujón lo hago dar un paso adelante, esto es para y por él, que reciba todos los aplausos que quieran darle. Salimos del escenario y tras bambalinas me descuelgo la guitarra para abrazarlo y girar con él en mis brazos, sin importar si nos caemos. Me besa, efusivo y le respondo con más ganas, tomando su cara entre mis manos, después de la visita de sus tíos no habia querido y que se libere gracias a la música me parece un acto casi rebelionico, si es que la palabra existe, si no pues me la invento porque Keith merece un diccionario nuevo solo para ser descrito.

—Nos siguen aplaudiendo— dice separándose de mí.

—Te lo dije, podrías llegar lejos si quisieras dedicarte a cantar.

—Te aplauden a ti menso.

—No moreno, nos aplauden a los dos... pobre del ser humano que tenga que subirse ahora— digo riendo.

—Ya tampoco te des aire, seguro será bueno también.

— ¿Bueno? Puede ser, ¿Mejor que nosotros? Ni de broma.

Nos unimos a los demás en los asientos de en medio, Jessica guarda su polémica pancarta bajo su silla y Keith pregunta donde está César. Nadie le contesta, aunque todos vieron la discusión, desde el escenario vi a Ted jalando a Dan del brazo para que este no se entrometiera.

—No puedo creer que se haya ido así sin más— comenta, de pronto la alegría de su cara mengua un poco— pensé que estábamos bien.

—Lo están... tiene que haber ido al baño o a comprar comida, puedo ir por él si quieres— contesto, siendo estúpido, debería ir a ver que no se estén matando afuera de la universidad. Keith niega y se abraza a mi hombro.

Tengo que ir a ver qué sucede.

—Igual iré a buscarlo, ya vuelvo— me muevo despacio entre los asientos para no molestar. Arriba hay un tipo haciendo stand up pero no muchos se ríen con sus chistes.

Afuera de la universidad, de pie fumándose un cigarro me encuentro a César, a Kevin no lo veo por ninguna parta. Rueda los ojos al ver que soy yo quien se acerca, no me esperaba a mí, esperaba a Keith, esperaba ser el héroe una vez más, y conozco a los héroes de su clase, complejo de diva cual Iron Man antes de los vengadores.

Simón y KeithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora