Simón: Keith se levanta del piso y con un golpe certero en la cara de Kevin da inicio a nuestro suicidio, le dije que peleara, le dije porque soy tarado y no pienso lo que digo, no porque tuviera que escucharme. Una patada de no sé dónde me hace caer de rodillas y no lo veo. Van a impedir que me meta mientras Keith y Kevin tienen el encuentro que lleva casi décadas de anunciarse. Más patadas y risas e insultos y algo de sangre. Cinco pares de zapatillas dándome en el estómago mientras intento ponerme de pie. No soy un superhéroe, no soy su superhéroe, no tengo como salir de aquí.
Tengo un arma, una que puede romperse contra la cabeza de estos hueones. Aprovecho un segundo de escupos en mi cara para tomar mi guitarra y pegarles a dos de los tipos en donde les caiga el golpe, no te quiebres ahora sirena por favor.
Keith: Le tiro un golpe en la cara y no puedo evitar sacudir la mano un poco después de eso por el ligero dolor, hasta para dar un golpe hay que tener gracia. Deben de tener cuidado en no doblar la muñeca, nos decía mi cuñado a mí y Manuel, pero en estos momentos no hay forma de concentrarme en si la forma en que golpeo está bien o mal, solo puedo intentar dar la mayor cantidad de golpes que pueda y maldecir en mi cabeza por no haber aprendido antes a pelear.
Todos siempre me dijeron que peleara, que me defendiera como fuera y ahora que tomo el valor para hacerlo me gustaría decir que la cosa es pareja, que por cada golpe que me da yo le doy otro, pero las cosas no son así, por cada golpe que doy el da dos más. Me da un golpe en el estómago y me retuerzo de dolor, mi vista va del piso a Simón. Si yo creí que me las estaba viendo difícil, nada se compara a su situación, cinco cholos le golpean, necesito ayudarle, aunque de poco serviría, me muevo unos pasos hacia él pero un nuevo golpe de parte de Kevin me hace recordar que es imposible, al menos mientras no me lo saque de encima. Lanzo otro puñetazo dándole en la nariz y me lo regresa furioso.
Realmente fueron las peores circunstancias para caer en provocaciones.
Simón: Keith y Kevin se tiran al suelo dándose golpes y mi moreno no va de ganador. Como puedo me pongo de pie, me duele mucho el estómago y también una pierna, pero el dolor pasa a ser secundario.
—¡Suéltalo conchadetumadre!— grito, pierdo los estribos, me afirman por los brazos impidiendo que me acerque a ellos. Suelto mi guitarra sin quererlo, obligado por el fuerte dolor de mi brazo al torcerse.
— ¿Te gusta? — es el tipo de la cancha, el del puñetazo en la boca.
— ¡Suéltalo hijo de puta! Suéltalo y pégame a mí— sigo gritando a pesar de los golpes que me llegan en la cara, en las costillas y en todo el cuerpo. Esto va a terminar mal, todo era demasiado perfecto.
Mamá, si alguno va a caer a manos de estos bastardos que no sea Keith, que no sea, porque el arcoíris no puede caer del cielo.
No logro ver bien que sucede ni escuchar lo que se dicen, aun así, con todo el aire de mis pulmones, suelto la verdad.
—Déjalo tranquilo maricon culiao... — usar la palabra como insulto es algo que juré jamás hacer, pero a medio conciencia como estoy, es lo único que se me ocurre para cambiar de dirección su ira— Para la huea y asume que eres como nosotros... — saboreo la sangre en mi boca y escupo el zapato de uno de ellos antes de caer de cara al piso, es inútil, lo que haga es inútil, éramos demasiado felices y la vida sintió envidia. Simón estúpido, debiste correr como él te lo dijo, él que está debajo de Kevin recibiendo nudillos en sus mejillas siempre sonrojadas. Al que le pediste que defendiera un honor arcaico y que ahora te mira derrotado.
— ¡Kevin! — grito de nuevo, cuando la sangre en mis labios se funde con la tierra y el pie sobre mi espalda pisa más fuerte— Dile a tu tropa de hueones... que también eres gay.
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Simón y Keith
RomantikSimón: "...- ¿Qué te pasa Simón? - pregunta, regañando, aunque luego estalla en risa, acomodándose el cabello que ahora le cae mojado sobre la frente. No lleva sus anteojos y no sé si sea la luna, la oscuridad, el paisaje o solo mi cabeza. Es el chi...