6.☄

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— ¿Por qué le dices cebollita a nuestro bebé?

Ambos estaban desnudos, abrazados, al punto de casi fusionarse, tenían el cabello despeinado y una fina capa de sudor.

Para Yoongi era muy vergonzoso hablar sobre ciertos temas que amenazaban con su dureza, pero iba a compartir sus pensamientos, pero no hoy.

— Le digo cebollita porque quiero, ahora duerme.

— Pero...-

— Si no duermes ahora voy a comprar la ropa para redondos en tiendas on-line y no iremos mañana a ninguna parte.

— Pero hay una tienda de zapatos que tendrá varios descuentos y otra de ropa que...

Yoongi tomó el móvil de su mesita de noche y lo desbloqueó tapando la pantalla.

— Amazon, punto, com -canturreó.

— Buenas noches, buenas noches.

— Igualmente para ti cariño.

Al día siguiente, sentando con los pies hinchados y el semblante aburrido, esperaba Jimin a su novio para que saliera del probador, no pensó que éste iba a emocionarse tanto al punto de comprarse casi todas las tiendas. Con lo amargado que era Yoongi, se montó todo un espectáculo erróneo con maldiciones y amenazas de muerte, pensó que él estaría arrastrándolo por todas las tiendas y nunca se le pasó por la cabeza que la realidad sería muy distinta, incluso aún seguía impactado.

— ¡Hey! Idiota, presta atención, es muy lindo, ¿verdad?, bueno, de todos modos lo voy a comprar.

Jimin parpadeó sorprendido y se giró hacia su novio que ya estaba formando la fila para pagar, su corazón se derritió al verlo vestir un mono color rojo, era la cosita más linda que había visto sus ojos, sutilmente sacó su móvil y disparó una foto, su pareja giró con los ojos entrecerrados hacia él, le sonrió inocentemente y fui junto a él haciendo malabares para sostener todas las bolsas.

— Luego me lo envías.

— ¿Eh?

— La foto, —aclaró con un gesto obvio.

Las mejillas de Jimin se habían teñido de rojo, lastimosamente en Corea todos los móviles no se podían silenciar al tomar una foto, hizo un pequeño mohín con sus labios, él quería una foto para él solito, para cuando estuviese en el trabajo echarle un vistazo y sonreír como el tonto enamorado que era.

— Ahora entiendes como nos sentíamos Namjoon y yo, cuando tú y Seokjin arrasaban con las tarjetas de crédito.

— No es verdad, —chilló asustando a las personas que estaban a sus espaldas.

Yoongi encogió su rostro y sus ojos brillaron.

— ¿Me estás llamando mentiroso?

Asustado y conmovido negó rápidamente.

— No mi amor, no eres mentiroso.

— ¡Ah, ni creas que dormirás al lado mío hoy!

— Pero...

— Con el perro del vecino.

Ya les tocaba pagar, así que Yoongi se puso en frente de la cajera y dio una vuelta completa, para terminar tendiéndole la etiqueta que le había arrancado al mono rojo.

— Me molestaba en el cuello y se lo quité.

La chica asintió dudosa y le cobró la cantidad que mostraba en el pequeño papel, cuando salieron de allí arrastró a Jimin al patio de comida.

— Cebollita tiene hambre.

CebollitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora