Cebollita

☄

T r e c e

— Jimin, no podemos llevar tanto ramen instantáneo.

— Tu dices eso ahora porque quieres llevar más yogurt de plátano.

— Sabes qué, mejor tú haces tu compra y yo hago las mías.

Dio media vuelta y fue a por otro carrito. El primer pasillo que recorrería definitivamente iba a ser el de fiambres, desde lejos había divisado a unas chicas con muestras gratis de jamón serrano y no pudo evitar babear, quiso acercarse, mas su novio lo estiró hacia el pasillo de cereales, se olvidó momentánea de su deseo por jamón al tener que elegir el cereal.

— Yoongi...¿estás enojado?

— No.

— ¿Seguro?

— Te estoy diciendo que sí o acaso tienes dislexia auditiva.

Jimin hizo un mohín con los labios y se cruzó de brazos, estaba enojado.

— No me trates así.

— Lo siento, las hormonas.

Siguió su camino hacia el pasillo de fiambres, sonrió al ver el jamón serrano importado de España sobre las bandejas de plástico.

— Buenos días señor, deguste los nuevos sabores, que nos importa el paladar de nuestros clientes.

— Sí, sí,  —tomó la bandeja completa bajo la mirada sorprendida de la mujer.

— Señor no pue...-

— No se preocupe, solo quiero los jamones, ahora regreso.

Dejó el carrito a un costado y fue rápidamente a buscar una bolsa de plástico en la sesión de panadería, colocó todos los trozo dentro de una y regresó junto a la chica con la bandeja limpia.

— Muchas gracias, —dijo rápidamente dejando la bandeja de plástico, para segundos después salir corriendo de allí arrastrando su carrito.

— ¡Yoongi!

— Ahora no Jimin.

— Pero... -

— ¿Quieres? —sin siquiera esperar metió un trozo de jamón en la boca de su novio—, son gratis.

Jimin lo fulminó con la mirada antes de saborear la delicia en su boca, alzó el pulgar sonriendo con los ojos.

— Está deliciosa, ¿dónde hay más?

— En el pasillos se fiambres.

— ¿Ya no tienes más? —preguntó haciendo un mohín con sus labios acercándose a los brazos de Yoongi.

— No Jimin, eso no va a funcionar conmigo.

— Vamos amor, sale muy caro y tu lo tienes gratis.

— No, —lo apartó suavemente—, si me disculpas, debo seguir disgustado.

— ¡Eres tan malo!

— Lo sé cariño.