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C i n c o

— Vamos chocolate blanco, sonríe.

— No me jodas Jimin, esto es ridículo.

Su vientre de cuatro meses ya se notaba un poco, y su novio quería retratarlo por todos los rincones de la casa, aunque el ya lo había hecho nunca se lo diría.

— Por favor cariño, quiero agregar más fotos al álbum "redondo".

El rostro de Yoongi fue todo una partitura de una marcha mortal de combate, sus ojos desprendían fuego puro y sus manos parecieron crecer unos centímetros más como las uñas.

— ¿Redondo?

Jimin retrocedió unos pasos atrás, rascó su nuca con una sonrisa burlona.

— ¿Si?

— Vas a morir hoy Park.

Y así comenzó el juego de las atrapadas, Jimin corriendo por todo el departamento soltando chillidos y detrás suyo, Yoongi con un cable que sacó de la televisión.

— ¡Redondo es una metáfora, significa embarazo! —trató de explicar esquivando el chasquido del cable.

— Hoy no te salvas.

Logró atraparlo contra la pared, ambos estaban jadeando por aire, de pronto a Yoongi le pareció muy sensual el miedo que sentía Jimin por su mano enlazada al cable, así que la levantó y se mató a carcajadas cuando su novio chilló cerrando los ojos. Desocupó su mano para pegar las dos a cada lado de la cabeza ajena, intentó pegar todo su cuerpo, pero siempre terminaba rebotando por culpa de la cebollita.

— Maldición cebollita, —siseó entre dientes.

— ¿Cebollita?

— Dije gasolina.

Una carcajada aguda y llena de ternura los abrazó.

— ¿Llamas gasolina a nuestro bebé?

Yoongi quiso darse un golpe contra la pared, pero solo rodó los ojos y se dijo que ya no podía hacer mucho por la idiotez de su pareja.

— Sé que le llamas cebollita.

¿Cuál mejor vieja confiable que los besos?

Con un poco de esfuerzo, tuvo que estirarse y atrapar los labios de su novio, cuando pudo enredar sus brazos por su cuello lo estiró hacia él, obligándole a soportar la postura, oh no señores, Yoongi no sería el único en sufrir y él se encargaría sobre eso.

CebollitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora